sábado, 29 de diciembre de 2012

480. PUES, MIRE USTED, ANTE EL AÑO 2013, A PESAR DE TODO, YO SOY OPTIMISTA






Sí, es muy cierto, horrorosamente cierto, que el año 2012 ha sido muy malo para los españoles y, bien lo sabe quien quiera saberlo,  también ha sido muy malo  para los ciudadanos de otros países  europeos.

Sí, es muy cierto que en España las cifras del desempleo son espantosas, que hay miles de personas que han perdido sus hogares, que los comedores de Caritas trabajan sin descanso, que en la mayor parte de las familias hay que hacer milagros  para ayudar a algunos de sus miembros y que ya, todo el mundo conoce a jóvenes y mayores  que han emigrado en busca de trabajo o se proponen hacerlo tan pronto encuentren una oportunidad para hacerlo.

Sí, es muy cierto que el Gobierno de España y los de las Comunidades Autónomas han reducido sus empleados y han  rebajado  sus gastos en temas  tan relevantes como las ayudas a personas dependientes, la  educación o la sanidad pública.

Y, es muy cierto que quienes trabajan en España, tanto en el sector público como en las empresas privadas,  han tenido que trabajar más, incluso mucho más,  para ganar menos e incluso bastante menos, que en años anteriores.

Sí, es una enorme verdad que en España, en 2012, hemos sufrido la crisis económica y, lo peor, es que hemos vivido, estamos viviendo,  colectivamente  el  terrible mal  que genera tener poca  esperanza.

Pero, también es verdad que en España, los españoles,  seguimos teniendo el lujo de tener cubierta nuestra salud con una muy buena sanidad pública, un sistema educativo universal de razonable calidad, magníficas infraestructuras y muchas empresas,   grandes, medianas y pequeñas, que se están haciendo, para supervivir en la crisis,  cada vez más eficientes  a pesar de las enormes dificultades del entorno, Además, hay que tenerlo muy presente y  gozarlo con orgullo, seguimos contando con  cientos de miles de profesionales capaces, a la altura de los mejores del mundo, que hacen cada día su trabajo y que éste es  cada vez mejor, más eficiente  y más productivo.

Y también es verdad que en España, a pesar de la crisis, del desempleo y del desánimo colectivo, sigue siendo un lugar para vivir que está, probablemente, entre los mejores que hay en el mundo.

Pues bien, con la suma, bien dolorosa, de todo lo anterior, y no esperando demasiado del buen hacer de los políticos, más aún, a pesar del mal hacer de  muchos de nuestros políticos,  mire usted, ante el año 2013, yo soy optimista.

Y si soy optimista no es porque me haya puesto una venda para no ver lo que está pasando y lo malo  que va a seguir pasando en la España de  2013, sino porque tengo los ojos abiertos y veo, a través de la intensa bruma que produce el dolor y el miedo que embarga a nuestra sociedad,  la realidad  positiva que tenemos ante nosotros.

Soy optimista porque estamos en camino de recuperar el camino del  progreso y de la creación de empleo. Hay razones objetivas que así lo indican y enuncio tan solo tres:  Una, el sistema financiero español, aunque ha costado muy caro y habrá que pagarlo, está ya  saneado casi del todo. Dos, España tendrá, la probabilidad es altísima, en 2013, un saldo positivo en el agregado de las cuentas corrientes  y de capital extranjero  (no tengamos necesidad de recursos foráneos para nuestros gastos e inversiones). Y tres,  parece casi una certeza que el conjunto de las Administraciones Públicas, en 2013,  tendrá  menos déficit  que los ahorros internos que serán  capaces de producir las familias y  las empresas del sector privado, con lo que volverá a haber crédito para las empresas y las familias, que son, en realidad los únicos motores de la generación de riqueza y de  trabajo.

Y, soy optimista, además, y sobre todo,  porque los españoles estamos aprendiendo mucho, muchísimo, con la crisis y aunque no seamos todavía del todo  conscientes de ello,  hemos y  seguimos,  recordando unos y  aprendiendo  otros, que si queremos algo tenemos que conseguirlo por nosotros mismos, que nadie, ni dentro ni fuera de España, nos va a regalar nada, que si queremos algo tenemos que ganarlo. Hemos aprendido muchos y estamos aprendiendo todos  que, si queremos progresar,  tenemos que hacer el esfuerzo de prepararnos, de estudiar duro, de estar al día, de conocer  idiomas, de dominar  tecnologías y de aunar esfuerzos, de conocer gentes en todo el mundo y, sobre todo, de recuperar la capacidad para cooperar en proyectos comunes y mantener con constancia  el espíritu de sacrificio y la ilusión de ser mejores y hacer mejores a nuestros hijos.

En resumen, pues, mire usted, ante el año 2013, a pesar de todo,  yo soy optimista

Nota:
Recuérdese que el año 2012 ha sido,  como siempre hasta ahora, peor que espantoso para millones personas en los países  pobres de África, Asia y América,  ha sido un muy mal año para  millones de ciudadanos de los países  emergentes y, lamentablemente, también ha sido un muy mal año para una parte de los hombres,  de las mujeres y de los niños de los países ricos del mundo.

Y, recuérdese también que en 2013, la mayor parte de los pobres del mundo seguirán, para mal, siendo  pobres sin esperanza.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

NAVIDAD...NACER...


miércoles, 12 de diciembre de 2012

479. TRATAMIENTO DEL RUMOR: EL CASO CAPIO




El Diccionario de la lengua española nos dice que Rumor es: Voz que corre entre el público, ruido confuso de voces o ruido vago, sordo y continuado.

Los rumores,  que aparecen cuando, en situaciones de incertidumbre, los canales de comunicación formal no aportan al público  información suficiente, se transmiten  de persona a persona con  información que no siendo verificable tiene una gran importancia  para las  personas.

Los rumores, por otra parte, crecen y se desarrollan con especial intensidad  cuando  su contenido estimula la ansiedad y el temor de las personas que de un modo u otro están o pueden estar afectadas por el  contenido de la información que transmiten.

El contenido de los rumores  puede ser completamente verdad, completamente mentira  o, lo que es más frecuente, en parte verdad y en parte mentira (una mediio verdad que  realmente es una tremenda mentira) o, finalmente,  puede ser a la vez  todo verdad y ser muy  importante.

Para  el correcto tratamiento de los rumores la doctrina  aconseja  los  siguientes comportamientos:
  • Si el rumor es falso y poco importante, lo más conveniente es dejarlo pasar, ignorarlo.
  • Si el contenido del rumor  es verdad pero poco importante, se debe salir al  público y confirmarlo.
  • Si lo que dice el rumor es  falso y muy  importante, lo mejor es hacer pública la verdad de los hechos, aportando información muy abundante,  absolutamente clara y verificable. Con ello se mata  el rumor.  Es muy sencillo destruir un rumor falso cuando es pequeño, pero cuando se hace  grande su contenido puede llegar a consolidarse, aunque sea absolutamente falso, como una gran verdad.
  • La situación más compleja y más difícil ese produce  cuando el  contenido del rumor, además de cierto, es muy importante para el público. En este caso lo menos es no intentar  cortarlo,  no oponerse al rumor,  distraer al público y ganar tiempo hasta que el rumor se diluya y desaparezca.

Y ahora el caso Capio, que según su propia página Web, es  “el mayor Grupo Sanitario privado español, con 28 centros en 4 Comunidades Autónomas…Capio Sanidad es la compañía líder en España en prestación de servicios sanitarios”.

Evidentemente, todas las empresas constituidas legalmente en España,  son, independientemente de la nacionalidad de sus propietarios, empresas españolas. Capio Sanidad es legalmente, sin duda alguna,  una empresa española.

En cuanto a la propiedad  de Capio Sanidad, en su página Web, como es normal, no se dan datos y, de acuerdo con la información disponible en Internet, como tantas veces  en la red  no contrastada, parece que Capio pertenece (no se publica en qué porcentaje) a un fondo de capital riesgo europeo  que  está integrado (tampoco se dice en qué  proporción)  en  un   grupo financiero multinacional de mayor dimensión.

Pues bien, a lo largo de las últimas semanas, coincidiendo con el incremento de las tensiones entre el los profesionales de la salud pública   y el gobierno de  Madrid por la oposición de  aquellos  a la privatización de la gestión de algunos centros sanitarios que   las autoridades de la Comunidad pretenden realizar, al principio como un ruido confuso de voces y cada día que pasa menos   vago, menos sordo y  más continuado, circulan por la red miles de correos electrónicos (a mi me han llegado unos cuantos), todos iguales, en los que se  dan, como “información” cierta,  los nombres y apellidos de   miembros destacados del Partido Popular  o familiares próximos de personalidades de ese partido, que  son  propietarios en parte  u ocupan puestos directivos en Capio Sanidad  y que influyen directamente sobre  las autoridades políticas de la Comunidad de Madrid para que se  “privatice” la sanidad pública madrileña de forma que ésta pase a ser un magnifico negocio para Capio, sus gestores y accionistas, en detrimento directo de la salud de los ciudadanos madrileños.

El ruido mediático ha sido tan intenso que Capio ha publicado, el día 10 de diciembre, en su página Web un Comunicado  de cuatro párrafos que, en mi opinión, desde la perspectiva del tratamiento de los rumores, es extremadamente interesante:
  • El primer párrafo dice: “Ante los insistentes rumores que circulan en forma de panfleto, a través de internet y en las redes sociales, y que imputan a Capio extrañas connivencias con políticos o personalidades públicas, la Dirección del Grupo quiere dejar constancia de los siguientes extremos:
  • En el segundo párrafo se afirma que: ”....ningún otro político tienen ni han tenido nunca relación alguna con el Grupo. Los accionistas, consejeros y directivos de Capio Sanidad son públicos y figuran de manera transparente en los registros correspondientes.
  • El tercer y cuarto párrafos del Comunicado, que en nada tienen relación con el primero, explican que: ”Capio Sanidad lleva quince años trabajando para ofrecer a la sociedad española servicios sanitarios….” Y “…. Capio cuenta con cerca de 10.000 excelentes profesionales que han demostrado y seguirán demostrando un enorme compromiso con una medicina de calidad y un trato de primera a nuestros pacientes y sus familiares.”

Cualquier persona con una mediana cultura empresarial  sabe que una empresa con las características y  el volumen de negocio de Capio normalmente  dispone de  un gabinete de comunicación   capaz de tratar con éxito cualquier tipo de rumor.

Por ello, si  la  comunicación de Capio está en manos de profesionales  la lectura del Comunicado de  “La Dirección”,  nos permite deducir con pocas probabilidades de error,  si  el rumor es falso y poco importante, falso  pero muy  importante o,  además de cierto muy importante. 
Bien es verdad que  está dentro de lo posible, y lo deseo de corazón, que  Capio  sea una de esas empresas que trabajando muy bien  y muy decentemente su  negocio,  en este caso la  gestión sanitaria,  no tienen o no escuchan, hasta que no sufren un traspiés,  a los  profesionales que  son o deberían  ser los responsables de su comunicación.


martes, 4 de diciembre de 2012

478. DEL CURA, LO QUE DIGA; DEL MÉDICO, LO QUE HAGA; Y DEL BOTICARIO NI LO QUE DIGA NI LO QUE HAGA.


 
                                
Hoy, una vez más, al escuchar las críticas al gobierno de los partidos de la oposición y las justificaciones del presidente y de sus ministros por no haber cumplido la promesa, mil veces repetida, de actualizar las pensiones en la medida exigida por el incremento de la inflación, han venido a mi memoria las muchas veces que mi padre, buen médico y hombre sabio, cuando le pedíamos su opinión sobre la conducta de lagunas personas, respondía con el viejo refrán: “Del cura, lo que diga; del médico, lo que haga; y del boticario, ni lo que digan lo que haga”

Mi padre pensaba y yo también lo pienso  que,  salvo rarísimas ocasiones, las cosas que dicen los curas son  buenas y, por tanto, es conveniente hacerles caso,  y ello a pesar de que, con harta frecuencia,  la conducta de los clérigos es  nada  ejemplar.


Los médicos, creía mi padre y yo también lo creo, sean  lo que sean  y digan lo que digan,  en el ejercicio de su profesión, acaso  por el  juramento hipocrático, en su inmensa mayoría,  hacen lo  que  es  mejor para la salud de los enfermos. Por ello, si quieres ponerte bueno, más te vale aceptar   al pie de la letra  lo que el médico haga para curarte.

La  tercera parte del refrán, la relativa a los boticarios, aunque mi padre no la hacía mucho caso,  alguna vez  se la escuché cuando procuraba disculpar o, al menos,  atenuar las barbaridades  que de palabra y de hecho cometía algún devoto de San Nicolás. Era la forma que tenía mi padre de decir que jamás había que  creer y menos aún hacer lo que decían o hacían determinadas personas, absolutamente impresentables.

Pues sí, en el tema de la no actualización de las pensiones, como en tantos otros, el gobierno, en lo que dice, no se esta comportando como el  cura al que  se puede y de debe  creer, realmente está haciendo la labor del médico que para curar no puede evitar producir dolor. Y la oposición, con la  experiencia que tenemos, creo  que en el tema de las pensiones, como en tantos otros, lamentablemente, como del boticario, no podemos creer  lo que dice y menos todavía, aceptar lo que, cuando gobierna,  hace.

Claro que, cuando lleguen las próximas elecciones, el Partido Popular y el Partido Socialista lo tienen bastante crudo: Han convencido a  los ciudadanos  de que ni los unos ni los otros tienen en sus filas a un solo cura al que  cuando diga algo lo podamos creer.