viernes, 26 de noviembre de 2010

355. ESO DE SABER LEER Y ESCRIBIR TIENE SU AQUÉL

Aunque lo sospechaba, hasta ahora no me lo había creído del todo: Hay personas que habiendo cursado estudios secundarios siguen siendo analfabetas.

He leído en el periódico La Razón de La Paz (Bolivia), que un estudio de la Universidad Católica Boliviana ha detectado, en alumnos que cursan el primer semestre de sus carreras, que “la mayoría ha ingresado con una capacidad básica y suficiente para leer textos cortos y sencillos y que posee dificultad para expresar opiniones escritas”, pero que no es capaz de de comprender textos complejos y lo son aún menos para expresar por escrito sus propios pensamientos.

Es decir, en Bolivia hay un significativo número de alumnos que llegan a la universidad prácticamente analfabetos, no saben leer ni escribir. Bien es verdad que estos alumnos, poco a poco se alfabetizan y pueden llegar a obtener un buen rendimiento académico.

Claro que, en Bolivia, hay muchas personas que con su título de secundaria por no haber aprendido a leer y escribir en el colegio, son y seguirán siendo analfabetas toda su vida.

Y, ¿Qué pasa en España? Pues, la verdad es que no lo se, pero no me extrañaría nada que esté sucediendo algo parecido. A fin de cuentas, eso de saber leer y escribir, nos pongamos como nos pongamos, tiene su aquél.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

354. YA PODEMOS ACOSTÚMBRANOS, LO NORMAL ES QUE LOS CHINOS MANDEN Y MANDEN MUY PRONTO EN EL DINERO Y EN EL BIENESTAR DEL MUNDO



En números aproximados, los habitantes de China son 1.350 millones, casi el 20% de la población mundial. Uno de cada cinco terrestres es actualmente chino.

En la Unión Europea vivimos, en 4 millones trescientos mil Kilómetros cuadrados, 500 millones de personas, un nada despreciable 7,3% del total mundial. Los 320 millones (4,6% del total del mundo), de norteamericanos viven en 9,800 millones de Kilómetros cuadrados, lo que no está nada mal.

Los rusos son solo 140 millones (el 2,3%), y su tierra tiene nada menos que 17 millones de kilómetros cuadrados, casi el doble que la suma de China e India.

Y ahora, hablando de la riqueza del mundo, vamos a ver que sucede con el PIB de estos países: 40.000$ multiplicados por los 320 millones de americanos, resulta que el PIB total es de unos 12.800.000 millones de dólares; los 25.000$ multiplicados por los 501 millones de europeos, nos da que el PIB total de Europa es nada menos que 12.525.000 millones de dólares. Curiosamente, los poquitos 6.000$ de cada chino, multiplicados por los 1.350 millones que son los chinos, nos dan un PIB total de 8.100.000 millones de dólares,

Es decir, Europa y Estados Unidos son prácticamente igual de ricos y la pobre  China se queda un 35% por debajo de los dos grandes, pero si cada chino llegase a ser la mitad de rico que un europeo (aunque ya sabemos que no existe el rico promedio), si llegase a unos modestos 12.500$, resultaría que China sería 4.075.000 millones de dólares más rica que los hoy muy ricos Estados Unidos.

Por tanto, quejarnos tanto tiene poco sentido, los ciudadanos tenemos que ponernos a pensar, como seguro que piensan y piensan mucho, los líderes norteamericanos y algunos de los europeos, que si Estados Unidos y Europa quieren seguir liderando el mundo, algo habrá que hacer porque, lo normal, si no hacemos nada, es que en muy poco tiempo por la lógica del sentido común, en el dinero y en el bienestar del mundo, van a mandar y muy pronto, los chinos

miércoles, 17 de noviembre de 2010

353. RAFAEL GONZÁLEZ GONZALEZ - CHAMORRO


El jueves 11 de noviembre murió en Sevilla D. Rafael González González - Chamorro y, desde ese día, lleno de dolor, he tratado sin conseguirlo, de escribir algo que pudiera reflejar lo que él fue en la vida y lo mucho que le he querido.

Decir que Rafael, el tío Rafa, era un leonés que amando a su tierra adoraba Andalucía, que era químico y que una explosión lo llevó al borde de la muerte, es mucho y decirlo casi nada.

Explicar que, cuando lo sabía todo sobre cómo pintar aviones, porque era bueno, aceptó dejar su oficio para ocuparse de las difíciles relaciones laborales de su empresa, Construcciones Aeronáuticas, cuando esta era una de más castigadas por la tensión social en la Sevilla de los años setenta y luego dejar Sevilla para hacer lo mismo, muy bien, en Madrid, es mucho y decirlo casi nada.

Contar que Rafael, el tío Rafa, me hizo conocer la Feria de Sevilla, que estuve con él durante muchos años en el Real de la Feria y que me enseñó a saber estar en su caseta y en muchas otras casetas, es mucho y decirlo apenas nada.

Recordar que Rafael, el tío Rafa, en los años en que nadie viajaba, con un rosario en el bolsillo, rezando siempre, arrastrando su miedo a volar, estaba días y días en América, en Asia, en Europa o por España, es mucho y decirlo nada.

Ver en el recuerdo a Rafael, al tío Rafa, ejercer de marido, de padre, de hermano, de tío, de colega y de amigo, es mucho y el decirlo una brizna de nada.

Relatar los tiempos de ilusión, de  alegría, de salud y de gran amor o los tiempos de dolor, de tristeza, enfermedad y desamor de Rafael, del tío Rafael, es sentir mucho y el decirlo nada.

Reflejar las imágenes de Rafael, del tío Rafa, y sus palabras de muchos días, de muchos años,  que se mezclan en el desván de mi memoria en un cúmulo de vida en el que priman  la limpia normalidad de las ideas sensatas, el cariño sincero, las convicciones profundas y el saber estar, es decir mucho y acaso, para quienes no le conocieron, decir nada.

Rafael González González – Chamorro, el tío Rafa, ha muerto el 11 de noviembre en Sevilla pero,  por haber sido como ha sido, en mi corazón, seguirá siempre vivo y estará presente cada una de mis noches y cada una de mis mañanas.

Mi más sentido pésame a la tía Marisol, a sus hijos, mis primos, a sus nietos y a todos cuantos han sentido el dolor de la muerte de D. Rafael González González- Chamorro, el tío Rafa.

lunes, 8 de noviembre de 2010

352. TRABAJO FIJO Y TRABAJO FIJO DISCONTINUO




Cuando a una persona que trabaja en una empresa con un contrato temporal esta le ofrece un “contrato fijo” normalmente siente una gran satisfacción y lo celebra. Esta persona sabe que tiene trabajo asegurado de forma indefinida y, si las cosas son normales, tendrá la tranquilidad que supone el disponer de una cantidad de dinero fija al final de cada mes.

Lo más importante del “trabajo fijo” es la estabilidad en el empleo, la continuidad y la seguridad, todo lo contrario a la inseguridad y a la incertidumbre que acompaña el trabajo temporal por cuenta ajena e incluso el trabajo autónomo o por cuenta propia.

Dentro de lo que es el trabajo fijo, en España existe una modalidad extremadamente interesante que es el trabajo “fijo discontinuo”, que se materializa en un contrato por el que el empleador se compromete con el empleado a que este, durante unos meses al año, todos los años, tenga un trabajo fijo y que cuando pase n estos meses el empleado salga de la empresa para estar por completo fuera de ella hasta que, al siguiente año, vuelvan a ser necesario su trabajo en la empresa.

Poseer un contrato “fijo discontinuo”, aunque peor que un “trabajo fijo” a secas, es bueno para el empleado por cuanto asegura que todos los años, mientras la actividad de la empresa sea normal y el empleado cumpla con su trabajo, este va a tener la seguridad de estar trabajando y generando derecho a prestación de desempleo para el tiempo en que haya de estar sin trabajar en la empresa.

Evidentemente, para una empresa en la que la carga de trabajo se concentra en una época del año, como es el caso de la hostelería en la Costa del Sol durante los meses de abril a octubre o, en el mismo sector, entre noviembre y marzo en zonas de nieve, es una magnífica solución tener empleados fijos discontinuos, pueden tener buenos empleados, los mismos cada año, durante los meses que los necesitan y no tener que pagar salarios ni seguros sociales durante los meses cuando baja o no hay negocio.

Como es lógico, para las personas que no pueden consiguen, porque no quieren o porque no pueden, conseguir un trabajo fijo pero sí un trabajo fijo discontinuo y no quieren o no pueden estar sin trabajar durante los meses de inactividad de su empresa, la mejor solución sería tener otro trabajo “fijo discontinuo” en otra empresa que tenga un ciclo de actividad diferente. Es decir, trabajar durante una parte del año en un hotel la costa y otra parte del año en otro hotel en la montaña.

Claro que esto es más que complejo, se hace difícil compaginar el trabajo con la vida familiar y no es sencillo cambiar cada pocos meses de entorno social. Incluso, dado que, además, en las empresas que operan cada año solo unos meses la actividad, mientras la tienen, es muy intensa y el trabajo es muy duro, tanto que mientras este existe los empleados se puede decir que “viven para trabajar”. Por ello, la realidad es que la mayor parte de las personas que tienen contratos “fijos discontinuos” trabajan durante unos meses y dejan de hacerlo el resto del año. Por otra parte aunque mientras trabajan el sueldo suele ser bastante bueno es claramente insuficiente para vivir todo el año. Mala cosa ¿Verdad?

Por otro lado, curiosamente, la mayor parte de las personas que han tenido la fortuna de acceder a un trabajo fijo, al menos mientras son jóvenes , suelen tener muy claro que aún siendo “fijas” o “fijas discontinuas”, si se les presenta la oportunidad de cambiar a otro trabajo donde las condiciones sean más favorables, no dudarán en dejar el trabajo “fijo” o “fijo discontinuo”, para marcharse a otros en los que también esperan “estar fijos” o al menos “fijos discontinuos”. Es decir, que el compromiso de estabilidad en el empleo es solo para una parte, para el empleador y no para el “empleado fijo” o fijo discontinuo”.

Cuando pienso en los problemas humanos y en los problemas de gestión de personas que inexorablemente aparecen cuando las empresas no pueden mantener una plantilla estable todo el año y los empleados pasan meses en el paro, siento espanto.

Por ello, creo que sería extremadamente importante que las empresas serias, esas a las que les importa la calidad, el servicio al cliente y que tienen clara la importancia del factor humano y en las que la naturaleza de su negocio exige la discontinuidad, hicieran un esfuerzo imaginativo en pro de la estabilidad y la tranquilidad de las personas que integran sus plantillas.

No se si será posible, pero yo empezaría por llegar a acuerdos, primero informales y luego formales, con otras empresas, en la misma región o en otras regiones, para ofrecer, entre todas, a los buenos empleados, a esos que en cuanto tengan oportunidad van a encontrar “otra cosa mejor”, estabilidad y trabajo continuado durante todo el año y todos los años.