Aunque los partidos políticos que concurren a las Elecciones Generales, especialmente el Partido Popular y el Partido Socialista, acaso porque tienen pavor a que si dicen lo que van a hacer, los ciudadanos, absolutamente espantados, no les voten, la realidad es que, porque no tienen más remedio, para salir de la situación actual van a tomar las siguientes medidas:
Una Reforma de las Administraciones Públicas que implicará, además de la reducción de su tamaño, un ajuste de en sus funciones y actividades que debe suponer la supresión de la mayor parte de las funciones que hoy realizan y que pueden ser asumidas por el sector privado o que pueden ser suprimidos sin perjuicio grave para el bienestar de los ciudadanos, como pueden ser la educación no obligatoria, algunas prestaciones del sistema sanitarios, la mayor parte de las actividades lúdicas y deportivas, medios de comunicación públicos, la concesión de subvenciones de todo tipo, etc.
Una Reforma del Sistema Financiero, que implicará la desaparición de las Cajas de Ahorros y la recapitalización de los bancos, con recursos que estos deberán devolver a medio o largo plazo y un incremento del control por el Banco de España de Sistema. Además se buscarán medios para atenuar las dificultades para el acceso al crédito, primero de los emprendedores y pequeños empresarios y mas tarde de los ciudadanos en general para incentivar el consumo de bienes de uso duradero.
Una Reforma de los Sistemas de Pensiones y Sanitario de la Seguridad Social, que supondrá un más rápido retraso en la edad de jubilación y el ajuste de la cuantía de las pensiones y, la revisión del concepto de universalidad en el sistema de salud, la reordenación y el copago de algunas de las prestaciones.
La Reforma del Sistema Tributario, con inclusión de los impuestos autonómicos y de las tasas municipales, para asegurar la competitividad española en el marco europeo y que, al menos durante los dos o tres próximos años, implicará una subida del IVA y acaso pequeños y progresivos ajustes a la baja de los impuestos directos y de las cotizaciones a la Seguridad Social.
La Reforma del Sistema Laboral, con la implantación de un contrato único, salvo muy contadas excepciones siempre indefinido e indemnización de 20 días por año y tope de un año en las indemnizaciones. Supresión de la obligatoriedad universal de la vigencia de los convenios colectivos y eliminación absoluta de subvenciones a sindicatos y organizaciones empresariales.
La Reforma de la Justicia, que siendo necesaria, se va a realizar no porque exista la necesidad sino porque su actual falta de eficiencia y su politización son uno de los motivos de disgusto más graves de los ciudadanos y resolver este problema no sería demasiado difícil ni costoso para un gobierno que necesitará obtener, de donde pueda, algún apoyo popular.
Algunas Reformas para Complacencia de los Ciudadanos. Son medidas que aunque no tienen apenas significación económica, son una muestra de que “la salida de la crisis es cosa de todos”.
Es el caso de la reducción drástica de los “puestos de confianza” en todas las administraciones, la reducción de las retribuciones de los puestos políticos en las administraciones, la supresión de subvenciones a partidos políticos, entidades culturales y ONGs, a las actividades impulsadas por los partidos políticos en el exterior e incluso gran parte de las ayudas a países menos favorecidos y organizaciones internacionales no fundamentales para el desarrollo y claramente mal gestionadas en todo el mundo, además de la negociación de un nuevo Concordato con la Santa Sede para la cesión al Patrimonio del Estado de los grandes edificios con altos costes de mantenimiento y la supresión de subvenciones para la retribución de los clérigos.
Evidentemente son medidas extremadamente duras, tan duras que pueden suponer, al menos en la mente de los ciudadanos, la desaparición del Estado del Bienestar y eso, además de un gran malestar, va a generar enormes tensiones sociales y gran malestar en la sociedad, ya que a pesar de los enormes sacrificios, el retorno a la prosperidad va a tardar varios años, por lo menos tres y acaso cinco o seis, en llegar.
Muy probablemente la percepción social va a ser que las recetas del próximo gobierno son un caso claro de que es mucho peor el remedio que la enfermedad.
Por esto, aunque los políticos no lo quieran decir en la campaña electoral para no espantar a los votantes, más valdría que, por el bien de todos y para evitar males mayores, que los partidos políticos nos dijeran a los ciudadanos las medidas que van a tomar cuando sean elegidos. Es la única manera de conseguir que a partir de enero de 2012 los españoles no nos digamos y digamos a los gobernantes que, una vez más, estamos gobernados por incapaces, mentirosos y malas personas que solo buscan el poder y sus propios intereses.
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