Ayer, en Sudáfrica, el equipo español, la Roja, ganó el campeonato del mundo de fútbol.
Creo que no he visto nunca un mayor grado de alegría colectiva en España y en los españoles. Las expresiones de satisfacción han llenado las calles, las casas y los medios de comunicación.
Pienso que los españoles tenemos mucho que agradecer, en estos malos tiempos, a los jugadores de la selección, a su entrenador, al equipo de apoyo y a los clubes de fútbol en los que juegan los campeones, por habernos regalado una buena muestra de lo que un equipo español es capaz de hacer y regalarnos una gran dosis de orgullo para alimentar el motor de esfuerzo colectivo que requiere volver al camino de la prosperidad y a estar, en muchas cosas, entre los mejores.
Estoy extremadamente satisfecho, complacido y especialmente optimista, porque los triunfos deportivos, la Roja, Nadal, Contador, Alonso, son una muestra, multiplican los éxitos que los artistas, las gentes de la cultura, los empresarios y los profesionales españoles, consiguen cada día, aún en los peores tiempos y animan y estimulan a todos los españoles.
Además, a lo anterior, hay que añadir, para alegrarse aún más si esto fuera posible, los resultados económicos que la victoria de la Roja, durante puede que mucho tiempo, van a aportar , a lo ancho del mundo, los productos y servicios que tienen marca España.
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