lunes, 9 de agosto de 2010

334. POR EL RETORNO DE LOS JUICIOS DE RESIDENCIA



La decepción de los ciudadanos sobre la eficiencia y la honradez de los políticos, originada en parte por el desacierto de estos en la gestión de la cosa pública primero y por los casos de corrupción que, reales o inventados, llenan los medios de comunicación.
Todo hace pensar que la clase política puede puede estar poniendo en peligro no solo su poder en la sociedad sino la misma democracia.

La situación, aunque detestable y compleja, no es nueva, se produjo en la Europa de los años treinta del siglo pasado y se ha producido muchas veces a lo largo de la Historia, por ello, la sociedad ha buscado y encontrado en las distintas épocas buenas y malas soluciones al problema.

Una de ellas, acaso la más eficiente y más temida por los políticos de todos los tiempos, está en la conciencia colectiva de cuantos somos herederos del Derecho de Castilla: es la puesta nuevamente en vigor, con no demasiados ajustes, de los Juicios de Residencia.

En esencia, este instrumento jurídico, que se mantuvo en vigor en España hasta 1799, consistía en un procedimiento judicial al que se sometían todas las personas que desempeñaban cargos públicos al término de su gestión.

En el Juicio de Residencia se revisaban las actuaciones llevadas a cabo durante el período de gestión del servidor público, se escuchaban los cargos que cualquiera tuviese en su contra y hasta que no concluía el juicio, con la absolución la persona juzgada, esta no podía acceder a un nuevo cargo público. Las condenas podían ir desde multas más o menos cuantiosas hasta largas penas de cárcel.

Pienso que el desgobierno y la enorme corrupción de la época de Carlos IV fue la oportunidad para que los políticos de aquel tiempo eliminasen los últimos frenos a sus locuras aunque curiosamente no de atreviesen a eliminar los Juicios de Residencia en América.

Evidentemente los políticos españoles es poco probable que acepten ahora pasar el trance de rendir cuentas de sus acciones mediante los Juicios de Residencia pero, si lo piensan bien, para cualquier persona, incluso para un político, es preferible ser juzgado y absuelto por un tribunal que llevar, toda la vida, el estigma de la peor de las sospechas.

Por todo ello, creo que valdría la pena pensar en volver a instaurar los Juicios de Residencia en para juzgar y absolver a la mayor parte de los políticos que tenemos en España.

domingo, 1 de agosto de 2010

333.MARÍA DEL CARMEN MELGAREJO ENRIQUEZ DE LA ORDEN


Doña Carmen Melgarejo Enríquez de la Orden, como siempre, con tranquilidad y buen hacer, ha dejado este mundo para comenzar, en el Cielo con su esposo, Don Francisco Jarava Aznar una nueva vida.

Carmen ha sido para mí el mejor ejemplo del saber ser y del saber estar. Integraba en su personalidad la elegancia culta de la gran ciudad y el arraigo a lo real de la señora de campo que asume siempre la más responsable autoridad.

Carmen, siempre la misma, en su casa de Martínez Campos, en la de la Solana, en las Chimeneas, en el Puerto de Santa María, en todas partes, ejerciendo de esposa, de madre, de suegra, de hermana, de abuela, de tía, de amiga, ha sido una alegre, amable, culta y tranquila que ha hecho, con su propio y permanente esfuerzo, la vida más fácil a todos los suyos y a cuantos hemos tenido el honor de conocerla.

Desde el dolor por su partida y mí más sentido pésame a todos sus deudos, pido a Dios Padre, que está en el Cielo, para Doña Carmen Melgarejo Enríquez de la Orden, el descanso eterno.