martes, 30 de septiembre de 2014

543. REFLEXIONES Y RECUERDOS

Tengo la satisfacción de anunciar que  en estos días ha aparecido mi libro Reflexiones y Recuerdos.

El libro, editado  con motivo de  mi 70 cumpleaños, recopila  una selección  de entradas,  publicadas  entre abril del año 2007 y diciembre del 2013, en este  y en otros blogs.

 Mi propósito al publicar este libro es, por una parte añadir un plus a la duración de mi propia vida (una persona es inmortal mientras su recuerdo perdura en la memoria de otras personas) y, por otra, contribuir como mejor puedo a que quienes lean el libro se alegren conmigo y vean la vida un poco como yo la veo: una inmensa fuente de alegrías y de oportunidades, la gran fortuna de participar en la fiesta que es vivir y el disfrute de compartir la vida con los demás.

Por otro lado, decir que he leído y releído el texto final de las 321 entradas que he elegido de entre las más de 500 que contiene el blog y estoy contento. Creo que en su conjunto, el libro, unas páginas con más y otras con menos acierto, refleja con fidelidad lo que pienso. Deseo a los lectores que disfruten con la lectura de Reflexiones y Recuerdos al menos una pequeña parte de lo que yo he disfrutado al escribirlo y publicarlo.

Nota:
El libro,  editado por Letras de Autor,  se encuentra, en formatos digitales, entre otras plataformas, en la Web de la  editorial,  Amazon y  Casa del Libro

lunes, 29 de septiembre de 2014

542. UNA CAMISETA DE MODA



Un buen amigo me remite la fotografía de un joven vestido con una camiseta de moda.

La camiseta, que se  usa y se vende en las calles de no pocos países musulmanes, es un buen símbolo de lo que significa para los jóvenes islamistas el terrible atentado de las Torres Gemelas y de lo que en nombre de Alá son capaces de hacer y hacen día tras día los yihadistas que nos han declarado la Guerra Santa.


Supongo que sirve para poco,  pero al difundir  esta fotografía estoy expresando mi absoluta convicción de que a las declaraciones de guerra se responde con la guerra y que a un enemigo que está dispuesto a matar,  mata y celebra con orgullo la muerte de los nuestros,  es de locos darle comida y tenerle en casa.  

domingo, 28 de septiembre de 2014

541. PEQUEÑOS FAVORES

Un chiquillo de doce años,  campeón del mundo con el equipo de España,  no ha  entrado en  un  equipo  de fútbol infantil, el Rayo de Majadahonda,  porque a última hora ha aparecido para ocupar  plaza  otro chiquillo de la misma edad  que,   con menores méritos, tiene el peso de su padre, un conocido periodista deportivo, que ha solicitado y conseguido para él un lugar en el equipo.

El  niño, aunque defraudado,  seguro que encontrará en pocos días otro equipo para jugar al fútbol y seguro también que recordará toda la vida que no entró en el Rayo de Majadahonda  porque para ese equipo es más importante tener   un  padre  periodista deportivo  que el mérito de  jugar mejor que  otros al fútbol.

El otro niño, supongo,  estará  contento porque ha entrado  en el equipo,  pero ni él niño ni  su padre, casi seguro,  han pensado  que  el niño, ante sí mismo y ante sus compañeros,  ha quedado marcado,  no para bien, por la forma en que ha entrado en el equipo

Es evidente que  un equipo de fútbol  es una organización privada  y como tal,  tiene todo el derecho del mundo para incorporar  o no incorporar  a los candidatos, niños o mayores  que aspiren  a entrar en  su organización,

Desde que la  madre del niño, naturalmente molesta,  hace unos días   me contó la historia,  no dejo de pensar en  los terribles efectos  que para las  personas y para la sociedad,  tienen  los  pequeños favores.

Y, en un mar de dudas, me pregunto: ¿Somos conscientes de lo malo que puede ser que pidamos o hagamos  “pequeños favores”?

martes, 23 de septiembre de 2014

540 …Y AUNQUE SEA A REGAÑADIENTES ESE ELECTORADO NOS VOLVERÁ A VOTAR...

Hoy, ante la dimisión del Ministro  Ruíz Gallardón, que abandona el Gobierno de España ante la renuncia del Sr. Rajoy a cambiar la Ley del aborto, me viene la  cabeza  una entrada que  en mayo de 2011, cuando aún gobernaba  el Partido Socialista, publiqué en este blog.

En ella   glosaba la opinión de un parlamentario   que, ante las insensateces del Presidente socialista, tenía la seguridad de que su propio partido, el Popular,  ganaría las siguientes elecciones.

La razón en la que se asentaba la seguridad del parlamentario popular  en el triunfo de su formación era que, aunque los españoles no queremos  a su partido, le votamos  cuando necesitamos que nos  gobierne.  

Es decir, cuando los gobiernos  socialistas hacen las cosas tan rematadamente mal que se hace imprescindible  otro  gobierno, los españoles votamos al Partido Popular  porque sabemos que, aunque antipático y no querido, ese partido actúa con sensatez y  salva  la situación.

Pues bien, el actual gobierno del Partido Popular que  no ha cumplido su propio programa electoral y que ha actuado ante la crisis  aplicando con  despiadada  dureza, especialmente contra  los más débiles, los mismos criterios socialdemócratas que bien hubiera podido aplicar el Partido Socialista, ahora abandona, una vez más, su promesa de cambiar la Ley del Aborto y lo hace para mantener la que aprobó en su día el denostado  anterior Presidente.

Al  parecer, el nuevo incumplimiento del Sr. Rajoy está justificado porque  los  cambios previstos en esa ley podrían hacerle perder votos en las próximas elecciones. Evidentemente  serían votos de personas que en este tema están de acuerdo con los llamados criterios “progresistas”.

Y, esto es así  porque el Sr. Rajoy  no piensa  perder votos en lo que hasta ahora ha sido su soporte  electoral: la derecha y,  en parte,  el centro de la  sociedad.

¿Saben por qué?, muy  sencillo: el   Sr. Rajoy  piensa y se dice  a sí mismo y al resto de los políticos que le acompañan,   algo así como: “no os preocupéis,  porque nos necesita, aunque sea  a regañadientes ese electorado nos  volverá a votar”.


¿Será verdad? 

lunes, 15 de septiembre de 2014

539. DE LAS BODAS Y DEL AMOR

En una semana he viajado  a  Jarandilla,  en la comarca extremeña de La Vera    y  a Zaragoza, capital de Aragón.  En ambos casos  el  motivo ha sido el mismo: asistir a  dos bodas, la de Berta sobrina de mi mujer que se ha casado con  Jacinto y la  de mi sobrino José que lo ha hecho con María.

Han sido ceremonias bien distintas, la una en el marco solemne  de  la  Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor   y  la otra  entre  la minúscula  sala de bodas  de un pequeño ayuntamiento y   el angosto  espacio al aire libre  de una profunda garganta  abierta al cielo, rodeada de  árboles grandes y viejos, húmedos helechos y  enormes  piedras.

Las ceremonias,  absolutamente distintas, casi iguales: en una Plegarias de Dios  a la Virgen y a Todos los  Santos; en la otra  súplicas a la Madre Tierra  y a los Vientos  del Norte, del Sur, del Este y del Oeste;  en las dos votos de fidelidad  eterna  de los labios contrayentes   y súplicas  silenciosas en los corazones  de los asistentes para que el amor mutuo que  ahora  muestran  los nuevos esposos  se mantenga y crezca mientras vivan.

Más tarde,   las  celebraciones que fueron en apariencia muy  diferentes:  la primera una  fiesta  con música  esotérica, duras  canciones y  la prueba de algunas viandas  extrañas consumidas en pié o sentados en inestables taburetes; la segunda normal, con música de siempre, en  un adornado  jardín, mesas con manteles  blancos de buen algodón,  platos conocidos y vinos de toda la vida. Pero, a la postre,  las dos iguales: la misma alegría,  los mismos deseos de amor y, en todos los asistentes,  la misma esperanza de que este día sea para los novios el comienzo de una larga  vida de amor.  

Dicho sea que  aunque en las bodas   disfruto  las  liturgias solemnes que, por conocidas valoro y comprendo,  no dejo de sentir cierta empatía  con  quienes  encuentran en lo extraño  el  soporte  emocional de   ritos  diferentes para  sentir y asentar con  ellos las máximas verdades  que dan sentido a la existencia: el amor,  la prolongación y el final de la vida.  Sin embargo, y casi a mi pesar, reconozco que las dos bodas, antitéticas en  la forma  son iguales en el fondo y que me han causado una enorme alegría: dos mujeres y dos hombres e mi familia  han proclamado su amor y son ello, en ese amor,  han  unido sus vidas.

Por todo ello, pido a Dios, a la Virgen María, a San Felipe, a Santiago el Menor, a Todos los Santos,  a la Madre Tierra y  a los Vientos del Este, del Oeste, del Norte y del Sur, que Berta y Jacinto, María y José, que  lo que  hoy les  ha unido  sea solo la chispa que ha encendido en ellos  una inmensa hoguera de amor en la que, Dios lo quiera,  se abrasen  todos y cada uno de los días de sus preciosas vidas.  

Nota:

Y, en cualquier caso, de todo lo anterior, para mí,  sin duda alguna, lo más importante, es que Berta y María tienen  ya un valioso   papel en que se dice  que están casadas.