sábado, 31 de diciembre de 2011

437. RESUMEN DE 2011: UN AÑO PARA OLVIDAR



El año 2012, en España ha sido un año para olvidar: Se ha incrementado la pobreza, el malestar social, la incertidumbre sobre el futuro y, en nuestra sociedad,  quedan  muy pocos rescoldos para encender una nueva hoguera de esperanza.

El paro, la corrupción, los grandes esfuerzos sin fruto, la impotencia, el desánimo y el miedo,  han sido compañía nada grata en los días y en las noches de un año perverso.

Ahora, el penúltimo día de este diciembre,  el nuevo Gobierno de España, elegido por la mayoría de los españoles,  nos ha mostrado el  camino  que ha tomado  para cambiar las cosas y, quizá porque ese camino está lleno de espinas, ha aparecido un soplo de aire en la sociedad que puede encender el gran fuego de ilusión que nos hace falta.

Creo que, por ahora, aunque  lo que ofrece el Gobierno es  muy parecido a lo que nos ha dado el anterior y  no demasiado bueno, acaso, es posible, quizá,  que si hay algunos resultados, aunque sean pocos, en no demasiado tiempo, nos haya puesto en el camino de un Año 2012 que sea para recordar..

Y, porque lo importante son las personas, hoy, 31 de diciembre, deseo nuevamente a todos mis amigos, estén donde estén, que vivan el año 2012, teniendo Amor y estando en Paz.

sábado, 24 de diciembre de 2011

436. NAVIDAD 2011





Amiga, amigo nuestro,  en esta Navidad y en 2012, con el Niño Dios:
Transita caminos de esperanza y llena tu alma con  los frutos  de tu esfuerzo.
Siente la alegría de  querer, la necesidad de conseguir y el placer de compartir.
Ten protección en las tormentas,  escucha  la armonía de los truenos y llénate 
con  la fuerza de los relámpagos.
Goza  la  belleza de la luz  y  ve la luz  en  la oscuridad.
Y vive cada día  siendo  Amor y estando  en  Paz.
Con cariño
Cristina Benedicto y José Luís Mingo

martes, 20 de diciembre de 2011

435. SATISFACCIÓN Y MOTIVACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS (2)




Algunas  medidas, obvias para cualquier experto en gestión de personas,  para incrementar la satisfacción y la motivación de las personas en tiempos de crisis pueden ser las siguientes:

  •   La primera, absolutamente necesaria, más aún, imprescindible, es que en la empresa exista una comunicación limpia, abierta y amplia sobre la realidad que se esté viviendo en cada momento. Si no existe esta comunicación cualquier medida no solo es inútil sino contraproducente. Recordar además  que no es malo tener miedo y que exista el miedo en la organización;  cuando hay riesgos ciertos es de insensatos no tener miedo. Lo importante es tener valor y ser capaces de vivir en el riesgo  venciendo el miedo.
  • La segunda es trazar un plan para afrontar la situación que incluya dos aspectos absolutamente imprescindibles: El primero  dedicado a la reducción de costes y a la supervivencia  en el corto plazo y el segundo, aún más importante, orientado a la búsqueda y consecución de nuevas e innovadoras oportunidades en el  medio plazo.
  •  La tercera es que la dirección trabaje muy duro e implique en el trabajo a todo el equipo humano, informando formalmente, sobre la situación, los resultados y las perspectivas, estimulando la creatividad  y celebrando los éxitos aunque estos sean pequeños.
  • La cuarta es compartir los sacrificios y reconocer  el esfuerzo de  forma clara y fehaciente. Además, hay que  “anotar los méritos especiales en la lista de los esfuerzos” para su compensación futura (y cuando pase la crisis compensar con generosidad).
  • La quinta y pienso que muy importante, establecer un sistema de compensación variable que permita, si es necesario, reducir los costes a corto plazo y compensar con largueza los resultados en el medio plazo.
Estas medidas, sencillas de formular y nada fáciles de poner en marcha y mantener en el tiempo, no solo pueden contribuir a mantener la satisfacción y la motivación de los recursos humanos  de la empresa sino y esto es lo realmente valioso, pueden dar vida a un equipo ganador que vencida la crisis lance la empresa a éxitos que hubiera sido imposible soñar antes de la crisis.

jueves, 15 de diciembre de 2011

434. SATISFACCIÓN Y MOTIVACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS (1)



Actualmente en España además de  cinco millones de personas en situación de desempleo hay  al menos  otros cinco millones de empleados y pequeños empresarios aterrados ante la posibilidad de perder sus puestos de trabajo.

Sin entrar en el drama económico y moral que supone esta  situación para la sociedad, creo que es muy necesario reflexionar sobre el impacto negativo que se está produciendo en la satisfacción, en la motivación y en el rendimiento de las personas que trabajan en las organizaciones, para buscar  soluciones.

Dice el Diccionario de la Real Academia que satisfacción es  acción y efecto de satisfacer o satisfacerse  y es también “cumplimiento del deseo o del gusto. El Diccionario añade que la palabra  satisfecho significa, además de "presumido",  “complacido, contento”.

En función de lo anterior, está dentro de lo posible que  una parte de las personas que actualmente  tienen trabajo, por el solo hecho de tener trabajo, hoy en día, estén satisfechas.

Sin embargo, si tenemos en cuenta que los factores que realmente inciden en la satisfacción en el trabajo, una vez se tiene trabajo, además de con la percepción de seguridad, se relacionan directamente con el poder y la autoridad del puesto,  la oportunidad de desarrollar la propia personalidad,  el prestigio dentro de la empresa, la posibilidad de pensar y actuar con libertad, las oportunidades de  autorrealización, los lazos de amistad, el sentimiento de estar bien informado, el  ayudar a otras personas o  sentimiento de estar haciendo algo que vale la pena;  tengo muchas dudas de que al día de hoy, cuando el miedo al despido está generalizado,  sea muy alta la satisfacción de las personas en las empresas.

Por otro lado, sobre  la palabra motivación, nos dice el Diccionario, que es “acción y efecto de motivar”, “motivo (causa)” y  “ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia”. Y motivar es  el   disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo”.

De las acepciones de estas palabras  se podría desprender  que las personas deberían estar “muy motivadas”, ya que, por no perder el empleo, van a hacer cuanto haya que hacer en su trabajo para evitar la amenaza  del despido.

Esto encaja en  Pirámide de Maslow: Las personas requieren cubrir sus necesidades primarias (alimentación, techo y  un mínimo de seguridad),  antes de plantearse las  necesidades de pertenencia o, más tarde,  las de autorrealización.

Actualmente, las personas que trabajan  tienen satisfechas las necesidades primarias y acaso algunas de las secundarias, pero la ausencia de  un  mínimo de seguridad  puede estar incidiendo en que muchos factores  que hace viable una  auténtica motivación puedan estar ausentes.

No podemos olvidar que, todos los expertos lo saben bien,  existen hechos o  factores que afectan  directamente a la motivación de las personas (el propio contenido del puesto, el desarrollo personal, el grado de reconocimiento, la consecución de metas y la promoción profesional)  y que los denominados  factores higiénicos de la motivación inciden sobre algunas  necesidades que,   caso de no estar cubiertas,  producen insatisfacción, pero que si están satisfechas  no impulsan la motivación (las condiciones de trabajo, las relaciones interpersonales e incluso la retribución).

Y, mucho me temo que actualmente hay millones de personas en España  que, condicionadas por la incertidumbre sobre el futuro y el pánico  al desempleo, no solo están lejos de valorar  las posibilidades que ofrece una buena motivación, sino que asumen con resignada aceptación la presencia de  malas condiciones de trabajo, ambientes desagradables y  escasa retribución.

Si todo lo anterior fuera cierto, que lo es, ante un futuro incierto, en el que se va a incrementar el desempleo, se van a reducir los salarios, van a empeorar las condiciones de trabajo y la tensión social puede convertirse en algo habitual, el salir de la crisis se hace muy difícil y  es casi imposible generar oportunidades y  crear empleo.

¿Qué  se puede hacer para que vuelva a existir en las empresas un buen nivel de motivación? ¿Qué se puede hacer para que las personas acepten sacrificios, trabajen con ilusión, mantengan el esfuerzo y hagan crecer los negocios para conseguir resultados y crear empleo?

La teoría de Alderfer afirma que las necesidades y motivaciones de nivel superior pueden entrar en juego aún cuando las  necesidades de existencia no estén cubiertas, es decir, que cuando tenemos un objetivo vital importante podemos trabajar muy duro y con enorme ilusión, aun en las peores circunstancias y  con  muy poca retribución (es el caso de los misioneros cristianos, de los guerrilleros revolucionarios, de los cooperantes en países muy pobres o el de los  emprendedores impulsados por un  intensísimo deeo de triunfar). Y, en el otro extremo, es posible que cuando las necesidades superiores han sido frustradas (por ejemplo, las  expectativa de promoción o el incremento de sueldo),  las motivaciones de orden  inferior pueden seguir siendo el motor de la actividad (por ejemplo, la amistad con los compañeros o la necesidad de supervivencia).

Basándome  en esta teoría y  en la  experiencia personal de haber vivido y gestionado personas en situaciones ásperas, creo que en el mes de diciembre de 2011 y  en el año 2012,  tenemos no solo la posibilidad real de incrementar la motivación de las personas, incidir positivamente en la solución de la crisis y, poco a poco, subir la satisfacción de las personas con la aplicación de algunas medidas que siempre dan resultados.

Estas medidas, que son obvias para cualquier experto en gestión de personas,  para conocimiento de las personas ajenas al mundo de los recursos humanos, serán objeto  de  una próxima entrada.

martes, 13 de diciembre de 2011

433. MÁS NOS VALE QUE D. IÑAKI URDANGARÍN, AUNQUE SEA INOCENTE, LO ANTES POSIBLE, SEA DECLARADO CULPABLE Y CONDENADO A “LO PEOR”



No se si D. Iñaki Urdangarín se ha apropiado de dineros ajenos o no lo  ha hecho, no se si ha cometido delitos o se ha mantenido siempre dentro de la Ley y, lamentablemente, ya no importa que sea un santo o un delincuente porque, para todos los españoles, incluido el Rey de España, lo mejor que nos puede pasar es que un tribunal de justicia, lo antes posible, le declare culpable de múltiples delitos, le encierre en una mazmorra, le incaute todos sus bienes y haga pagar a su familia el dinero necesario para compensar con creces el daño causado.

Más aún, mejor sería para todos que D. Iñaki Urdangarín, no importa que sea inocente, lo antes posible,  acuda a un juez y se declare culpable de todo cuanto se le pueda acusar y de más cosas si es necesario, que acepte de entrada y con absoluta humildad la peor de las condenas y entregue, aunque haya de empeñar a sus nietos,  todo el dinero que lícita o ilícitamente hubiera obtenido en sus negocios más sus intereses, pida perdón a su mujer, a sus hijos, a toda su familia y a todos los españoles por todo lo malo que haya hecho.

No se si D. Iñaki Urdangarín es o no culpable de algún delito. No importa, lamentablemente para él, para su familia y para todos lo españoles, ha puesto en marcha o, acaso tan solo acelerado, un proceso que puede hacer desaparecer la Monarquía en España y eso es, aunque no sea delito, un crimen gravísimo que nadie, ni el Rey, ¡los sapos que  tiene que tragarse el Rey!, ni los españoles pueden perdonar.

domingo, 4 de diciembre de 2011

432. ADEMÁS DE INDECENTE, ES PERDER EL TIEMPO HACER LEÑA DEL ÁRBOL CAIDO



Ahora que el  Partido Socialista Obrero Español  ha perdido las elecciones generales y el Señor  Rodríguez Zapatero se  prepara para  abandonar el Palacio de la Moncloa, estamos asistiendo en España al más indecente de los espectáculos: El linchamiento moral del hombre que ha gobernado España durante los últimos ocho años.

En las calles, en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las conversaciones de amigos, en los bares, en los autobuses, en Internet,  en todas partes  se escuchan las más agrias palabras  y los mayores insultos contra el hombre que los españoles elegimos en el año 2004 y  volvimos a elegir en 2008 para ser Presidente  del Consejo de Ministros.

El Señor  Rodríguez Zapatero esta siendo objeto de todos los insultos que caben en nuestro idioma: Desde inepto hasta malvado, desde estúpido  hasta  bandido, desde idiota hasta vendido, desde cobarde hasta maldito, desde tonto hasta enloquecido, desde maniobrero hasta malnacido, desde traidor hasta perdido,   y su persona  es objeto permanente  de todas las palabras malsonantes, desde la  primera hasta la  última, que hacen rico nuestro idioma y que, con frecuencia, ennegrecen nuestras lenguas.

Creo, y lo he escrito muchas veces, que el Señor Rodríguez Zapatero ha sido un muy mal presidente, que su gobierno ha hecho mucho mal a España y  a los españoles y que la herencia que deja es el peor de los  desastres.

Sin embargo, me parece  no solo inútil sino  absolutamente  innecesario el  que los españoles gastemos   tiempo y esfuerzos en insultar al  hombre  que elegimos y reelegimos entre todos, al hombre  que aplaudimos y halagamos casi todos   y al  que, para mal nuestro, permitimos hacer cuanto quiso hacer  durante demasiados años.

Pienso que lo sensato ahora es  olvidarnos de hacer leña del árbol caído y ponernos todos a trabajar para salir del embrollo en que estamos metidos sin gastar ni un minuto en  cosa distinta  de cambiar, para bien, las cosas.

Tiempo habrá, cuando haya pasado un tiempo y  la situación mejore,  para reflexionar sobre lo que ha sido este hombre, el por qué y el cómo  accedió al poder, las razones que nos hicieron reelegirle y los motivos por  los qué, sabiendo que no era apto, le mantuvimos en el gobierno.

Mientras tanto, dejemos tranquilo el recuerdo del árbol caído.