miércoles, 20 de noviembre de 2013

513. RECUERDOS GUARDADOS EN EL OLVIDO: DE LAS GUERRAS Y DE LAS PUTAS

Una mañana temprano, en el  frío del invierno de 1956, en un  tren atestado de pasajeros,  lo recuerdo bien, en los pocos minutos que duraba el trayecto  entre la estación de Torrelodones y el apeadero de Clasificación, mi amigo Luis, que  con sus catorce años  ya era mayor, me puso al tanto de las  dos cosas importantes que había aprendido en  los pocos días que llevaba  trabajando  acarreando piedras, moviendo traviesas y arreglando raíles del ferrocarril. Las explico tal y como surgen del olvido donde las guardé cuando tenía doce años.

 

Luis me explico que  en el  tajo, un viejo le había explicado que cada veinte años los ricos hacían que hubiera  una guerra para matar a  los pobres;  le había  dicho además  que  eso lo hacían  los ricos   porque  el mundo se llenaba de gente y  que como no cabía toda,  pues eso,  mataban a los pobres. Y mi amigo Luis terminó su explicación con una advertencia: “Ya puedes tener cuidado  José Luis y díselo a tu padre, te lo  aviso porque eres amigo  mío.   Dentro de tres años llegará  la guerra y esta vez los pobres vamos a matar a  todos los ricos.”

 

Como el trayecto era muy corto, a punto de llegar a su parada, Luis me contó  lo segundo que había aprendido desde que  trabajaba: el domingo le  habían llevado a las  putas, que la suya era  vieja, un poco calva y que no le había gustado mucho.

 

Por la noche le conté a mi padre lo de la guerra y él, inmediatamente me dijo: ¡Eso son tonterías, ni caso, son tonterías!

 

Luego le pregunté que era eso de ir a las putas y ahora sí me preguntó: ¿Quién te ha dicho eso?, Luis, contesté y mi padre entonces añadió, ¡tonterías, más que tonterías, mira que son brutos, ni caso hijo, son tonterías! Y, por supuesto, con mis doce años de entonces, con lo que me había dicho mi padre tuve bastante e inmediatamente guardé lo de la guerra y lo de las putas en el olvido.

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