miércoles, 30 de marzo de 2011

378. EVO MORALES, MAR BOLIVIANO Y SENTIDO COMÚN


Evo Morales, presidente de Bolivia, en estos días ha dado un nuevo y efectivo paso para alejarse del futuro y aproximarse al ayer. Lo siento mucho.

Llevar al Tribunal de La Haya el conflicto que mantiene con Chile para obtener una salida soberana al mar es una importante decisión que ha adoptado Evo Morales.

El propósito de la reclamación es lograr del Alto Tribunal una sentencia que devuelva a Bolivia la soberanía sobre territorios perdidos en la Guerra del Pacífico y entregados a Chile en el Tratado de 1904.

En mi opinión, el intento del mandatario boliviano supone, además de una pérdida de tiempo y de mucho de dinero, hacer más profunda la herida que los bolivianos tienen en el corazón desde que perdieron el mar.

Creo que el Tratado de 1904 es claro y que aunque Bolivia lo firmó porque había perdido la guerra, bajo la presión de Chile, que la había ganado, fue en su día válido y lo sigue siendo.

Por mucho que en la nueva Constitución de Bolivia aparezca el derecho al mar, cien años antes de que Evo Morales otorgase su carta magna a los bolivianos, Bolivia había aceptado, firmando el Tratado, quedarse sin mar.

Y Chile, los chilenos, luego de cien años de tener la soberanía sobre territorios que son Región I, tengo la absoluta seguridad de que van a conservar íntegro su actual territorio aunque tuvieran que usar, para eso las tienen, sus muy buenas fuerzas armadas.

Dicho todo lo anterior, creo que sería un enorme éxito para Bolivia, para Chile, para Perú que también esta directamente afectado por el problema, y para todo el mundo, encontrar una fórmula que posibilite a los bolivianos una salida al mar.

En esta aventura creo que “por las malas”, a que intentan unos y usando el “habla chucho que no te escucho” que practican otros, las posibilidades de resolver el problema de la salida al mar de Bolivia, no tiene solución ahora ni, mal que nos pese, dentro de cien años.

En esta línea, desde mi amor a Bolivia, el aprecio profundo que siento por Chile y el respeto que tengo al Perú, creo que, una vez más, habría que comenzar de nuevo y hacerlo buscando la formula adecuada para que nadie pierda soberanía (la soberanía es el derecho más preciado de las naciones) y que todos ganen posibilidades de cooperación, de crear riqueza y de aportar bienestar a sus ciudadanos y a sus naciones.

Y, una reflexión final: Bolivia en el momento de su independencia tenía algo más del doble de su extensión actual. ¿Pensará Evo Morales reclamar a todos sus vecinos todos los territorios que un día fueron Bolivia? ¿Sería eso de sentido común?

sábado, 26 de marzo de 2011

377. LOS CORREOS ELECTRÓNICOS, EL DESCRÉDITO DE LOS POLÍTICOS Y EL RESURGIR DE LA INTOLERANCIA.



De cuando en cuando, cada vez con más frecuencia, me llegan correos electrónicos de esos que dicen que para ahorrar dinero, “hay que eliminar el senado y las comunidades autónomas; bajar los sueldos de los políticos y sus pensiones; suprimir los coches oficiales, las subvenciones los sindicatos, a los partidos políticos y a las ONGs. Además, también “para ahorrar”, hay que obligar a los políticos a que devuelvan el dinero que hayan robado; extraditar a los inmigrantes que cometan delitos y reenviar a sus países a los no tengan trabajo. Y, en ocasiones se añaden, como medidas imprescindibles limitar las retribuciones de los directivos de las empresas, nacionalizar la banca, subir los impuestos a los ricos y reducir el consumo de productos que no sean locales.

En mi opinión, las personas que redactan estos correos probablemente son siempre las mismas y lo hacen en gran medida porque desean extender sus propios posicionamientos ideológicos que se sitúan ya en la extrema derecha o en la extrema izquierda, unos cercanos al nacionalsocialismo y los otros al socialismo real.

Por otro lado, las personas que hacen circular estos correos en Internet, enviándolos y reenviándolos a muchos, incluso a todos los contactos de sus agendas, lo hacen por dos razones: La primera porque los correos están redactados a base de medias verdades que hacen parecer sensatas las mayores barbaridades; la segunda porque el creciente descrédito de los políticos se ha convertido en un sustrato que hace crecer entre los ciudadanos la percepción de falta de preparación, carencia de buena fe, absoluta ausencia de honradez y por supuesto, ninguna credibilidad de los políticos.

A mí los correos no me preocupan mucho porque estoy seguro de que quienes los envían, si pensaran un poco, se darían cuenta de que están jugando a enviando falacias. Pero sí me preocupa una barbaridad el que las personas cuando reciben los correos perciben verdades que no pueden dejar de contar a sus amigos y porque la circulación de los correos contribuye cada vez más a hacer crecer en la cabeza de las gentes ideas que han causado, en España, en Europa y en todo el mundo millones de muertos hace bien pocos años,

No estaría mal que los dirigentes políticos europeos reflexionasen sobre el descrédito de sus partidos e hicieran algo, aunque no sea sencillo, para cambiarlo.

viernes, 25 de marzo de 2011

376. MUCHAS MALAS Y BUENAS NOTICIAS



Anoche mientras esperaba la llegada del sueño, pensé durante un rato, casi con angustia, en lo malas que son en estos días las cosas que están pasando en el mundo y, al mismo tiempo, en cómo  la vida sigue casi igual, como siempre, para la mayor parte de las personas que habitamos el mundo.

Esta mañana he leído periódicos digitales de España, de América y de Asia y he comprobado, una vez más, que las cosas están realmente mal: La crisis que ha dejado sin gobierno y a punto de rescate a Portugal; la guerra que avanza, porque estamos en guerra, en Libia; el atentado en Jerusalén y las represalias judías; los problemas sociales y políticos en Yemen y Siria; los cambios que vienen en Marruecos; los excesos del primer ministro italiano; la situación de los presos de conciencia en Cuba; las tontunas que dice el hombre indio venezolano; la ebullición de las cajas de ahorros españolas; los daños en el reactor de Fukushima y el peligro de otro gran terremoto en Japón.

He leído además que Evo Morales  irá a los tribunales internacionales para que Chile ceda a Bolivia una salida al Océano Pacífico; que Ángela Merkel está un poco enfadada con el Sr. Rodríguez Zapatero porque éste no cumple lo prometido; que Sortu, el partido de ETA, aún puede estar en las elecciones de primavera; que un terremoto en Birmania ha dejado  cincuenta muertos.

También he leído noticias  sobre atascos en las entradas de no pocas ciudades del mundo y muchas referencias a la subida del precio de los alimentos.

Sí, he leído todo eso y bastantes más cosas, todas malas, mezcladas unas con otras y sin jerarquizar para nada.

Durante un rato me ha entrado el susto y sobrecogido, me he dicho: ¡Qué mal está el mundo! ¡Esto es un desastre! ¿A dónde vamos a parar?

Luego, como casi siempre, me he dicho que sí, que estamos en una mala época, que las cosas son difíciles y que todo lo que ocurre en el mundo nos está afectando, pero que,  como siempre, desde que el mundo es mundo, la vida sigue, lo cotidiano no cambia, que para las personas es mucho más importante la enfermedad del hijo, la boda de la hija, el amor del marido o de la mujer, el trabajo y la comida  de cada día o el bienestar de la familia,  que todo lo demás.
Y, como siempre también, me he repuesto del susto de las malas noticias y me he alegrado con las muy buenas noticias que hoy, a pesar de todo, como todos los días nos ha traído la vida: Tenemos sol, tenemos calor y tenemos  frío, y para millones de personas, en todo el mundo, sigue existiendo la ilusión,  sigue existiendo el amor, sigue habiendo la esperanza y podemos celebrar el éxito de que exista la  vida.

sábado, 19 de marzo de 2011

375. ACABO EN EL LATIDO


Hace unas horas he terminado de leer Acabo en el latido, el hermosísimo libro que Ángel Méndez Bernal ha publicado en la Colección Baños del Carmen de Ediciones Vitruvio.

Ángel Méndez Bernal, acaso el más inteligente, el más brillante, el más profundo y, sin lugar a dudas el más diletante de cuantos grandes hombres he conocido en mi vida, en apenas cincuenta y un poemas se regala y nos regala en Acabo en el latido, la emoción de sentir lo mejor de su alma.


Acabo en el latido comienza con estos versos:


“Acabo en el latido.
Lo demás es invento que no llega ni a vida.
Invento, las palabras, los hechos y los días.
Supervivencia estricta: hay que guardar
Las formas y vivir de algún modo,
Con dignidad fingida.

Estoy en algún sitio, sin límites precisos.

No me pregunto nada.
Soy una oscura sombra que parece verdad
y que no es ni mentira.
¿Qué es lo que hago? Dices.
¿No lo ves? Lo de siempre. Respiro.”

Y termina diciendo:


"Le grito a la nostalgia que se vaya
Aunque suene a blasfemia,
Porque quiero ser un viejo sin rodeos
Con achaques, con esperanzas vivas,
Sin recuerdos, sin vida que contar
Porque los años se ahogan siempre
En los charcos del camino.
Te lo repito: adiós, nostalgia, adiós”
Entre el primero y el último verso de Acabo en el latido, Ángel Méndez Bernal, desnuda su alma y nos muestra la vida intensa que ha vivido este gran poeta de nuestro siglo.


La edición del libro, bonita y muy cuidada de Ediciones Vitruvio hace de Acabo en el latido, un tesoro que conservaré mientras viva.

jueves, 17 de marzo de 2011

374. EL DRAMA DE JAPON Y SU EJEMPLO PARA EUROPA



Pasan los días y Japón sigue sufriendo las terribles consecuencias del terremoto más importante de su historia y del espantoso maremoto que ha acumulando aun más dolor a la terrible tragedia que sufren los japoneses.

Pasan los días y las familias, mientras siguen enterrando a sus muertos y buscando a sus desaparecidos, tratan de seguir viviendo.

Miles de casas y de edificios públicos, kilómetros y kilómetros de carreteras y caminos destrozados; larguísimas líneas de conducciones eléctricas inservibles, líneas de costa asoladas, automóviles, camiones, barcos de todo tipo, perdidos para siempre; desaparecidos millones de árboles y miles de hectáreas de tierras de labor; un sin fin de talleres, fábricas y almacenes perdidos y la amenaza de una catástrofe nuclear que, Dios lo quiera, aún puede producirse.

Una catástrofe que, en palabras del Emperador del Japón “no tiene precedentes” de la que costará a los japoneses inconmensurables esfuerzos reponerse.

Y, en medio de esta épica tragedia, los japoneses, el pueblo japonés y su gobierno, mantienen la calma, trabajan durísimo, se tragan sus temores y son el ejemplo para el mundo de serenidad, valor y buen hacer.

Mientras tanto, en Europa, donde no tenemos terremotos, mientras nos alarmamos y sufrimos ante la remota posibilidad de que pueda afectarnos la catástrofe de Extremo Oriente, somos incapaces de apoyar a los ciudadanos que el Libia luchan por su libertad e incluso organizamos manifestaciones contra Japón para que este país, sin petróleo, abandone la energía nuclear.

Realmente Europa es un continente viejo que, como todos los viejos, tan solo quiere conservar lo que tiene y se muere aterida de miedo, sin hacer nada, ante el horror de perder lo que nos dejaron los abuelos. ¡Que pena!

Acaso, cuando nos paremos un momento y pensemos, el ejemplo de Japón nos ayude a recordar que no siempre hemos sido viejos y podemos volver a ser, como los japoneses, gentes valientes que, venciendo el miedo, se enfrentan al peligro y con serenidad hacen lo que hay que hacer.












domingo, 13 de marzo de 2011

373. NADA ES VERDAD NI ES MENTIRA; TODO ES SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA




Esta frase la incluye   D. Ramón de Campoamor  en Las dos linternas y completa, dece:

«Y es que en el mundo traidor
nada es verdad ni es mentira;
todo es según el color
del cristal con que se mira».

Pienso que la frase de Campoamor es manifestación fiel del Relativismo, la doctrina filosófica que viene desde la Grecia Clásica y que mantiene que existen tantas verdades como personas hay en el mundo, ya que la verdad depende de los factores físicos, psicológicos o culturales que inciden en los juicios que cada persona hace de la realidad.

A partir de esta filosofía, un mismo objeto puede ser hermoso o no serlo, en función de quien lo observa; una persona puede ser, matando al mismo niño, un héroe o un asesino y una sociedad puede ser siendo la misma, pobre o muy rica.

Probablemente, en la cultura occidental el Relativismo está metido hasta lo más profundo de nuestra herencia genética y nos hemos llegado a creer que podemos decidir, legítimamente, por mayoría, si algo es bueno o malo, si es hermoso o es feo, si alguien es rico o no lo es y, hasta estamos capacitados para decidir si existe o no existe Dios.

Yo no creo demasiado en el Relativismo, estoy mucho más cerca partidario de la filosofía de Ayn Rand, el Objetivismo, que afirma que la realidad es una, independiente de lo que piensen las personas. Además, estoy convencido de que muchas personas que sin saberlo son relativistas, cambiarían de posición si dedicasen unas horas a pensar mientras leen La Rebelión de Atlas, por ello recomiendo de corazón este libro.

En mi opinión, la razón por la que nuestra sociedad de relativista se encuentra en que las mayor parte de las personas no sabe, acaso porque nunca se la han explicado, que todos los seres humanos tenemos en nuestra cabeza un buen y muchas veces eficiente cerebro reptil que nos ayuda ante el peligro inminente, un cerebro límbico que maneja nuestras emociones y nos engaña cuanto quiere y un neocórtex o cerebro racional, que nos permite conocer la realidad.

¿Podría ser que gran parte de la sociedad solo sabe usar los dos primeros cerebros y por ello no alcanza a conocer la realidad?

El cerebro reptil es muy útil ya que es el que hace que cuando nos amenazan, automáticamente ataquemos o nos escondamos; el cerebro límbico es extraordinario, es que nos hace enamorarnos; pero tenemos también el neocortex que, si lo usamos, nos permite analizar y afrontar mejor los peligro, y es el que hace que el amor sea duradero.

No estaría nada mal que nuestra sociedad, sabiendo que tenemos y usamos los tres cerebros, estuviera regida por el neocortex de quienes creen que la verdad es La Verdad y que es falacia pensar que nada es verdad ni es mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira

martes, 8 de marzo de 2011

372. TIEMPO DE ESPERA, TIEMPO DE ESPERANZA



A lo largo de los últimos años, poco a poco, nuestra sociedad ha asumido la tristeza del fracaso y la amargura de tomar conciencia de que cuanto habíamos conseguido con el trabajo de muchos años era llenar de agua un gran barreño que escondía no pocos  agujeros.

Sin embargo, ahora, en medio de una situación terrible en la que el azote del desempleo sacude a todas las familias y el miedo atenaza a jóvenes y a mayores, se está produciendo el milagro de que, cada vez más deprisa, se extienda la sensación de que hemos entrado en un tiempo de espera en el que se vislumbra la esperanza.

Las buenas medidas económicas que el gobierno de España ha venido tomando en los últimos meses, al haber estado trufadas de no pocas tonterías, han generado en la sociedad la sensación de que haga lo que haga el Sr. Rodríguez Zapatero, aunque le cueste la vida, no va a servir para nada y, por ello, en las próximas elecciones, los culpables de haber gestionado mal la crisis y de mantenernos en ella, los políticos socialistas, se van a marchar a sus casas para mucho tiempo.

Y, curiosamente, la sociedad, está comenzando a vivir un tiempo de espera, de espera hasta las próximas elecciones y de esperanza porque a partir de ellas vendrá  un gobierno en el que podremos tener confianza y, poco a poco, habrá  empleo y podremos volver  a llenar el barreño que esta vez no tendrá tantos agujeros.

Realmente estoy contento, dentro de lo mal que están las cosas, y sabiendo que por ahora todo va a ser malo, afortunadamente hemos entrado en un tiempo de espera que es tiempo de esperanza.

Y ¡que terrible!  es, para quienes nos gobiernan no solo saber que han fracasado sino el asumir sin remedio  que el Sr. Rodriguéz Zapatero pasará  a la memoria de los españoles como el paradigma de lo que es el mayor de los fracasos.

Muy probablemente, dentro de unos años, en español, cuando una persona  quiera decir a otra que es un desastre se limitará a llamarle  ¡zapatero!.