domingo, 30 de diciembre de 2018

783. PALABRAS EN LA CENA DE NOCHEBUENA 2018




Queridos hermanos, hijos, nietos, biznietos, familia toda, hoy celebramos, en una, dos grandes fiestas, el nacimiento de Jesús Nuestro Señor y el día de nuestra Familia.

Y, por ello, sean estas mis palabras para decir, en primer lugar, que debemos recordar y dar muchas gracias a nuestros padres por haber dado vida a nuestra gran familia y agradeceros a todas vosotras, las mujeres de la familia, porque habéis sabido, en todas las circunstancias, mantener una tradición que vosotras mismas,  iniciasteis hace muchos años.

En segundo lugar, deciros que estoy absolutamente convencido, de que la familia es el mayor bien que poseemos, que su valor es inmenso y que, como todo lo que tenemos, siempre está en riesgo.

Ya somos muchos, de trece hermanos hemos pasado a ser más de un centenar de personas  y, lo sé bien, aunque los lazos que nos unen son fuertes, las circunstancias y los avatares de la vida, porque es así, inexorablemente van a sacudir hasta los cimientos la unidad de la familia y, como es evidente, de  su símbolo más importante, esta cena de Nochebuena que hoy celebramos; por ello y porque creo que para mantener la familia todos los esfuerzos son pocos, os pido a todos que cuidéis la paz, la generosidad, el amor entre todos nosotros y la cena de Nochebuena…

Y, recordando a todos los miembros de la familia que por unas u otras causas esta noche no están aquí, termino:

Que nuestros padres, José Luis y María Esperanza, nuestros hermanos Juan Manuel y  José Antonio, la tía Paz, Juani la madre de Marta y Cristina, mi mujer, porque querían tanto a su familia, desde el cielo nos ayuden a mantenerla unida y disfrutarla todos los días de nuestras vidas.

Amén


martes, 18 de diciembre de 2018

FELIZ MAVIDAD


domingo, 16 de diciembre de 2018

782. MATEO Y LUIS, MIS NIETOS, YA ESTÁN BAUTIZADOS




Ayer, 15 de diciembre de 2018, en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, mis nietos Mateo y Luis recibieron el Sacramento del Bautismo y,  porque están bautizados, ya son miembros de la Iglesia.


Como bien nos dijo el Padre Olegario al finalizar la ceremonia, en estos tiempos en que la secularización se ha adueñado de casi todo en nuestra sociedad, para la  Santa Madre Iglesia es una gran alegría recibir a dos nuevos católicos; y, quiero gritarlo, también lo es para su abuelo y para toda la familia.

Lo diré porque es verdad: la Iglesia Católica es, sin lugar a dudas, el mayor espacio de Fe, Caridad, Amor,  Esperanza y de Paz de cuantos existen en nuestro tiempo en este nuestro mundo; y además, la Iglesia también es,  quiero decirlo por cuanto es extremadamente importante para el futuro de Luis y de Mateo, un lugar de Libertad en el que conviven muchas formas, creo que casi todas, de entender el mensaje de Jesucristo, desde las más conservadoras hasta las más liberales, desde las más rígidas hasta las más flexibles, desde las más dogmaticas hasta las más librepensadoras y, ciertamente todas están unidas en la convicción de que el amor es el máximo  bien que le ha sido dado al ser humano.Y  Mateo y Luis tienen la inmnsa fortuna de ser miembros de pleno derecho de esta Iglesia…

No se cómo será el mundo en que vivirán  Mateo y Luis, no se cuales serán sus sueños y sus desafíos, no se cuales serán sus capacidades y sus limitaciones y tampoco se si tendrán, porque la vida jamás es fácil,  una vidas difíciles o muy difíciles; pero sí se que si crecen en el seno de la Iglesia en la que ayer han sido bautizados, si hacen suyas sus enseñanzas, serán benditos y tendrán los máximos bienes a los que puede aspirar un  ser humano, el Amor y la Paz.  

Que así sea.













sábado, 8 de diciembre de 2018

781. HOY HE COMPRADO MARGARITAS BLANCAS




Hoy, acunadas en el regazo he traído a casa las varas de margaritas  blancas y  el  poco de verde que hacen un buen ramo cuando está  subido en el jarrón que hace guardia junto a su retrato. 

Margaritas blancas, con qué gusto sonríe Cristina cuando me dice: ¡mira que eres, siempre me regalas margaritas blancas! Desde siempre, cuando las estoy comprando y me preguntan, en la floristería no se cansan, suenan en mis oidos sus palabras,  lo pienso un instante y contesto: sí, margaritas blancas.
Creo que una vez, hace algunos  años, porque no había blancas, compré un buen ramo, no recuerdo cuantas varas, de margaritas amarillas y, casi contento, abrí la puerta de casa; detrás estaba Cristina que, sonriendo, muy cauta, me preguntó: ¿para quien son esas margaritas? Yo contesté: aunque amarillas las margaritas son para ti Cristina bonita.  Tomó el ramo con las dos manos, lo llevó a la cocina, cortó un poco los tallos, puso el ramo en el jarrón de las margaritas, lo llevó a su sitio, se separó un poco, lo miró despacio, se volvió, me miró a los ojos, me abrazó un rato y me dijo: son preciosas, pero tienes razón, prefiero las  blancas.

Hoy, cuando he entrado en casa he visto su sonrisa y he escuchado sus palabras;  -Sí Cristina, bonita,  son para ti, son margaritas blancas…