En las
últimas semanas se ha desatado una importante polémica sobre la exención del
pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles que tiene la Iglesia Católica en España.
Las
opiniones y justificaciones sobre si debe o no mantenerse la exención son
muchas, muy serias y valiosas algunas y muchas otras mera expresión de
sentimientos y posiciones subjetivas de personas y grupos sociales que están a
favor o en contra de la Iglesia Católica y de otras religiones.
Mi opinión
sobre el tema es muy simple: Los impuestos y las exenciones a los mismos solo
se justifican en tanto son aprobados por leyes que son aprobadas o derogadas
por el Congreso de los Diputados ya que esta Cámara es el órgano en el que se
expresa la voluntad política de los españoles. Por ello, si el número de
representantes de la voluntad popular que son partidarios de que la Iglesia Católica, la
Cruz Roja o la Organización Pimpi,
estén exentas del IBI, es absolutamente
legítimo, al igual que es legítimo que si el número de diputados que es
contrario a la exención, es mayoritario,
estos impulsen y voten una Ley por la
que la Iglesia
Católica, la
Cruz Roja y la organización Pimpi, paguen
el IBI o cualquier otro impuesto.
Es cierto
que en España la Iglesia hace cosas muy
buenas y que hay muchos millones de españoles que son católicos y les agrada
que el Estado use parte de sus impuestos en sufragar inversiones y gastos de la Iglesia Católica, pero entiendo también que en España hay también
millones de personas que siendo o no
católicos, detestan que su dinero, recaudado a la fuerza por el Estado,
sea puesto a disposición de la Iglesia Católica.
Por ello, en democracia, lo sensato es que la mejor solución sea la que tenga
el mayor número de votos en el Congreso de los Diputados.
Por otra
parte y para terminar esta entrada, decir que, aunque como un honesto saduceo, soy un miembro de la Iglesia Católica que tiene claro que Jesucristo no fundó ninguna Iglesia,
que Jesucristo siempre se mantuvo fiel a la religión de sus padres, que Él
creía y predicaba la doctrina del Amor,
que Él no acumuló nunca riquezas ni
estuvo cerca del poder, que para Él
era mucho más importante el ser que el
tener y estoy convencido de que, para el
mundo, sería mucho mejor que la Jerarquía Eclesiástica
y los laicos católicos olvidásemos de conseguir dinero y ejercer el poder y dedicásemos
todos los esfuerzos a ser
personas que viven el Amor.
1 comentario:
Estoy de acuerdo en todo, salvo en una cuestión semántica. Es legal, será legal, pero no legítimo.
Te lo digo con todo el cariño. Saludos.
Eugenio Palacios
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