jueves, 29 de octubre de 2015

704. SEGÚN DICEN, LA CARNE DE CERDO Y LA ROJA DE VACA SON PELIGROSAS, ¡MATAN!, PERO, LA VERDAD ES QUE NO ME LO CREO

Hay un revuelo, hay gente espantada porque ha comido carne y teme la muerte inmediata. Y ello es porque  por un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en estos días explica con detalle que quienes comemos charcutería, cerdo, y carnes rojas, vaca, tenemos un gran riesgo de padecer terribles cánceres de colon y, acaso, otras muy malas enfermedades que también matan.

Los españoles, y  también  los occidentales,  muchísimos orientales y el resto de los ciudadanos del mundo que no son  judíos ni musulmanes, comemos desde siempre  cerdo y carnes rojas y, que yo sepa, no tenemos más muertes por cáncer que quienes no prueban lo que para nosotros son manjares.

Claro que si comes todos los días grandes cantidades de carne, la que sea; frutas, aunque sean variadas; no digamos chocolate; o cualquier tipo de alimento, seguro, seguro, que te da un soponcio y entonces, ya se sabe, de grandes banquetes están llenas las tumbas de los cementerios.


Por ello, creo que no estaría mal conocer quiénes son los redactores del informe, sus creencias y sus intereses, no sea que representen a productores de cereales, envasadores de fruta o simplemente, sean enemigos de occidente y también de oriente.

sábado, 24 de octubre de 2015

703. JUAN MANUEL GARRIDO HENARES

El miércoles, 21 de octubre de 2015, en Madrid, a los 72 años, Don Juan Manuel Garrido Henares, mi cuñado, ha muerto.

Tranquilo, con su inmensa bondad y  lleno de amor, en un instante, pasó de estar con nosotros a vivir, con los Santos, la Virgen María y  Jesucristo, en el cielo, junto al Padre.

Juan Manuel, hombre educado, paciente, estudioso del pasado, conocedor de la historia  y creyente fiel, fue,  sobre todo, un hombre honesto  que supo llenar su vida destilando amor; amor infinito  a su mujer,  sin límite a sus hijas, firme a su familia, sabio a las tierras de Andalucía y lleno de pasión a su Patria, España.

Juan Manuel  fue para mí, para nuestra familia y creo que para todos los que tuvimos la fortuna de estar entre los suyos,  el mejor ejemplo de lo mucho que aporta a los demás  un  hombre prudente y bueno, de pasión fuerte y contenida que,  siendo fiel hasta el extremo, ha sido, en todo,  el perfecto paradigma  cuanto obliga  el  ser un señor andaluz y  un caballero español.


Y hoy, cuando su cuerpo  ya descansa en Baeza, la ciudad que fue su cuna,  y su alma sobrevuela, desde el cielo, mis pensamientos enlutados, doy gracias a Dios y a la Vida por  habernos regalado,  a nuestra hermana, a sus hijas y  a toda nuestra familia, el extraordinario  hermano, contrasangre él decía, que Don Juan Manuel Garrido Henares ha sido.

jueves, 8 de octubre de 2015

702. DE SUSTOS, SOPONCIOS Y BERRINCHES

Menos mal, menos mal, menos mal que, al final, porque ocurre lejos o  son de otros, los males  nos afectan poco  y, aún en el peor de los casos, porque hay que seguir viviendo, hasta los peores soponcios se disuelven en  el  olvido.

Septiembre de 2015, para mí ha estado lleno de sustos, berrinches, malos tragos, disgustos, algún enfado y, lo peor, porque he agarrado una  gripe larga y desagradable, cansancio, toses, mareos  y hasta algunos miedos.

Los combatientes que se matan a cientos, los refugiados que mueren a miles;  los pobres que no quieren ser pobres; los ricos que quieren seguir siendo ricos; los que demandan y  los demandados por los mismos derechos…todo está  en los periódicos y  lo veo en Internet. ¿Me importa mucho? Si se trata de sentir, ¿será cinismo?, no lo sé. Si se trata de hacer,  ¿será cinismo?, no encuentro respuesta  si me pregunto ¿y yo qué puedo hacer?

Menos mal, me repito una y otra vez, menos mal que, al final,  los grandes  males  nos importan  poco  y  hasta los pequeños, los propios, los  del gran patatús,   duran   lo que tarda en endulzar el agua un  azucarillo.

Y mira que hay para preocuparse: La guerra que no cesa en el Mediterráneo, con muertos, heridos y refugiados; Cataluña, por tantas cosas,  para unos y otros españoles; para los chilenos que de repente, tras más de un  siglo, se han enterado  de que fueron ellos quienes iniciaron la Guerra del Pacífico cuando  invadieron Bolivia, eso sí, sin declarar antes la guerra y luego, porque lucharon mejor y ganaron,  se quedaron con 400 o bastantes más  kilómetros de costa y 120 mil o algunos más,  kilómetros de tierra; los bolivianos que, cuando se empezaban a ver  como un país serio, respetuoso con las leyes y digno de confianza en el mundo, descubren que,  para su Grandísimo Presidente,   su Ley de Leyes está  escrita con letras que se borran  con un poco de  agua.


Pero, afortunadamente, la vida es como es y aunque muchas veces, por tantas cosas, me digo: ¡menudo susto! ¡Qué berrinche! ¡Otro soponcio!, al final, siempre termino pensando que   hasta los peores soponcios se disuelven con y en nada.