sábado, 1 de noviembre de 2025

1214. COSAS DE VIEJO: DE LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS


Los ecos de  la ruidosa  fiesta pagana, ¡tan  extraña!,  en la que parece bueno hacer mofa de la muerte y de los muertos, celebrada ayer, me han hecho despertar hoy con el corazón henchido de  sentimientos encontrados de horror, nostalgia y amor.

Horror por el absurdo que es enseñar a los niños que la muerte es un juego, que no merece respeto y que en nada se relaciona con el  final sus propias vidas.

Nostalgia, porque hoy no de uno en uno, como todos los días, sino todos juntos, de golpe, me han visitado mis padres y mis abuelos, mi mujer, mis maestros y mis amigos, que están muertos, los añoro sí, pero también los siento conmigo.

Amor, sobre todo amor, porque siento en el corazón amor, ese vínculo, único y misterioso, que, conmigo en el camino, une a mis hijos y a mis nietos con mis padres y mis abuelos.  

Y, de pronto me lleno de extrañeza: cuando me enseñaron que existía también me dijeron  que, por ser un dogma, era imposible entender la Comunión de los Santos, pero hoy, ahora, pasados los años, aquello no puedo  comprenderlo, no necesito explicación alguna: no, no hace falta saber del Purgatorio o creer en el Cielo para saber que todos, todos los hombres estamos unidos en comunión, hayamos sido y seamos o no santos.

El corazón, y también la razón, me dicen que es cierto  lo que siento, que mis padres y mis abuelos, mi mujer, mis maestros y mis amigos, no están muertos, siguen conmigo, solo hay que  creer, abrir los ojos y afinar los oídos del alma para verlos vivos y escuchar sus palabras, ¡ellos nos hablan! 

Sí, hoy, día de Todos los Santos con el corazón,  lleno de amor, doy gracias al Cielo y  grito en silencio: ¡muchas gracias papá, muchas gracias mamá, muchas gracias Cristina, muchas gracias amigos, por estar hoy todos conmigo!