martes, 31 de marzo de 2009

245. ESTAMOS EN EL CAMINO DE UNA NUEVA SOCIEDAD



Hoy quiero escribir algo un poco especial, acaso poco elaborado y sobre lo que tengo que profundizar, pero redactarlo, acaso a mi como a otras personas, me puede ayudar.
Empiezo.
A veces, cuando el miedo me atenaza, pierdo la perspectiva, Afortunadamente y probablemente por el tipo de educación que he recibido, esto no me ocurre muchas veces ni dura mucho tiempo.

Hace ya muchos meses que comencé a percibir la proximidad de la crisis, primero la española y más tarde la mundial. Mi reacción inicial fue de una mezcla agridulce, más agria que dulce, de gran preocupación, especialmente por la negación de la realidad y la ausencia de medidas para paliar las consecuencias del drama, con la certeza de que estaban a punto de nacer muchas oportunidades para quienes fueran capaces de verlas y trabajarlas.

Más tarde, según avanzaba la crisis, con la visión continuada del deterioro de la economía en todo el mundo y los efectos que en la vida de las personas se estaban comenzando a producir, casi he llegado a cercar mi pensamiento con un absurdo pesimismo, actitudes negativas y una improductiva propensión de enfadarme y gastar mi tiempo en culpar de lo malo a los demás.

Ahora, en estos momentos en los que la situación no está todavía controlada en Estados Unidos, cuando las grandes naciones están tratando, sin lograrlo, de ponerse de acuerdo para salir del agujero, cuando en todas partes, los problemas globales se están haciendo sentir con mayor crudeza en el día a día de las personas normales, he vuelto a pensar en positivo y a ver nuevamente la esperanza.

La vida es buena, es vida. Y como he recordado y tengo muy claro que, desde siempre, las grandes crisis han producido tiempos muchos mejores para los hombres y para las sociedades, he retornado al camino de la ilusión.

Es en las grandes crisis cuando se dan los saltos que nos aproximan, en una evolución darwiniana al Hombre Tendencial del casi olvidado Teilhard de Chardin o al aún poco conocido Hombre Vida de Marcos Rodríguez,

El progreso humano ha sido y será siempre doloroso. Hay mucho dolor en el cambio si lo que tenías piensas que era bueno. Cuesta mucho nacer a lo desconocido, a lo diferente y el esfuerzo que supone cambiar en la incertidumbre solo es soportable si se contempla en el marco de la evolución.

Ahora, en todo este marco, estoy comenzando a pensar, por cuanto veo que se ansía en todo el mundo, que está a punto de nacer, acaso ya naciendo, un nuevo modelo de sociedad, bastante mejor que el que, desde hace solo unos lustros, estamos viviendo. Creo que, afortunadamente, estamos ante la maravillosa oportunidad de participar y ver que participamos en el alumbramiento de una etapa de la sociedad global.

Y, me parece que empiezo a vislumbrar, con bastante agrado, los rasgos de la sociedad que, para bien, viene ya.

sábado, 28 de marzo de 2009

244. QUIENES SON LOS AUTÓNOMOS


A veces estoy ciego y olvido lo obvio. Lo siento y pido disculpas.

Llevo meses hablando y escribiendo, probablemente porque estoy enfadado, sobre “los autónomos”, y hasta ahora, que una lectora americana de este blog, en un afectuoso correo electrónico, me lo ha preguntado, no me había dado cuenta de que no todo el mundo sabe que son y quienes son los autónomos.

El autónomo o trabajador autónomo, es la persona que trabaja por cuenta propia, libremente, que es ella misma su propia empresa y que actúa cumpliendo los requisitos que la legislación exige para el ejercicio de su actividad profesional.

Las normas legales en España exigen a una persona, para ser trabajador autónomo, como mínimo, una licencia fiscal y, normalmente, el alta en un régimen específico de la seguridad social. El ejercicio de algunas profesiones liberales puede exigir además de la licencia fiscal, la colegiación (tener el Título y estar inscrito en el Colegio de Abogados, Médicos, Arquitectos, etc.).

Son autónomos las personas que trabajan por cuenta propia, a las que nadie paga un salario al final de cada mes. Suelen serlo los fontaneros, los pintores, los sastres y los taxistas, también lo son con frecuencia los abogados, los médicos, los arquitectos, los sicólogos y muchos consultores. No escapan a esta condición los vendedores y los periodistas, los escritores y los radialistas, los escultores, los músicos y otros muchos artistas. Los dueños de los comercios de abarrotes, de ropa, de tiendas de muebles, de boutiques, o de puestos de helados y hasta lo son conocidos empresarios. Todos con una misma condición, tienen licencia fiscal y cotizan al régimen de autónomos de la seguridad social.

No son legalmente autónomos quienes no pagan licencia fiscal y no están cubiertos por la seguridad social o inscritos en un colegio profesional, es decir, quienes no pagan al fisco.

Evidentemente, la mayor parte de la economía española, al igual que en cualquier parte del mundo, está basada en el trabajo de los autónomos.

Como es lógico, los gobiernos tienen mucho cuidado con este tema porque es vital para los presupuestos de las administraciones públicas, contar con la contribución de las licencias fiscales, las cotizaciones y los impuestos de los autónomos.

Quienes no pagan, legalmente, hagan lo que hagan, son nada. Primero se les persigue para que paguen, luego, si “se dan de baja como autónomos” no pueden trabajar ni recibir, por supuesto, subsidio de paro.

En la época en que vivimos, lo normal sería que el Gobierno y las administraciones públicas protegiesen, dando algunas facilidades, a los autónomos para que pudieran seguir trabajando legalmente. Sin embargo, como los políticos quieren mucho dinero para sus gastos, no solo no hacen nada sino que incrementan la vigilancia para seguir cobrando.

¿Qué esta pasado con los autónomos? Algo muy sencillo, para no pagar lo que exigen los muy honestos, prudentes y listos políticos y sus funcionarios, se están “dando de baja”, están dejando legalmente de ser autónomos.

En unos meses han dejado de serlo miles de autónomos, cada día hay menos y al paso que vamos habrá muy pocos. El gobierno, con una absolutamente alocada conducta está matando el tejido social de los autónomos.

¿Qué van a hacer, qué están haciendo los autónomos? Muy sencillo, van a aceptar el ser legalmente la nada, pero van a seguir trabajando para seguir viviendo.

Eso sí, se van a declarar pobres para cobrar subsidios, no van a tener cuenta en los bancos, no van a pagar impuestos, hablarán pestes contra todos los políticos y estarán en contra de cualquier gobierno mientras se construye y consolida una nueva economía informal al margen del orden establecido.

En resumen, los autónomos actuales son el germen de un nuevo modelo de sociedad en el que cada ciudadano tendrá que arreglárselas como pueda porque la sociedad, gracias al buen hacer de sus políticos, a los que hay que agradecer todo porque saben de todo más que todos, habrá renunciado a la posibilidad de mantener, para todos, un cierto orden legal y un mínimo de bienestar.

lunes, 23 de marzo de 2009

243. A FAVOR DE LA ECONOMÍA INFORMAL


Estoy enfadado, muy enfadado con el Gobierno de España y con los políticos que rigen el Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos: Además de no arreglar lo que no pueden arreglar, están empeñados en facilitar la destrucción del trabajo de los trabajadores autónomos y en enviar a muchos de esos autónomos a la economía informal.

Es un hecho el que cuando las personas necesitan, de verdad y con urgencia, ganarse la vida, piensan qué saben o qué pueden hacer e inmediatamente se ponen a hacerlo.

Creo que solo es propio de políticos y funcionarios el exigir a alguien, cuando ese alguien necesita dinero para comer, que se ponga a estudiar los requisitos legales que hacen falta para “darse de alta”, como trabajador autónomo.

Es absurdo pretender que alguien dedique el tiempo “normal” que hace falta para reunir papeles “ imprescindibles”, que no trabaje sin pagar las licencias “que correspondan” y que, luego de gastar el dinero que no se tiene y de esperar los días que no se pueden esperar, ese alguien se ponga a trabajar.

Evidentemente eso es lo que pretenden los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y el Estado, que están regidos por políticos y funcionarios, todos con derecho a sueldo fijo cada final de mes.

Me parece que está muy bien cobrar impuestos, que es bueno conseguir que todo el mundo apoquine para cubrir las necesidades sociales de “los que saben”, de los políticos, por ejemplo, sus coches de lujo, sus despachos hermosos, sus viajes a Siberia, sus trajes, sus comidas y sus otros muchos e insignificantes gastos.

Hoy nadie puede negar, ni siquiera el caradura mayor de los mentirosos, que está bajando rápidamente el censo de “autónomos” y que, al paso que vamos, esas gentes pueden llegar a ser en una especie más que protegida.

Afortunadamente, hay cada vez más hombres y mujeres que trabajando por libre, como buenamente pueden,aún en la ilegalidad, siguen trabajando. Muchos, al tener menos trabajo, e ingresar menos dinero han tenido que “darse de baja”, para no pagar a la Seguridad Social. Además, en la economía informal no hay retenciones en los ingresos y se puede bajar el precio a los clientes cobrando sin IVA.

Es cierto que esas gentes, como afirman los políticos, “a la larga ellas mismas se perjudican”, porque no cobrarán al jubilarse pensión de ministro (la pensión que cobrarían si pagasen, es la que es, por ello, que baje un poco el subsidio no es motivo de angustia adicional).

Ante estos hechos y dado que el número de autónomos va a seguir bajando y bajando, se va a tratar de tomar medidas serias. Los políticos van a amenazar a todo el mundo, van incrementar “las inspecciones” y, sobre todo, van a tratar de conseguir que todo el mundo, tenga o no dinero, pague impuestos para cubrir sus necesidades prioritarias, es decir, sus coches, sus despachos, sus viajes, sus asesores, etc.


¿Solo eso? No, las cosas irán a peor.

El Gobierno dice que los desempleados van a cobrar el subsidio de paro hasta que tengan, dentro de años, un buen trabajo, el que realmente se merecen, por cuenta ajena. Pero como el dinero del paro es escaso y, se puede acabar, la gente se va a poner a poner a trabajar y lo va a hacer (como ya se hace en muchos sitios) con bondadosos gobiernos socialistas, cobrando o no cobrando de la seguridad social, sin papeles, sin permisos, sabiéndolo todo el mundo y sin decírselo a nadie, en la economía informal,

Creo que lo sensato sería no plantearse atacar a la economía informal, no pensar ni por un momento que es “competencia desleal”, que hay que perseguir a la gente para proteger a los autónomos y a las pequeñas empresas (a las que no pagan las administraciones públicas gestionadas por políticos), que por ahora son legales.

Lo sensato, en mi opinión, sería bajar los costes de la seguridad social, dar a los autónomos una moratoria de uno o dos años sin pagar cuota alguna. Eliminar las retenciones a cuenta del impuesto sobre la renta, vincular el IVA al cobro de las facturas, eliminar tasas municipales y no olvidarse, los ayuntamientos, de pagar a quienes deben dinero. Eso, al menos, evitaría problemas a las personas y haría crecer mucho menos rápido la economía informal.

Sin embargo, como la realidad es la que es, me aventuro a pensar, casi con alegría, que el escenario más probable a medio plazo incluirá, durante muchos años, una poderosa economía informal, contra la que será casi imposible luchar sin enormes costes en votos. Y será hasta bueno que las Administraciones Públicas no puedan pagar, por falta de recursos, tonterías que solo los políticos consideran importantes.

Acaso, al igual que en Estados Unidos, en España, empiece pronto a ser apreciado el objetivismo de Ayn Rand.

miércoles, 18 de marzo de 2009

242. A MI TAMPOCO ME PAGAN

En estos tiempos, cuando te debe dinero alguien que depende del presupuesto de una Administración Pública, debes hacerte a la idea de que, seguro, no te pagarán a tiempo, que probablemente no recibirás el dinero hasta pasados muchos meses y que está dentro de lo posible que no te paguen nunca.

Como esto lo tengo claro, no me ha escandalizado en exceso el que en la Universidad Complutense de Madrid, a pesar de las buenas intenciones de todos, el órgano responsable de los cobros y pagos, para poder pagar las nóminas de la Universidad haya optado por no abonar sus honorarios a quienes han prestado o están prestando servicios profesionales a la digna Institución.

Por razones múltiples que no son del caso, no me preocupa personalmente cobrar antes o después algunos euros. Sin embargo, me angustia pensar que la Universidad, por no poder pagar a sus proveedores, se vea obligada a corto plazo a dejar de ofrecer programas que, con rentabilidad clara, inciden positivamente en el prestigio de la Institución.

Y, lo que es peor, me angustia pensar que, cientos de alumnos, españoles bastantes y extranjeros muchos, que han pagado religiosamente miles de euros, ante el incumplimiento del contrato que la Universidad tiene con ellos para darles las clases previstas en sus programas, no solo se lancen a difundir el problema en los medios de comunicación del mundo entero o que incluso entren en la locura de demandar ante los tribunales de justicia, hasta personalmente, a los causantes del problema.

Esto sí me preocupa, me preocupa mucho por los efectos que las malas prácticas, aunque sean aisladas, pueden tener en el prestigio de la Universidad y, especialmente en el de sus autoridades y docentes.

Por todo lo anterior, nada me gustaría más que la persona responsable de los cobros y pagos de la Universidad Complutense, pagase los servicios profesionales de las personas que, con su trabajo, contribuyen a generar recursos y, en consecuencia, a pagar las nóminas de la Universidad, incluida la del responsable de los cobros y pagos de la Institución.

domingo, 15 de marzo de 2009

241. ABORTO, INFAMIA Y LOCURA


El aborto es, aún el natural y no provocado, una inmensa desgracia.

El aborto supone, para un niño o una niña, algo tan terrible como es el perder la vida sin haber nacido.

El aborto es, para la mujer que aborta, un puñal clavado en el alma toda la vida.

El aborto, para el padre que lo vive, es un sabor amargo que empaña los recuerdos y retuerce sin descanso, siempre, las entrañas.

El aborto, aún el natural o no provocado, es, para las familias la pérdida para siempre del hijo, el hermano o el nieto que, antes de llegar, se ha ido.

El aborto, es para la humanidad, el triste drama de perder, además de una vida, el tronchar la existencia de cientos, miles o millones de vidas.

El aborto, aún el natural, el del hijo esperado es, lo se bien, sin duda alguna, una inmensa desgracia.

Y mayor y más terrible desgracia, para la madre, para el padre, para la familia, para la sociedad entera, es el aborto provocado, el criminal asesinato de una persona indefensa a la que se quita la vida.

Por ello, cuando veo que ahora, en España, desde El Poder se trabaja para quitar obstáculos a la desgracia del aborto pienso que estamos en una sociedad enloquecida.

Cuando yo era niño y desde siempre quizá, cuando la hipocresía de la sociedad hacía del hijo nacido fuera del matrimonio una tremenda infamia y que marcase, destrozando su vida, a la mujer que lo hubiera concebido, comprendo que, en todos los pueblos de España, en la clandestinidad, eligiendo con inmenso dolor entre el futuro de dos vidas, la solidaridad femenina y el saber popular, con inmenso riesgo, cortase la vida de muchos niños.

Había que ser muy fuerte y querer mucho al niño no nacido para afrontar, toda la vida, la mujer, el niño y la familia, “marcados por la infamia”. Comprendo que el aborto, entonces, para muchas personas, fuera acaso la elección menos mala entre dos tremendas desgracias.

Hoy, sin embargo, cuando por fortuna, no existe la vieja hipocresía, cuando no es relevante para los hijos la relación que pudo haber entre sus padres, cuando es normal que haya mujeres que para tener para ellas solas su hijo busquen y encuentren quien, sin mediar amor, les deje embarazadas, cuando hay cada vez más parejas que no pueden tener hijos y han de esperar, recorriendo el mundo, años y años, para adoptar un niño, es cuando se intensifica en la sociedad la facilidad para abortar y el número de abortos.

Realmente estamos en una sociedad enloquecida.

Si estuviésemos en otra época, quizá habría ya muchas voces diciendo que Dios se puede estar cansando y que se aproximan tiempos de grandes desgracias.

Ahora, con el convencimiento optimista de que los seres humanos, por naturaleza, además de conciencia, tenemos sentido común, cuando reflexiono sobre la crisis que azota el mundo y especialmente sobre el cómo será la sociedad de la próxima generación, pienso que una de las cosas que nuestros nietos no tolerarán, aunque solo sea para tener quien les proteja en la vejez, es la locura del asesinato masivo y despiadado de sus hijos y de los hijos de sus hijos.

jueves, 12 de marzo de 2009

240. 11 DE MARZO, ES MUY PRONTO PARA OLVIDAR



He pasado el día de ayer recordando sin parar el mismo día terrible de 2004.


Las imágenes de la tragedia, los rostros de los heridos, el saber de los muertos y el dolor de las familias, al igual que a muchos, a muchísimos españoles, me ha golpeado una y otra vez a lo largo del día.


Hoy, en mi mente, se han abierto las heridas que abiertas hace cinco años aún no se han cerrado en mi alma. Muertos y heridos, familias rotas, tragedias que nos acompañan.


Y, en medio del drama, el otro drama, el maldito éxito de quienes pusieron las bombas para cambiar España.


No, no podemos ni debemos olvidar. No podemos olvidar y, menos aún, perdonar a quienes tuvieron la idea, a quienes pusieron las bombas ni tampoco a quienes se lucraron de la sangre derramada.


Han pasado cinco años, demasiado poco para apagar tanto dolor.


Creo que solo cuando todos los criminales lo paguen, acaso, solo acaso, podré como muchos españoles, sin perdonar nunca el dolor de aquel día, comenzar a olvidar.

miércoles, 11 de marzo de 2009

239. LOS SINDICATOS TRABAJAN PARA SOLUCIONAR LA CRISIS



Para empezar, diré que no tengo ninguna duda sobre la contribución positiva que los sindicatos han hecho a lo largo de su historia y especialmente durante la segunda mitad del siglo XX al desarrollo de la economía y de la sociedad.

Sin embargo, en los prósperos comienzos del siglo XXI y especialmente en los muy duros momentos que actualmente estamos comenzando a vivir, creo que, al menos en España, los dos grandes sindicatos, el socialista UGT y el que parece vuelve a ser comunista CCOO, al igual que tantas instituciones del pasado, se han anclado en el ayer y corren el riesgo, por hacerlo así, de perder prestigio en la sociedad y encontrar el camino para desaparecer.

Solo quien no tiene futuro afronta los problemas del presente con los métodos del ayer y, lamentablemente, a eso parece que se inclinan los líderes que controlan el sindicalismo español.

Los sindicatos, con una afiliación que no alcanza el 10% de los trabajadores, que carecen de presencia en las pequeñas empresas, que desconocen el trabajo autónomo que se financian del presupuesto del estado, en lugar de reflexionar sobre el cómo contribuir a solucionar la depresión económica y trabajar en ello, se preparan para profundizar la crisis mediante la generación de tensiones y, sobre todo, para incrementar la tensión social.

La gran contribución sindical a la solución de la crisis parece que va a ser, en el corto plazo, cargar las culpas de cuanto ocurre en el mundo sobre todos los cielos e infiernos, multiplicar protestas, organizar manifestaciones y hasta una huelga general para, según parece, conseguir que “otros” que no son ellos, mantengan dentro de las empresas y de las administraciones a empleados que no tienen trabajo que hacer y que, además, se contrate a más personas para que hagan nada.

Los sindicatos tienen claro que, para defender y crear mas empleo, hay que mantener, a toda costa, las trabas y los costes que hacen del empleo en España uno de los caros de Europa.

Los sindicatos, en pro de la solución del desempleo creciente, olvidando que las administraciones autonómicas y locales no tienen dinero para pagar a sus acreedores, van a pretender que sean estas las que incorporen personal a sus plantillas y que, por supuesto, con el incremento de personal que puedan conseguir, se aumente el número de sindicalistas liberados para trabajar en los sindicatos.

Los sindicatos, para mal de todos, también para ellos, se pueden encontrar, a muy corto plazo con falta de dinero para pagar las nóminas de sus funcionarios y no parecen haber pensado en reducir gastos, en contribuir a mantener la eficiencia de las administraciones públicas y de las empresas renunciando, aunque solo sea temporalmente, a horas sindicales.

Los sindicatos parecen creer, como era en el pasado, que el empresario español necesariamente tiene que emplear más gente en España, que la protección del empleador tiene que ser, como era en la casi olvidada dictadura, la más fuerte de Europa y que la financiación de los sindicatos, como cuando eran verticales, es obligación del gobierno con el dinero público que pagamos todos.

Lástima.

lunes, 9 de marzo de 2009

238. EL PODER DE LAS PALABRAS



Ayer por la mañana después de misa, a la salida de la iglesia, bajo un sol precioso, estábamos hablando uno de mis hermanos, mi madre y yo cuando una señora se acercó muy decidida a mi madre y con un tono que destilaba aprecio le preguntó cómo se encontraba.

Mi madre, apoyada en su bastón, con su más amplia sonrisa, respondió que muy bien, que no se podía quejar y que, a fin de cuentas, a pesar de algunos achaques estaba muy bien.
Entonces, la buena señora, para terminar de animarla añadió: “Entonces, en pocos días dejarás el bastón...”

Mi madre, rápidamente, sin pensarlo, respondió: “De eso ni hablar, por ahora no pienso marcharme, como decía mi marido, al otro barrio”.

El susto azorado de la amable señora solamente lo pudieron apagar con muchas risas afectuosas de mi hermano, mías, de mi propia madre y de la buena señora, cuando nos dimos cuenta de la interpretación, absolutamente tremenda que de la expresión de buenos de la señora había hecho mi madre que, por otra parte, no suelta jamás el bastón porque tiene pánico a que una caída fatal.

Luego, en el coche, cuando aún me reía, pensé en los problemas que a veces causan errores tontos en la comunicación humana y, durante un rato, no pude evitar el pensar en serio.

domingo, 8 de marzo de 2009

237. CUARENTA AÑOS DE MATRIMONIO


Mamen y Antonio, Antonio y Mamen, han celebrado ayer el cuarenta aniversario de su boda.
Mi felicitación más encarecida, para los dos, para sus hijos, para sus nietos, para su familia y para todos cuantos les conocemos, por su amor.

Hace cuarenta años Mamen y Antonio, como se hacía entonces, proclamaron al mundo que estaban enamorados, que querían vivir juntos, tener hijos, crecer y estar unidos para siempre. Por ello, solemnemente, en una iglesia llena de luces, repleta de flores y saturada de ilusión, se casaron, prometiéndose, en lo bueno y en lo malo, fidelidad y amor.

Cuarenta años dan para mucho: Tiempos buenos y menos buenos, tiempos razonables y tiempos muy, pero que muy malos. Alegrías bastantes, tristezas muchas, preocupaciones todas. Diferencias de criterios, posiciones encontradas, cansancio, oportunidades todas para hacer crecer el amor y caer en el desamor.

Antonio y Mamen en Marzo de 1969 estaban enamorados. Lo se bien, pero estoy seguro de que su amor hoy es mucho mayor, más fuerte, más completo y más pleno que entonces. Ha atravesado la torrentera de la vida y tiene frutos que estarán con ellos para siempre.

Muchas felicidades otra vez, y esta con mi recuerdo también para Paco y Antonio, los hombres que os dieron la vida e hicieron, con vuestras madres, de vosotros, lo que hoy sois.
Antonio, Mamen, os quiero, os queremos mucho.

domingo, 1 de marzo de 2009

236. UNA PREVISIÓN QUE ME GUSTARÍA NO ACERTAR



Según pasan los días, para salir de la crisis actual, se multiplican, en todo el mundo, las emisiones de deuda pública. Probablemente es la única solución para reactivar la economía.

Sin embargo, creo que una vez nos empecemos a recuperar de la crisis actual, a partir de 2012 o 2013, el panorama económico mundial será mucho más desolador que el ya muy áspero de este año 2009.

Es absolutamente seguro que, como ha ocurrido muchas veces en la historia, el Imperio Español, Alemania, Italia o Argentina son ejemplos relevantes, los Estados Unidos, la Unión Europea o China no podrán pagar la deuda pública que han emitido hasta ahora y la que emitirán entre 2009 y 2012.

Para remediar este problema, los Estados recurrirán a la misma fórmula que casi todos han usado en el pasado. La deuda se transformará en deuda perpetua, al uno, dos o tres por ciento y simultáneamente de emitirán billetes de banco o dinero virtual, es lo mismo, en todas partes y en cantidades ingentes. La inflación será al principio de dos y llegará a los tres dígitos.

El dinero valdrá cada vez menos durante unos años, hasta que llegue a valer nada. Al final del proceso se habrán arruinado los poseedores de dinero, la seguridad social (sería lo mismo si el sistema hubiese sido el de capitalización), los tenedores de papel y todo el que en el mundo no haya colocado su dinero en bienes tangibles, pero, ni los estados ni los ciudadanos del mañana, tendrán sobre ellos la carga de la deuda.

Ese será el momento en que habrá que volver a luchar contra la inflación...etc,etc. y el mundo volverá a vivir el trauma de la estabilizaciones. No será mucho tiempo y v volverá a generarse riqueza y bienestar. Solo que el mundo habrá visto mucho dolor en el camino.
Es evidente que habrá de inventarse una nueva forma de cuidar a los mayores o de cubrir la sanidad cuando los actuales sistemas públicos no lo puedan hacer, pero esto se salvará de una u otra forma, no es relevante. La sociedad siempre ha encontrado fórmulas para resolver los problemas graves.
¿Importa algo que se haga realidad este pronóstico?


Creo que es tan duro el escenario que se presenta que nadie, ni los gobiernos ni los sabios de la economía y de las finanzas, por el pánico que les produce, se atreven poco a pensar en ello y, menos todavía a expresarlo con palabras.


Nota:
Los Estados Unidos de Norteamérica es el único país que, hasta ahora, siempre ha hecho honor a su deuda. El resto de los grandes países también cumplieron con rigor hasta que se vieron obligados a dejar de hacerlo.