Esto es lo que, con unas u otras palabras, escucho
decirme, desde hace muchos meses, de los
amigos que estáis cerca y, con mayor frecuencia, de los que
estáis lejos. Y, al fin, luego de tanto
silencio, me atrevo a dar una, acaso razonable, respuesta.
Sí, en
parte he estado escondido tras la pantalla de mi ordenador y en parte enredado en una red de conocimientos nuevos y sentimientos encontrados, tratando de dar
forma al mundo de realidades
que se ha ido construyendo, palabra a palabra, línea a línea, en Julia, la nueva novela
de la que hace tres días terminé la redacción del primer borrador
y que, espero publicar en el próximo verano.
A comienzos de septiembre de 2015, muy poco después de publicada Por amor y desamor, en recuerdo de María, mi novelita de amor, la
idea de otra historia
nació y, sin poder evitarlo fue
creciendo en mi imaginación
hasta convertirse en el dolor de una trama que, independientemente de mi voluntad, necesitaba
escribir y con ella alcanzar
el corazón de muchas mujeres y de muchos hombres que, sin saberlo, sienten y piensan, en lo
importante, más o menos lo mismo que yo.
Así pues, el 9 de noviembre de ese año, comencé
a escribir las primeras líneas de lo que, entonces no lo sabía, ha sido la causa de mi silencio, del por qué he estado
escondido y, durante tanto tiempo, no he escrito
en el blog.
Julia es el
relato de lo que sucede a una mujer maltratada
y a las personas que la rodean desde el día
9 noviembre de 2015 cuando mata
a su marido, hasta que escucha, el 5 de julio de 2017, en un
tribunal de justicia, al final de su juicio, el veredicto del
jurado.
Y, ¡cuánta era entonces mi ignorancia!, no
sabía nada de nada, ni de lo que es el
maltrato ni los tipos de maltrato; ni tampoco de las mujeres que denuncian por
miedo a sus parejas o ex parejas , o qué son y cómo se cumplen las órdenes de alejamiento; desconocía que en
los procesos de divorcio no son extraños los suicidios; ignoraba todo sobre los
permisos carcelarios, el olor de los calabozos o los caminos de la cárcel; no
sabía qué son y el daño que puede hacerse con una misericordia; desconocía la palabra tecnígrafo
y era incapaz de vislumbrar el sabio
rigor de quienes hacen las autopsias; nunca
había profundizado en lo terrible de muchas
psicopatías; ni, iluso de de mí, jamás había imaginado el sentido que tienen, cómo
se desarrollan y cómo llegan al veredicto los juicios con Jurado.
Como soy
incapaz de escribir basado en
la ignorancia, para redactar cada
página, antes he tenido que aprender;
Internet para empezar y luego libros y
revistas especializadas, donde realmente está el saber; más tarde el ¿quién conoce a
quién?, visitas, entrevistas, calabozos, juzgados, tribunales… tengo tanto y a
tantas personas que agradecer…
Pero, ¿es o está Julia en los
aledaños de la novela negra? No,
no es una novela negra, en sus páginas
no hay policías que indagan para esclarecer crímenes ocultos o para detener a peligrosos asesinos, por el
contrario, sus protagonistas son
personas normales, como tú y como yo que, en una etapa de sus vidas, se ven
obligadas, porque la maldad existe, a salir de
la rutina para vivir con pasión
tanto la tragedia y el dolor como el valor de la amistad y el amor.
Julia es la historia de una mujer normal, de
una familia normal, con un marido normal, en un trabajo normal, con un perro
normal, unos amigos normales, que hace algo, en su caso, muy próximo a lo que es normal… es
mi homenaje a las
mujeres fuertes, a las mujeres que aman, a las mujeres que, sin motivo alguno, porque
un día se enamoraron, se convierten en
mujeres maltratadas y
que, porque son mujeres, para proteger a los suyos, sacrifican
sus vidas y acaso, sus almas.
Y,
ahora, ya lo sabéis, durante muchos meses, aunque no en el blog, he estado escribiendo para, en estos momentos, tener en mis manos el
borrador de Julia, mi
nueva novela, que Dios mediante, saldrá antes de que termine el verano.
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