lunes, 16 de junio de 2014
531. EL MODELO ECONÓMICO ACTUAL ES MALO E INJUSTO, ¿SE PUEDE CAMBIAR POR OTRO MEJOR?
Sin
embargo, estoy convencido de que
el más loco de los sueños de un
profeta, el Papa Francisco es un
profeta, puede convertirse
en realidad. Si el fuego de una idea
prende en los corazones de los hombres estos encuentran la forma de hacerla realidad.
En
cualquier caso, las constantes
alusiones del Papa Francisco a la injusticia
del modelo económico no dejan de perturbarme
y me llaman a contribuir, en la medida de mis fuerzas, a la búsqueda
de ideas para cambiar el modelo o, al menos, atenuar sus
injusticias .
Lamentablemente, no soy capaz de ir más allá de ideas
preexistentes y
dispersas que, aún en el caso más
optimista, solo son paliativos para atenuar
las injusticias y acallar mi mala conciencias y que resumo a
continuación:
Los
hombres y las mujeres de nuestro mundo, en su inmensa mayoría, prefieren el bien al mal, están y se sienten
mejor viviendo en un sistema justo que
en otro injusto, en un modelo que se rige por criterios éticos que en un entorno
sin reglas de éticas. ¿No podríamos ser consecuentes con esta creencia compartida
por millones de personas en el mundo?
Durante
muchos años en el siglo XX se ha
defendido en la doctrina la exigencia que se consiguen buenos resultados mediante la aplicación de comportamientos éticos en la sociedad y en la economía.
Consecuentemente, millones de personas
y de empresas han aplicado como
políticas de gestión principios éticos: Tratar decentemente y retribuir con justicia
al personal propio, ofrecer
productos de calidad a los
clientes, no abusar de los proveedores, respetar a la competencia , pagar los impuestos y cumplir
las leyes, contribuir al bienestar en los lugares donde se
trabaja, cuidar el medio
ambiente, contribuir a la mejora del
entorno social, etc.
Miles
de empresas en el mundo han adoptado sistemas de calidad, el europeo EFQM,
el Iberoamericano y tantos otros. Pues
bien, en todos estos sistemas laten
trasfondos de justicia y equidad que
responden a modelos éticos que excluyen
la injusticia.
Incluso,
antes de que se extendiera la moda de
“dar valor al accionista” que
tanto se escucha hoy en las empresas, muchos discípulos de Peter F. Drucker y de Juan Martín de Nicolás, en Estados Unidos, en España y en todo el mundo, creíamos y creemos firmemente que el fin de la empresa es crear riqueza para todos y no solo, que también, para sus accionistas o sus propietarios .
Ciertamente
el sistema económico actual está produciendo grandes injusticias que aunque no mayores que
las del sistema comunista, dejan de ser terribles y ello nos lleva a pensar , con el Papa Francisco, que este modelo hoy es malo, radicalmente malo.
Así,
en medio de un mar de niebla, me
pregunto si valdría la pena trabajar duro , desde la doctrina y en la práctica empresarial, para implantar
con convicción y firmeza modelos
éticos de gestión empresarial y política. Y me
pregunto también si el sistema económico mundial actualmente
injusto, con la inclusión de
modelos éticos de gestión,
podría ser un poco menos injusto.
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