Es frecuente que cuando estando juntos un hombre y una mujer se hace un cómodo silencio, la mujer pregunte: ¿Qué estas pensando?. Y, es normal que el hombre conteste: Nada.
La respuesta es mil veces cierta, los hombres con frecuencia, y sobre todo cuando se sienten bien, no piensan nada y cuando lo necesitan, se ponen a pensar.
Las mujeres tienen dificultad para entender esta realidad, ellas nunca tienen que ponerse a pensar, siempre están pensando y, aunque los hombres tampoco lo puedan entender, piensan no solo en una sino en varias o muchas cosas a la vez.
En este hecho, tan sencillo cuando se conoce, se encuentra la razón profunda del por qué una mujer puede simultáneamente ver dos cadenas de televisión, hablar por teléfono, hacer una labor, leer un libro, contestar a una pregunta del marido y decir al niño que es hora de irse a la cama. Y, mientras tanto el hombre que está leyendo el periódico no se entera, de verdad no se entera, del cisco que hay en la calle, de lo que ha dicho la radio o de lo que le ha preguntado su mujer.
Lo que digo no es bueno ni malo, simplemente es, pero lo que realmente sería muy bueno es que tanto los hombres como las mujeres supiéramos, desde niños, que las mujeres siempre están pensando mientras que los hombres tienen que ponerse a pensar.
Creo que en el viejo dicho “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” lo que realmente se expresa es que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer que, por quererle mucho, se dedica a pensar por él".
La respuesta es mil veces cierta, los hombres con frecuencia, y sobre todo cuando se sienten bien, no piensan nada y cuando lo necesitan, se ponen a pensar.
Las mujeres tienen dificultad para entender esta realidad, ellas nunca tienen que ponerse a pensar, siempre están pensando y, aunque los hombres tampoco lo puedan entender, piensan no solo en una sino en varias o muchas cosas a la vez.
En este hecho, tan sencillo cuando se conoce, se encuentra la razón profunda del por qué una mujer puede simultáneamente ver dos cadenas de televisión, hablar por teléfono, hacer una labor, leer un libro, contestar a una pregunta del marido y decir al niño que es hora de irse a la cama. Y, mientras tanto el hombre que está leyendo el periódico no se entera, de verdad no se entera, del cisco que hay en la calle, de lo que ha dicho la radio o de lo que le ha preguntado su mujer.
Lo que digo no es bueno ni malo, simplemente es, pero lo que realmente sería muy bueno es que tanto los hombres como las mujeres supiéramos, desde niños, que las mujeres siempre están pensando mientras que los hombres tienen que ponerse a pensar.
Creo que en el viejo dicho “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” lo que realmente se expresa es que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer que, por quererle mucho, se dedica a pensar por él".
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