martes, 14 de mayo de 2019

801. NO ES LO MISMO PREDICAR QUE DAR TRIGO




Creo que el Papa Francisco tiene razón, es un terrible mal impedir que las buenas gentes que por mil razones, todas justificadas, quieren venir y asentarse en Europa, lo hagan.

Y, sin duda alguna, es muy loable que el Cardenal Limosnero, con fuerza y bondad, haya abierto el grifo de la luz para que unos pobres ocupas se calienten e iluminen gratis total, a cuenta de la empresa (seguro que es de “los ricos”) de la luz.

Y, evidentemente, por aquello del ejemplo, me gustaría ver que en el Estado que es la Ciudad del Vaticano, además de los 1000 habitantes censados en 2017, al final de  este año 2019 estuvieran residiendo y trabajando 100 personas, de religión islámica,  llegadas en 2018, otras 100, de religión animista, llegadas en este año 2019, preparándose para trabajar y  al menos 15  niños de entre 2 meses y 17 años, todos  ellos muy bien escolarizados en la Ciudad Papal, con educación islámica o animista en función de los deseos de sus padres; ah, lo olvidaba, en las dependencias del la Guardia Suiza debería haber, por si acaso,  bien rehabilitadas, unas antiguas mazmorras,  preparadas y dispuestas   para encerar a los delincuente que roben, violen  o maten, en territorio vaticano  a algún clerigo, peregrino o simple habitante de la ciudad.

Y me gustaría ver la cara del Cardenal Limosnero y la de otros Cardenales, generosos siempre cuando  predican, cuando algunos, muchos, ciudadanos, incluidos algunos  “ricos caraduras”,  cansados de “tanta bondad”,  dejen de poner su dinero en manos de los ilustres limnosneros.

Y, evidentemente, me gustaría ver que la Ciudad del Vaticano se prepara para recibir, acoger e integrar  cada año, todos los años  y hasta siempre, a 100, 200 o 300 nuevos inmigrantes de religión no católica…

Si esto sucediese, creo que deberíamos escuchar al Papa Francisco, acoger en España a miles y miles y miles de inmigrantes y dar luz a todos los ocupas del universo…pero  no hay peligro, incluso en Argentina donde se produce en grandes cantidades, es mucho más sencillo predicar que dar trigo.

viernes, 10 de mayo de 2019

800. DE LA VIDA Y DE LA MUERTE


Hay días, semanas  quizá, en que no una sino varias veces  tropiezas con  la muerte y el daño duele.

Entre la tarde del  lunes y la noche de hoy, viernes, he escuchado las palabras de dolor de una mujer sintiendo marchar ante sus ojos  la vida de su hijo; he visto a un hombre, en un mar  de lágrimas, mirando sin ver a su mujer  próxima ya del todo a la muerte; y he sentido en mis manos el cuerpo vivo de otra mujer, ¡pobre!,  que hoy ha perdido a su marido.

Sí, es muy duro tropezar y volver a tropezar con la muerte y hoy, esta noche,  siento  que he vuelto a ese mar, mi mar,  de niebla entre blanca y luminosa, en el que tantas veces entro y  me muevo  seguro del brazo de mis propios muertos. Pero hoy no importa, siento que, porque triste y cansino,  he recorrido antes el mismo  camino,  en esta semana y hoy, para un hombre y dos mujeres  he sido signo y  señal  de por donde hay una  senda por la que  podemos caminar  los  que nos sabemos  perdidos.

Y sí, tienes que gritar, porque es verdad, para ayudarlos, que hay que estar contentos por lo que hemos tenido…y volver a gritarlo  y gritarlo de nuevo, para volver a creerlo, cuando regresa  el eco de las propias palabras.

Pero, al final, en la noche de este viernes, a solas con mi mujer, hablamos de lo que nos importa, sonreímos y, como siempre, nos alegramos por la fortuna que hemos tenido al haber nacido, habernos encontrado y habernos querido. 

miércoles, 8 de mayo de 2019

799. VIAJE A MARRUECOS EN AGOSTO DE 1993



Desde ayer, está  en Amazon mi nuevo libro, Viaje a Marruecos en agosto de 1993…y debo decirlo,este es,   aunque breve, de cuantos  he escrito, el libro  que más quiero y, acaso por ello, el único que hasta ahora nunca había pensado publicar.

El libro nació, en forma de notas manuscritas, sin otro propósito que proteger de nuestro propio  olvido las vivencias que acumulamos  Pilar y Juan Ramón, nuestros amigos más queridos, mi mujer Cristina, y yo mismo, en un viaje feliz  al  lejano Marruecos de los años finales del Siglo XX.

Y ahora, porque nada refleja mejor el carácter y el modo de ser de una persona que sus actitudes y sus comportamientos durante un viaje a un lugar exótico y desconocido, tantos años después, he retomado los breves apuntes  de aquel agosto de 1993, con un objetivo bien diferente: sacar a la luz y conservar para el recuerdo la personalidad, el carácter, la energía,  la vitalidad y la alegría  de mi mujer, Cristina, el amor de mi vida  y de Pilar, nuestra amiga,  que fueron las protagonistas del viaje.

Por supuesto, este libro es fruto de la generosidad de Pilar y Juan Ramón, que no solo me han animado en el empeño de editarlo, sino que han rescatado de su increíble álbum las fotografías que adornan el texto y las han situado en el lugar exacto en que fueron tomadas hace más de un cuarto de siglo, muchas gracias amigos míos.