martes, 18 de diciembre de 2007

122. COINCIDENCIAS: SANTIAGO DE CHILE 1.969 - SANTIAGO DE COMPOSTELA 2007

En julio de 1969 tuve que hacer una larga espera en el aeropuerto de Santiago de Chile, camino de Bolivia.

Para hacer más corto el tiempo compré, casi por el título, Homo Ludens, de un autor, Johan Huizinga, por entonces para mi, enorme ignorante, desconocido.


Durante horas, perdida la noción del tiempo, bebí hasta hacer mío el contenido de esta obra extraordinaria. Más tarde, ya sobrevolando La Paz, gracias al maestro holandés, encontré sentido a la ciudad del Altiplano, la pude comprender y amar.

En diciembre de 2007, en Santiago de Compostela, en otra espera, encontré en una librería, cerca de la Catedral, la misma edición de Emece de 1968, ahora un libro viejo, y, sin perder un minuto pasé a leerla de nuevo.

Al abrir el libro, nuevamente recordaba todo, comprendía todo, sentía todo. Y al levantar los ojos, comprendí fascinado la belleza de la plaza del Obradoiro, con el Palacio de Gelmírez, la Catedral, y, sobre todo, con su enorme espacio vacío, tan lleno de presencias peregrinas.
Con las mismas sensaciones de los casi olvidados veinticinco años, encontré en mi alma un sentido y un amor nuevos a Santiago de Compostela.

Santiago de Chile, Santiago de Compostela, el misma edición del mismo libro, las mismas sensaciones, la misma comprensión, el mismo sentido, el mismo amor. Todo gracias a dos esperas en compañía del Homo Ludens de Johan Huizinga.

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