En la preciosa mañana que luce el otoño de Madrid, esta mañana, la siguiente a la designación de Rio de Janeiro como sede de las olimpiadas de 2016, he experimentado, una gran alegría un fuerte orgullo y una gran esperanza.
Lo vacío, por ser sábado y temprano, de las tres muy buenas autopistas que he atravesado en apenas quince kilómetros y la bondad del día me han permitido ver y disfrutar la calidad del entorno, el verde del campo, los preciosos edificios, la modernidad de los automóviles, sentirme orgulloso del hotel en el que he pasado la noche y alegrarme de las obras que están haciendo más confortable el interior de mi casa.
Durante las últimas horas he olvidado la difícil situación económica, el fantasma del desempleo, los desastres del gobierno, el malestar social y el resto de los males que nos aquejan.
Durante las últimas horas me he sentido orgulloso del trabajo que ha hecho la ciudad de Madrid para preparar ser la sede de los Juegos Olímpicos en 2016 y me ha llenado de satisfacción ver un trabajo realmente bien hecho,
Me ha llenado de orgullo y de esperanza ver a toda la sociedad madrileña, a toda la sociedad española, con inclusión de nuestros políticos, mirando en la misma dirección, defendiendo un proyecto común y haciéndolo muy bien.
Durante las horas que van desde el principio de ayer hasta la mañana de hoy ha aflorado en mi alma y creo que en la de muchos españoles, el orgullo de ser español y la conciencia de ver que sabemos hacer y hacemos las cosas muy bien.
Y me ha llenado la esperanza de que al ver todos lo bien que lo hacemos cuando lo hacemos como ahora, nos entren las ganas de ir todos juntos, en el camino de vivir y ser mejores cada día.
Espero, deseo de corazón que la ilusión de estos días, aunque tenga altos y bajos, sea el final de la raixa, que retorne el sentido común , y tengamos nuevos tiempos, llenos de orgullo, alegría y esperanza.
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