jueves, 13 de septiembre de 2007

90. DIRECCIONES DE CORREO ELECTRÓNICO

Siempre que tengo ocasión digo a mis alumnos y a quien me quiera escuchar, que el mayor tesoro que pueden encontrar durante sus estancias en un curso de postgrado fuera de su propio país y aún dentro de este, es la lista de correos electrónicos de sus compañeros, conocidos y amigos.

Las oportunidades de todo tipo, desde profesionales o de negocios hasta en temas personales, vienen siempre del contacto con otras personas. Evidentemente quien más amigos tiene puede acceder a más oportunidades.

El mundo es hoy muy pequeño y en todas partes se encuentran personas con las que se tiene afinidad, y esta es siempre mutua. Si alguien te agrada lo normal es que tu también seas agradable a la otra persona. Es una pena y una pérdida lamentable no mantenerse cercano a todos.

Las direcciones de correo electrónico no son para ser guardadas, muy bien cerradas, en la carpeta del outlock, son para ser usadas, para mandar de cuando en cuando unas notas, para preguntar algo, para saber del otro y para mantener contactos frecuentes cuando la situación lo requiere.

Las direcciones que no se usan envejecen y mueren, se llenan del polvo del olvido y cuando se pretende usarlas ya no existen. Por eso hay que usarlas.

Por cierto, si ha pasado demasiado tiempo sin que haya visto o no le haya enviado un correo al lector, que por favor, me lo recuerde. Suelo ser bastante consecuente.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

89. CONOCER LUGARES Y DIAGNOSTICAR SITUACIONES

Tengo la enorme fortuna de haber viajado por toda España, de conocer todas las capitales de provincia y muchos de sus pueblos y ciudades

Desde que por primera vez salí de España y tuve la ocasión de recorrer Inglaterra y el País de Gales en 1965, creo que he pisado varias veces la mayor parte de las naciones de Europa y América, he vislumbrado el norte de África y me he sentido anonadado atisbando un poquito de Asia. Y, por supuesto, pienso seguir viajando ya que ello produce la mayor de las satisfacciones.

Tengo que decir, además, que salvo en algunos casos muy concretos, en todas partes he estado para hacer algo. Para ver una empresa, para negociar un acuerdo, para dictar unas conferencias, para participar en reuniones, velar muertos y asistir a bodas.

Ello supone que he tenido la oportunidad de conocer y hablar con muchas personas y tratar con ellas todo tipo de temas, aunque sobre todo, profesionales.

He aprendido algunas cosas en los viajes, algunas muy pequeñas, pero todas importantes, aquí hay algunas:

Las motivaciones de las personas son siempre las mismas en todas partes: Amor, odio, ambición, afecto, orgullo, poder...

Las preocupaciones son similares: La familia, el trabajo, el dinero ..

La política casi es siempre igual: Dos partidos grandes, poderosos y enfrentados, algunos otros en medio que suelen sacar algo. Un algo de prepotencia y algunas cosas que sería mejor no saber.

De religión es mejor no hablar, pero en todas partes he visto casi lo mismo: Fieles que acuden al templo a orar y, sobre todo a pedir y a dar. Enemigos de esos fieles que son a su vez fieles a otras fidelidades. Esperazas y miedos, lo normal.

El clima cambia de lugar en lugar y es algo diferencial

La música y el baile difieren según los lugares, pero en todas partes es belleza y placer
La comida, afortunadamente, en todas partes hay algo distinto y especial. Las bebidas, salvo excepciones, siempre igual.

La realidad de cada sitio la conoce bien quien vive en el lugar pero, con frecuencia los árboles no dejan ver el bosque.

Los extraños, si son capaces, pueden ver el bosque, pero como no conocen los árboles, si alguien no se los explica, entienden poco y mal.

Y, en consecuencia, puedo afirmar que de cuantos lugares he visto, solo puedo decir sin temor a equivocarme que siempre hay gentes que valen la pena, algunas cosas buenas y por lo regular poco más.

martes, 11 de septiembre de 2007

88. EMPRENDER

En los últimos meses he participado en la preparación de un pequeño manual para facilitar a las personas que quieran hacerlo la posibilidad de acceder al autoempleo o crear sus propios negocios.

Como es natural, además de trabajar en los aspectos técnicos de lo que significa el comienzo de una actividad profesional independiente o dar vida a una empresa, he reflexionado bastante sobre las motivaciones que tienen las personas que se enfrentan al reto de emprender y, aunque tengo aún bastantes dudas, he llegado a tres conclusiones que me estimulan para hacer que el manual sea útil para quien lo llegue a usar.

Las conclusiones son:

La filosofía del despotismo ilustrado sigue vigente en el pensamiento de las clases dirigentes. Max Weber, si despertara ahora, no cambiaría sustancialmente su pensamiento. La sociedad europea, impulsora del estado del bienestar, acepta plenamente la Teoría X y no ha asumido la concepción de la Teoría Y de MacGregor.

Y, en consecuencia

Como los dirigentes, que trabajan por cuenta ajena, de las más destacadas organizaciones con incidencia social, han descubierto que es imprescindible para la supervivencia del modelo social que la gente tenga trabajo, y no hay el suficiente por cuenta ajena, están tratando de convencer a todos los que pueden para que asuman los riesgos que, como es natural, no quieren para si mismos.

La principal motivación para el autoempleo es la necesidad de supervivencia, y las dificultades, a veces insalvables, para conseguir un trabajo razonable por cuenta ajena.

El emprendedor que lo es porque responde al estímulo vital de ser su propio jefe, de crear y tener su propio negocio, es una persona excepcional que quiere hacerse su propio bienestar y suele creer en la Teoría Y.

Por ello, como tengo la suerte de ser un poco ilustrado, pienso como Max Weber, creo en laTeoría Y, y tengo la experiencia de ser libre, me estoy esforzando al máximo para, a pesar de todo, conseguir que haya la mayor cantidad posible de emprendedores, que hagan nacer nuevas empresas y, en suma, para que haya más gente que sea algo más libre.

lunes, 10 de septiembre de 2007

87. AGOSTO EN ESPAÑA Y EL AHORITA NO MÁS

Agosto en España es, para muchas personas, en los sectores relacionados con el ocio, la hostelería y el turismo, tiempo de mucho trabajo.

Sin embargo, en agosto, la actividad económica y la gestión empresarial, al igual que la educación, entran en un letargo absoluto.

Agosto es tiempo de vacaciones y, como mucho, para leer, escribir o pensar.

No se cuanto tiempo seguirá siendo así, pero la realidad es que hoy por hoy es que entre el cinco y el veinticinco de agosto resulta casi imposible avanzar en cualquier proyecto que implique negociaciones o decisión empresarial.

Como todos tratamos de encontrar justificaciones para lo nuestro, aunque no nos agrade del todo, nos decimos que es mejor tener una parada durante unos días y trabajar rápido y duro el resto del año, salvo navidades, parte de la semana de Pascua de Resurrección y algunos puentes.

Como dedico parte de mi actividad profesional a temas relacionados con negocios en América se me hace difícil asumir y me cuesta a veces explicar, incluso a quienes lo saben bien, la necesidad de cerrar los temas antes de que llegue agosto o de esperar a septiembre.

Evidentemente, me pasa algo muy parecido con el ahorita no más. Siempre me resulta áspero explicar en España que las cosas, en algunas partes de América, van a un ritmo más lento, que hay que se piensa despacio, que los trámites se alargan, y que aunque te hayan dicho que ahorita no más, tu sabes que si quieres el negocio, hay que esperar.

Ahora, en pleno agosto, cuando pienso en lo que no cerré en julio y he reemprender en septiembre, me pregunto, ¿Y realmente importa mucho que en España durante este mes se haga tan poco y que en otras partes las cosas se hagan ahorita no más?.

La verdad es que salvo en temas puntuales, y ni en esos, como los intereses unen y son más duraderos que el amor, por unos días, igual da.








jueves, 6 de septiembre de 2007

86. UN PERRO LABRADOR VA DE VIAJE A LA SELVA

Mi buen amigo Juan Urrutia me envió hace unos años un cuento cortito que algo ajustado sobre el original, repito a veces, al final de algún seminario sobre creatividad.

Por favor, disfruten tanto la historia como yo lo hago cuando la cuento.

Un matrimonio se va de viaje al África profunda y se lleva a su pacífico y tranquilo perro labrador para no dejarle solo, descuidado e indefenso en Europa.

Durante la primera noche en el hotel de la selva, en cuanto sus amos se van a cenar, el perro salta por la ventana y se marcha a dar un paseo y explorar un lugar nuevo lleno de ruidos extraordinarios y olores maravillosos.

Apenas han pasado cinco minutos, cuando el perro ve que se acerca una pantera a toda carrera.

Aunque solo sabe de panteras lo que ha medio visto en televisión, se da cuenta inmediatamente que el enorme bicho viene con malas intenciones y piensa que tiene un problema que debe resolver mejor pronto que tarde.

Mirando alrededor, ve unos huesos, bastante secos por otra parte, de un animal muerto y empieza a olfatearlos y moverlos con las patas. .

Cuando la pantera está lo suficientemente cerca para oírle, el perro dice a gritos: “¡Qué estupenda pantera me acabo de terminar!”

La pantera al escucharle frena en seco, se da la vuelta y escapa horrorizada: "¡Que animal más extraño, debe ser de ciudad, seguro que es peor que peligroso,"

Un mono que estaba subido en un árbol cercano y que había vistoy oído la escena, sale corriendo tras la pantera para decirle cómo la había engañado un simple perro de ciudad.

“Eres peor que idiota pantera, los huesos eran viejos, y ese animal es un perro labrador, es un perro de ciudad y estoy seguro de que solo sabe comer pienso “

¡Será asqueroso el mono!, se dijo el labrador, que escucho de lejos la conversación mientras trataba de reponerse del susto.

La pantera, arrepentida, le dice al mono : ¨¡Sube a mi lomo , vamos a buscar al perro y te invito a comer! “

El labrador ve que vienen, que no se puede escapar y se dice, “¡A pensar!”


Se sienta muy recto, de espaldas al camino de la pantera, como si no los hubiese visto, y cuando la pantera está a punto de saltar para cazarle, el labrador dice no demasiado alto: ¨¡Éste mono es un inútil, hace más de un cuarto de hora que lo mandé a por otra pantera para comerme y todavía no me la ha traído!”

Evidentemente el perro labrador, antes de que la pantera se repusiera del susto, ya estaba debajo de la cama de sus amos prometiéndose ser, dentro de lo posible, algo más prudente en el futuro.


MORALEJA:

En momentos de crisis, la imaginación y la sangre fría son tan importantes o más que el conocimiento.

Procuren ustedes, en las situaciones difíciles, ser imaginativos como el perro, eviten ser estúpidos como la pantera y nunca sean aprovechados como el mono.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

85. RECUERDOS DE BATALLAS

De tiempo en tiempo las personas, por unas u otras circunstancias, nos encontramos en el centro o en los aledaños de una batalla.

Puede ser en un altercado callejero, en un atentado terrorista, en una catástrofe natural, en un choque de trenes, en un accidente de aviación y hasta en una batalla dentro de una guerra.

También puede aparecer el estallido de violencia, acaso no física pero sí de extrema dureza moral, en la pugna por la destrucción o el control de un cliente, de un proveedor o de una empresa competidora.

Mientras dura la refriega o se desarrolla la batalla, las personas implicadas asumen múltiples papeles, desde general al mando hasta sargento de un pelotón de ataque, desde espía infiltrado en el campo enemigo hasta periodista espectador, desde amante preocupado por alguien hasta inocente habitante del lugar.

Siempre hay bajas entre los contendientes y víctimas inocentes. Siempre hay heridos que se recuperan y siempre hay personas que quedan mutiladas para el resto de sus vidas. Y también hay supervivientes que ganan algo y la mayor parte de las veces obtienen nada.

De todo esto me llaman la atención, sobre todo, tres cosas: La primera lo súbito a veces del estallido de la violencia, lo segundo la enorme tensión y la ausencia de miedo en la batalla, lo tercero, la sensación del “no me ha pasado nada”.

Y una cuarta, cuánto satisface a las personas haber estado en el centro de la refriega y contar, cuando ha pasado el tiempo, que participaron en ella.

martes, 4 de septiembre de 2007

84. EL QUE NO SE CONSUELA ES PORQUE NO QUIERE

El que no se consuela es porque no quiere y casi todos tenemos que consolarnos de cuando en cuando.

Además, si no te consuelas es mucho peor, porque, lo que has perdido no lo recuperas y sigues desconsolado hasta que encuentras otro motivo para más desconsuelo.

En 1975, en Maguncia, la ciudad de Gutenberg, alguien me regalo una edición facsímil del libro más pequeño del mundo, un librito en miniatura con el texto del Padrenuestro en varios idiomas. Venía dentro de una cajita de metacrilato que abierta era una lupa para leer sus letras diminutas.

Durante muchos años el libro ha estado en mi despacho, como un bonito recuerdo, al lado del enorme facsímil de las Cantigas de Alfonso X el Sabio que compre, por su belleza, más o menos en la misma época, por un montón de dinero.

Como es natural, mis hijas, desde muy niñas han rondado los aledaños de ambos libros, sobre todo del más pequeño, para jugar con él a las casitas. Y, como también es natural mi mujer y yo, cada vez que ellas ponían las manos sobre el pequeño tesoro nosotros poníamos el grito en el cielo, para que desistieran de sus propósitos.

Al paso de los años el libro grande no ha sufrido ningún deterioro, su enorme tapa pesaba demasiado para la fuerza de los niños. Sin embargo en bastantes ocasiones hemos encontrado, siempre con rasguños añadidos, el Padrenuestro.

Trascurridos más de veinticinco años, en un momento determinado, como siempre había creído tener un tesoro en las Cantigas y necesitaba dinero, pensé en vender el libro. Para mi sorpresa el “enorme valor” se había trasformado en unos cientos de euros.

Para consolarme del berrinche me dije que, al menos, seguiría teniendo el libro, aunque no lo mire casi nunca, en mi despacho.

Por supuesto, no pensé en vender el libro pequeño, que siguió en su sitio, como siempre.

Hace solo un par de años mis hijas, ya mayores, y absolutamente desesperadas me despertaron una mañana preguntando dónde estaba el Padrenuestro, lo habían buscado durante horas, primero en el despacho y luego por toda la casa. Yo dije que el libro estaba donde siempre, pero no estaba.

Habían leído que de la edición de ese libro, de su libro para jugar con las muñecas, quedaban en el mundo 17 ejemplares y que su valor era enorme. Había compradores dispuestos a pagar no sé cuantos millones.

El libro no apareció por ninguna parte y para consolarme, me dije que probablemente el ejemplar que me regalaron en Maguncia no era uno de los 17 y que, en cualquier caso, había estado en casa más de 25 años y lo había disfrutado toda la familia, año tras año, durante muchos años.

Evidentemente, el que no se consuela es porque no quiere.