jueves, 26 de mayo de 2011

395. LAS CESANTÍAS: LOS DRAMAS CADA CUATRO AÑOS DEL SE ACABÓ LA MAMADERA.


Entre los dramas que acompañaron la vida de los españoles del siglo XIX,  uno de los más graves,  era el de quedar cesante,  las cesantías.

Cesantes eran los funcionarios de la administración pública que, cuando cambiaba el gobierno,  eran expulsados de sus puestos para que estos fueran ocupados por personas afines al nuevo gobierno.

Los cesantes, independientemente de su  capacidad profesional, normalmente escasa, se mantenían en el desempleo el tiempo que su partido estaba fuera del gobierno y, como los gobiernos duraban  meses,  la rotación de los funcionarios era mucha y la  eficiencia de la administración  poca.

Para mejorar  la insuficiente calidad de la  administración pública, terminar con la terrible incertidumbre de los servidores públicos y captar  buenos talentos para trabajar en la administración, en el Estatuto de 1918 se aprobó la inamovilidad de los funcionarios que, hasta ahora ha dado muy buenos resultados.

Sin embargo, a los largo de los últimos treinta años y especialmente en los últimos siete, en esa zona obscura que existe entre la administración y  la política, han aparecido muchos miles de puestos   ocupados por personas “de confianza”, designadas por los responsables políticos de la cosa pública, que no conformes con tener mando sobre los  funcionarios desean disponer de personas fieles en las que pueden tener la seguridad de que “son suyos”.

Los presidentes, los ministros, los  consejeros autonómicos, los alcaldes y los concejales españoles,  han nombrado y siguen nombrando a personas que les son afines para, con buena o mala preparación,  cobrando  bastante más que los funcionarios con funciones equivalentes,  les ayuden a gestionar la cosa pública. Todos los contratados “de confianza”  lo son por la duración del mandato del político al que “sirven”

Evidentemente, cuando el responsable político, por lo que sea,  lo decide,  la persona de confianza se va a la calle, al igual que se marcha al desempleo, junto a su jefe, cuando el político pierde las elecciones.

Y ¡que drama!, cuando se pierden las elecciones…

Conozco personalmente a personas que han sido importantes en la política, diputados, alcaldes, concejales, gestores políticos de empresa públicas, cualificados asesores y  temidas “personas de confianza” que,  por carecer de otra preparación profesional que la obtenida en su activa militancia  en un partido político y, en algún caso hasta siendo buenos profesionales, al salir de sus “importantes”  cargos, no solo han caído en largos períodos de desempleo, aislamiento personal, depresiones, serios problemas económicos y, hasta en algunos casos en rotundos  fracasos matrimoniales.

Ahora, en estos momentos, hay muchos  miles de familias, luego de la debacle electoral del  partido socialista en toda España y de otros partidos en no pocas ciudades, cuya  posición social y, lo que es peor, sus ingresos económicos, en pocas semanas habrán desaparecido.

Los políticos perdedores en las elecciones y quienes ocupaban puestos de confianza, antes de que llegue el verano serán simples desempleados. Serán compañeros en el desempleo de los  millones de personas que, sin haber estado en política,  ya están paradas. Además, descubrirán con horror, que su teléfono ha dejado de sonar y que cuando llaman a alguien, casi siempre la otra persona no contesta, su teléfono está fuera de cobertura o, alguien le dice, que está reunido.

Que a los políticos les afecten las cesantías no importa absolutamente nada, a fin de cuentas, sarna con gusto no pica.

Y,  ¿haber sido alcalde, concejal o puesto de confianza es un mérito para competir por un puesto de trabajo? Hoy por hoy, en abstracto,  tengo muchísimas dudas

La verdad es que entiendo que quién tiene la ambición de “ser político” se arriesgue y acepte con todas sus consecuencias  pasar  tiempos de cesantía, pero que un profesional preparado, teniendo un  trabajo,  acepte ser “persona  de confianza”, me parece la más absoluta de las locuras.

Probablemente, si a nuestros políticos, obligados por la crisis, les entrase en sus cabezas una brizna de sentido común, para gestionar la cosa pública lo harían con los funcionarios que ya trabajan  en la administración y no contratarían absolutamente a nadie para ocupar  “puestos de confianza”.

Además de ahorrarse mucho dinero, se evitarán los dramas de las cesantías en personas que valen para poco o que valiendo mucho no tienen  la aspiración de ser políticos.

Claro que eso del sentido común es poco frecuente y  caer en la  tentación de ganar un buen sueldo y  estar cerca del poder es algo a lo  que la gente con carreras profesionales poco brillantes  no puede resistirse.

Por  ello, al final, ante la amarga cesantía de  las personas que han ocupado puestos públicos, no pocas veces, es normal que la gente común, en lugar de sentir pena y pensar en ayudar al decaído cesante,  en silencio o a gritos, le  dice: ¡Se te  acabó la mamadera!

domingo, 22 de mayo de 2011

392. DE LOS INDIGNADOS DE LA PUERTA DEL SOL Y DE OTROS INDIGNADOS



Los Indignados de la Puerta del Sol de Madrid y el resto de los Indignados que hoy acampan, contra la resolución de los jueces, en las bellas y cuidadas plazas de muchas ciudades de España, están realmente muy indignados.

Pero, sin estar acampados en ninguna parte, haciendo hoy una vida absolutamente normal, una gran parte de los ciudadanos en España, casi todos,  estamos también indignados.

En realidad todos estamos indignados y, todos estamos indignados por las mismas cosas: porque la situación de la economía es muy mala, hay mucho desempleo, no se ven perspectivas de mejora, no hay confianza en los políticos que deberían resolver las cosas y, sobre todo, porque la culpa de todos los males no la tenemos nosotros, la tienen los demás.

Si escuchamos las reivindicaciones concretas de los Indignados de la Puerta del Sol, todas podrían estar firmadas por unos otros u otros de los millones de españoles que, con absoluta unanimidad acusamos a los demás de ser los causantes de los desastres que estamos viviendo.

La indignación colectiva de los españoles, compartida por los inmigrantes que en los últimos años vinieron ilusionados, a compartir el bienestar que había en España hasta hace menos de mil días, que ahora ha salido, como un sarpullido  a la luz pública, se ha venido gestando en la sociedad poco a poco, según se hacían sentir y se aproximaban a  cada uno las consecuencias de la crisis. La indignación hoy, para bien o para mal, es cosa de todos.

Sin embargo y en mi opinión, esto es extremadamente importante para todos, la indignación de hoy puede incrementarse hasta límites asintóticos y causar males aún mayores que los que han dado origen a la actual indignación o ser la fuente y el impulso de los cambios que pueden devolver a nuestra sociedad la sensación de paz, la ilusión de progreso y la prosperidad.

Iremos a un enorme desastre si insistimos, cada uno en nuestra justificada indignación, en echar la culpa a los demás y en tratar de imponer a los otros, a los que consideramos “los culpables” nuestras propias soluciones.

Encontraremos de nuevo el camino hacia la convivencia en paz y en la vía de la prosperidad si avanzamos juntos en la solución de los problemas que todos compartimos y generamos para todos las oportunidades que el futuro, siempre abierto, nos ofrece también a todos.

En mi opinión, al día de hoy, cuando los españoles estamos votando en unas elecciones que pueden alterar el mapa político español, e independientemente de cuál sea el resultado de las mismas, creo que para poder avanzar en el proceso de cambio político (recordemos que política viene del griego, polis, y significa gestión de la ciudad) que en nuestra indignación todos demandamos, sería necesario, muy rápidamente, cerrar el actual ciclo político con unas elecciones generales y, después de  estas,  sea el que sea su resultados, llegar a un gobierno de concentración nacional.

Un gobierno de concentración nacional que, con el horizonte temporal de cuatro años y libre de dogmatismos ideológicos, formado por los mejores de cada partido y acaso por alguno que nunca ha sido político, nos haga posible hacer lo que hay que hacer, que nos anime a dejar a un lado nuestra indignación, a asumir los sacrificios necesarios y que haga renacer en nosotros la ilusión para estar donde debemos estar y, sobre todo, para ser de nuevo lo que queremos ser.

sábado, 21 de mayo de 2011

391. DE LOS RECUERDOS GUARDADOS EN EL OLVIDO: EN EL BED & BREAKFAST DE MR. SIPSOM EN SOUTHPORT


La celebración del 50 Aniversario de la Promoción de 1961 del Colegio de Areneros además de la gran satisfacción que supone para nosotros el reencuentro con compañeros que no nos hemos visto en cincuenta años, nos ha regalado la recuperación de muchos recuerdos que han estado mucho tiempo guardados en el olvido.

De entre los recuerdos que yo personalmente he recuperado se encuentran los del viaje que hicimos mi compañero de promoción, en el colegio y en la universidad, Salvador Monmeneu saliendo de Ely (Cambridgeshire, para ir a Southport (Lancashire),

De este viaje, lo que acaso, visto con los ojos de hoy y con los de entonces más complicado, fue nuestra estancia, un día de agosto de 1965, en el Bed & Beakfast de Mr. Sipsom.

Luego de muchas horas auto stop, con aventuras varias, a las 11 de la noche, llegamos Salva y yo, muy decididos, a la recepción del mejor hotel de la ciudad, el Príncipe de Gales.

El jefe de recepción del hotel, muy amable, nos dijo que a esa hora de la noche era imposible decirnos si había o no trabajo en el hotel, que eso había que verlo por la mañana. Al preguntarle si sabía donde podíamos dormir esa noche nos preguntó si teníamos dinero y cuando le dijimos que poco, llamó por teléfono a alguien, luego supimos que a Mr. Sipsom, y nos dijo que a pocos meros del Hotel había un Bed & Beakfast donde ya nos estaban esperando.

Mr. Sipsom, acompañado de un enorme pastor alemán, cuando llegamos, nos estaba esperando en la puerta de su pensión y muy amablemente nos acompañó a una coqueta sala de estar, nos dio un te con bastantes galletas de mantequilla y estuvo un buen rato hablando muy educadamente con nosotros.

En un momento determinado, Mr. Sipsom nos dijo que ya era hora de dormir porque a la mañana siguiente teníamos que levantarnos muy temprano, antes de que los otros huéspedes bajasen a desayunar y muy decidido, en la misma sala donde estábamos, transformó un sillón en una gran cama de matrimonio, colocó las sábanas y un edredón y le dijo a Salva que ya se podía acostar..

A continuación me dijo a mí que le acompañara y, al final de un pasillo, de un hueco de la pared, sacó una cama pequeña, puso las sábanas, me dijo donde estaba el cuarto de baño y muy amablemente me dejó solo.

No habían pasado tres minutos cuando apareció Salva, con Mr. Sipsom y su enorme perro detrás de él, y me dijo algo así como: “José Luis, este tipo se quiere acostar conmigo”.

Recorrimos varias veces de ida y de vuelta el camino entre la sala y el final del pasillo uno de tras de otro, primero Salva, luego yo, luego Mr. Sipsom y luego el perro, discutiendo quien había de ocupar cada una de las camas.

La verdad es que en aquellos momentos Salva y yo estábamos espantados. ¡Estábamos en casa de un mariconazo de mierda!, como se decía entonces, de un honesto gay como se dice ahora! ¿Podríamos defendernos de un hombre tan grande y de su terrible perro? ¿Tendríamos que dormir, lloviendo como estaba, en algún parque?

Súbitamente, no recuerdo si a Salva o a mí, se nos ocurrió decir a Mr. Sipsom: “Nosotros nos queremos, tenemos que dormir juntos” , pocas veces he visto una cara que reflejara mayor satisfacción que la de nuestro huésped al oír aquello, “yo también, yo también, yo también os quiero, dormiremos los tres en mi cama”, nos dijo.

Al final Mr. Sipsom, ahora lo veo muy claro, con enorme delicadeza, nos dejo su gran cama y él durmió en la camita del hueco del pasillo.

Dormimos, creo que profundamente, con una silla apoyada en la puerta de la sala y una navaja debajo de la almohada hasta que Mr. Sipsom nos despertó para desayunar, muy pronto por la mañana.

El desayuno fue estupendo, la amabilidad de Mr. Sipsom exquisita y, apenas nos cobró nada.

¡Qué cosas pasaban cuando éramos jóvenes! ¿Eran de verdad distintas de las que ahora pasan?

miércoles, 18 de mayo de 2011

390. LOS INDIGNADOS DE LA PUERTA DEL SOL


Desde hace tres días miles de ciudadanos, la mayor parte jóvenes ocupan la Puerta del Sol de Madrid en demanda de cambios profundos en la política y, sobre todo, en la situación de la sociedad.

Los Indignados, como algunos les llaman, el Movimiento M 15 como les llaman otros,  carecen de siglas, parecen no tener líderes y cargan contra los partidos políticos,  a los que acusan no solo de mala gestión sino y sobre todo de corrupción.

Existen interpretaciones múltiples sobre el significado de la protesta que, por la variedad de los mensajes que emiten los manifestantes o, mejor dicho, los ocupantes de la Puerta del Sol, pueden ser todas ciertas o menos ciertas,  pero de lo que no hay duna ninguna es de que estamos ante la  expresión clara del descontento y hartazgo social con la política y los políticos, a los que, en última instancia se acusa de que los ciudadanos no tengan casas, las estén perdiendo, no tengan trabajo ni puedan encontrarlo y esto es lo más importante, no tengan futuro.

Los partidos de izquierdas, especialmente los comunistas de Izquierda Unida y los socialistas del PSOE de Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno de España, están tratando por todos los medios de  aproximarse a los Indignados para captar los votos de estos jóvenes desencantados de la política en las elecciones del próximo domingo.

Por su parte, el partido de las derechas, el Partido Popular, considerando quizá que los Indignados no son sus potenciales clientes, tratan al mismo tiempo de distanciarse del movimiento y de no molestar a quienes simpatizan con sus miembros.

Salvando las distancias, me vienen a la memoria los hechos y, sobre todo, las ideas del Mayo de 1968. El estallido de los jóvenes franceses en demanda de cambios, de los grandes cambios que todavía tiene la frase mágica “la imaginación al poder”.

Los entendidos y los medios de comunicación tratan de comprender el fenómeno de los Indignados, de saber en qué se asemeja y en qué difiere de la sublevación de los jóvenes árabes en el sur del Mediterráneo, y tratan de averiguar qué se puede hacer para resolver sus demandas, tratando de evitar con ello que se produzcan males mayores.

Creo que, a fin de cuentas, la aparición de los Indignados y las demandas que presentan son una expresión del malestar de la sociedad española y de la percepción de que, por el camino que vamos, no tiene solución

Pero, ¿Qué hacer? Es sencillo: Lo primero de todo, todos, entre todos, tendremos que hablarnos y escucharnos, luego, cuando sepamos qué queremos, tendremos que, entre todos, pactar un futuro y caminar.

lunes, 16 de mayo de 2011

389. MUDAR EN TIEMPOS REVUELTOS



Muchas veces he escuchado a personas serias y capaces decir, con absoluta convicción, “no hay que mudar en tiempos revueltos”.

Normalmente la frase era la coletilla final a la negativa de quien la usaba a aceptar la propuesta, expresada por otras personas, de hacer cambios cuando la situación era muy difícil.

Es posible que, como todas las expresiones que usamos las personas, el “no mudar en tiempos revueltos”, haya que verla en su contexto:

Si se refiere, por ejemplo, a “mantenernos en la honestidad” cuando los negocios van mal, parece que no mudar, sería correcto.

Si se refiriese a que si en tiempos de epidemia si mi marido cae enfermo lo mejor es buscarse un amante, “no mudar” parece que sería lo obligatorio

Pero si se refiera a otros temas, por ejemplo, si los cambios hacen que nuestros producto no se venden, si nuestra tecnología o las actitudes de nuestra gente no se adaptan, el no mudar es locura.

Ahora estamos en tiempos revueltos, la situación de la economía española, también la de otros países; las catástrofes naturales, también en España; el empobrecimiento de las gentes y la muerte de los negocios, allá donde las cosas están más revueltas; es absolutamente claro que hay que mudar.

Y cuando los tiempos están revueltos no se trata de que cambien los gobiernos, los políticos, los empresarios, los padres o la familia. Se trata de que cada uno de nosotros mude, que cada uno de nosotros reflexione nuevamente sobre lo que quiere ser y lo que quiere conseguir y cambie ya sus metas, ya los medios, ya la forma, en que debe actual, pero en todos los casos, hay que mudar.

No es sencillo cambiar, sobre todo si lo que he hecho hasta ahora, durante muchos años, me ha dado resultado, pero si no lo hago, el no mudar es una locura.

Y no importa si tienes veinte, cuarenta o setenta años, no importa si eres ingeniero o albañil, no importa si vives aquí o allá, no importa, para sobrevivir y, sobre todo, para ser feliz, “en tiempos revueltos, hay que mudar”

miércoles, 11 de mayo de 2011

388. BATIRSE EN DUELO

Veo, cada vez más consternado, los tremendos excesos de mala educación de nuestros personajes públicos.

Las constantes acusaciones que se cruzan entre los miembros de la clase política, incluidas las mujeres, son demás cada vez peores.

No ya han olvidado las buenas maneras sino que no cesan en llamarse entre ellos, palabras como mentiroso o embaucador, y a decirse, unos a otros, cosas tales como ¡traidor!

Creo que muchos de nuestros políticos, incluidas las mujeres, tienen la boca negra, manchada del veneno que, saliendo de sus corazones, vomitan sus labios.

Las leyes españolas contemplan como delito no solo las calumnias sino también las injurias. Sin embargo, la costumbre y la labor de los jueces han conseguido que los políticos estén exentos de la obligación, natural en cualquier sociedad, de tratar con cortesía y buena educación tanto a los adversarios como a los más acérrimos enemigos.

Por ello y para evitar que los ciudadanos nos hagamos eco del mal hacer de nuestros representantes propongo rescatar la vieja costumbre de batirse en duelo.

Si Sr. Diputado se siente agredido, en lugar de insultar, debería enviar sus padrinos al Sr. Ministro y este elegir, las armas, espada sable o pistola, para batirse en duelo.

Si una Sra. Ministra se siente vejada por una Sra. Portavoz de la Oposición, también podrá enviarla sus padrinos y esta elegirá, si quiere salvar su honor, las armas para derramar a gusto un poco de sangre de enemiga.

Si el Sr. Alcalde afirma que la Portavoz de la Minoría es una embustera, sin despeinarse, por eso de la igualdad, ella exigirá al imprudente batirse, detrás del la iglesia, hasta que el, ella, o los dos mueran.

No es que me guste mucho la sangre, pero al menos, la derramada en un duelo, podría limpiarse: tampoco es que me agrade que alguien pierda la vida, pero las cosas que se dicen los políticos pueden ser y son de hecho, para muchos de ellos, peor que estar debajo de una losa en el cementerio.

sábado, 7 de mayo de 2011

387. NO NOS QUIEREN, SOLO NOS NECESITAN


Hace algunos meses  un parlamentario del Partido Popular me decía, con agridulce satisfacción, que ahora, seguro, su partido va a gobernar. Y, la razón de ello es que   aunque los españoles en general no quieren a su partido,  le votan sin dudarlo cuando realmente lo necesitan.

Quedé muy impresionado por la reflexión del parlamentario, él es persona bien formada, profesional capaz y en política está muy curtido. Por ello, a lo largo de bastantes semanas, cuando veo subir las encuestas que otorgan mayorías al partido de la derecha en los próximos comicios autonómicos y municipales o que analizan la evolución del voto para las elecciones generales del año próximo, no dejo de pensar en la misma idea: Qué mal nos debemos sentir  los españoles cuando tantos de nosotros estamos dispuestos a votar a alguien a quien no queremos tan solo  porque le necesitamos para salir de la actual situación.

Y me digo que es como cuando alguien está hasta el cuello de problemas y se acuerda de un pretendiente, muy serio y aburrido, que siempre le está haciendo la corte y se dice; este hombre o esta mujer, que son ricos y saben de lo que hay que hacer cuando las cosas están mal, no son mi mejor pareja, pero voy a pedirle, a implorarle, que se ajunte conmigo para que yo pueda salir de mi problema: y  cuando vea que las cosas están mejor,  ya me buscaré a otro o a otra que me den más gusto o me traten con más cariño.


Y, me digo también, que si el parlamentario del Partido Popular tiene  razón, que posiblemente la tiene, los ciudadanos a los que no nos gustan las tonterías que ha hecho y está haciendo el actual gobierno de izquierdas, acaso deberíamos, por una vez, no votar ahora a la derecha para que nuestros conciudadano tengan una  posibilidad real para   descubrir el auténtico valor del amante marchoso al que, para darse un gusto,  cuando las cosas van bien, en cuanto tienen un duro, meten en su cama, digo, en su casa.

viernes, 6 de mayo de 2011

386. LAS CONDUCTAS DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA COMO EJEMPLO DE SU CARENCIA DE PENSAMIENTO ÉTICO


El Sr. Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España, hace algunos días, en respuesta el enfado expresado por el Partido Nacionalista Vasco por la Sentencia del Tribunal Supremo en contra de la legalización de una formación política de ETA, pidió al líder peneuvista que esperase para hacer realidad las consecuencias de su enfado a la sentencia del Tribunal Constitucional, ya que este daría una sorpresa agradable.


El Sr. Rodríguez Zapatero, que tiene claro que el fin justifica los medios, nos lo ha dicho, y que para conseguir estos hace cuanto considere necesario, le cueste lo que le cueste, “me cueste lo que me cueste”, ha acertado. ETA está legalizada para participar en la vida política española (el Tribunal Supremo dice que la formación ahora legalizada es ETA),

Está claro que alguien que carece de pensamiento ético puede decir al mismo tiempo, sin pudor alguno, que algo es blanco y es negro al mismo tiempo: puede decir la verdad y mentir luego, firmar pactos y romperlos, puede hacer  todo lo que convenga a sus intereses.

¿Es esto malo? ¿Es malo tener un Presidente que carece de pensamiento ético? ¿Es malo tener de Presidente a un hombre que carece de honor y de conciencia?

Si es malo y los miembros de su partido le sostienen y muchos españoles le votan, ¿será porque son ignorantes de la realidad o porque les ciega el afecto?, o ¿será porque muchos de nosotros carecemos de honor y de pensamiento ético?

En cualquier caso es terrible, ya que la carencia del pensamiento ético se extiende a todos los aspectos de la vida y de la convivencia. Todo está permitido si con ello se consigue  lo que  uno pretende.

Y, para mí, lo más espantoso es, siendo de natural optimista, que no se cómo sería posible conseguir que el sentido común, el honor a la palabra y la buena conciencia, vuelvan a ser “lo natural” en España.












martes, 3 de mayo de 2011

385. OSAMA BIN LADEN, GRAN SANTO Y CRUEL ASESINO


Osama Bin Laden, el caudillo de la guerra santa, el gran jefe del terrorismo islamista, el gran santo para unos, el cruel asesino para otros, ha muerto.

Osama Bin Laden ha muerto asesinado según unos, lo ha hecho en una acción de la guerra que él mismo ha provocado pero, en cualquier caso, ha muerto.

Osama Bin Laden ha sido, para unos un monstruo, para otros un héroe, pero, en cualquier caso, ha sido un gran hombre. Ha sido capaz de soñar un gran ideal, declarar la guerra, construir un gran ejército, ganar muchas batallas y poner en jaque, durante muchos años, a un gran enemigo.

Al igual que tantos caudillos de la historia, David, Rodrigo Díaz de Vivar, Hernán Cortés, el Duque de Alba, Drake, el Empecinado, José de San Martín y tantos otros, Osama Bin Laden ha sido para los suyos un gran  héroe y para sus enemigos un despreciable y cruel asesino.

En las guerras, es terrible que existan las guerras, hay vencedores y vencidos. Yo, personalmente, estoy en el bando de los enemigos de Osama Bin Laden, y aunque no me alegra su muerte, me satisface mucho saber que el caudillo de la guerra santa ha desaparecido.