jueves, 12 de junio de 2008

169. MIEMBRAS



Mientras España sufre los efectos de un cierre patronal en el sector del transporte que va a costar, a más de muchos problemas, no menos de 500 millones de euros, una Señora Ministra ha utilizado en el Congreso de los Diputados, la palabra “miembras”.

Como la palabra por ahora no existe, o al menos no figura en el Diccionario de la Lengua Española, para el caso que alguna de las veintidós Academias de nuestra lengua considere la posibilidad de dotar de significado a la palabra, me permito proponer para su estudio y posterior inclusión en la nueva edición del Diccionario, que la palabra “miembras” aparezca, después de mambla, como “Plural de teta”.

Teniendo en cuenta que la nueva y original palabra ha nacido de labios de la Ministra de Igualdad, y considerando que los hombres tienen, como antes educadamente se decía, un miembro viril, en mi opinión, las mujeres deben tener no uno sino dos femeninas miembras.

Creo que, con el impulso de la Señora Ministra, en pocos años desaparecerán, o quedarán como arcaísmos los muchos sinónimos de la nueva palabra que hoy se usan, con mayor o menor propiedad, los paises en que se habla español, para decir lo mismo: Busto, senos, pechos, tetas, ubres, montes, pechuga, chichis, mamas, montículos, mellizas, teclas, sobrinas, peras, melones, domingas y algunos otros vocablos que, estoy seguro, alguien emplea y otros entienden, pero a las que no alcanza mi cultura sobre el tema.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Volveran las oscuras golondrinas de los balcones sus nidos a colgar, mientras sus pollos hambrientos de sus miembras se asirán.
Unas miembras la hacen ser cateta a la ministra de igualar la concha con la braqueta
burla burlando
vamos los miembros de espanto.

Estimado amigo te felicito, muy bueno el artículo.
Un abrazo.

Antonio dijo...

Mejor la fina ironía que despliegas con gracia (y buen tino)que la tentación de correlacionarlo con el repaso mental de las condiciones personales de una buena parte de los que nos han mandado dirigido en nuestra vida. Tu comentario obliga a esbozar una sonrisa conmiserativa. La tentación citada llevaría a la depre. (¿Donde hemos estado, J.L.?)