miércoles, 28 de febrero de 2018

765. LOS SUSTOS QUE DAN LAS “GOTERAS”



Bien sé que tengo que escribir, antes de que me olvide, sobre el efecto que producen las denuncias por acoso y violencia sexual sobre las personas que, con razón o sin ella, son denunciadas y las consecuencias en sus entornos familiares, profesionales y sociales; es un tema que me preocupa mucho y que entiendo es importante en un momento en que los medios de comunicación están llenos de acusaciones y en los juzgados de los países del primer mundo se comienzan a acumular casos de acoso y abusos sexuales. Lo haré tan pronto sea capaz de escribir  sin decir demasiadas obviedades y tonterías.

Sin embargo, hoy prefiero escribir sobre algo que personalmente me resulta más próximo: los sustos que dan las “goteras”.

Cualquier persona que haya cumplido setenta años sabe que tiene “goteras”: temas circulatorios, próstata, artrosis, azúcar, algo de hígado, memoria, tensión, etc. que, aunque los médicos, con razón, nos dicen que carecen de importancia, no dejan de estar presentes en la vida diaria de todos nosotros e incluso nos obligan a visitar, cada vez con mayor frecuencia hospitales, tanatorios y funerales.

Pues bien, el pasado jueves, por una de esas goteras sin importancia, tuve un buen susto:  acudí a una consulta que esperaba rutinaria, no más de diez minutos y a casa. Una señora, ahora casi todos los médicos son mujeres, que contra lo que es normal en los médicos, hace años que ha leído y superado con nota su tesis doctoral, en unos minutos me explicó que la gotera era, o podía ser, algo más que una gotera y, casi sin darme cuenta, pasé de sentirme bien en la silla de un despacho a estar, con una vía en el dorso de una mano, en una cama del hospital.

Seis días, todos seguidos, en el hospital,  aunque me han abrumado las visitas, me han regalado mucho tiempo para pensar: con mi mujer al lado sería otra cosa, los hijos y los nietos, la vida es buena,  la salud es importante, ya tengo bastantes años, el miedo es libre pero tampoco es para tanto, el pasado no se puede cambiar, la familia,  lo peor de todo es dar la lata, José Luis mira la cantidad de cosas que ves cuando te pones a observar, tu padre y los amigos que se han ido, lo que tengo por delante…Sí, seis días en el hospital son un buen tiempo para pensar.

Me dicen que hay que hacer más pruebas, pero que no parece nada grave; por una parte, es un alivio, pero en realidad, lo sé bien, no me importa, no me tengo que preocupar, la vida es hermosa, es un regalo de Dios que debo agradecer y estoy obligado, mientras dure, a disfrutar.

domingo, 18 de febrero de 2018

764. DEL ACOSO, LOS ABUSOS SEXUALES Y ESAS COSAS (1)



Parece que, en estos tiempos, el acoso, los abusos sexuales y esas cosas, son una terrible epidemia que está extendida por todo el mundo, que las medidas adoptadas por los estados son insuficientes, que las sanciones jurídicas y sociales son demasiado leves y que nadie está libre de sospecha.

La Iglesia Católica que, durante muchos años, considerando el acoso, los abusos sexuales y esas cosas como pecados contra la Ley de Dios y no delitos contra la Ley de los Hombres, protegió a los pecadores, olvidó a las víctimas y ocultó los hechos. Como es natural, cuando la realidad salió a la luz se produjo una fortísima condena social, a la Iglesia, a sus Obispos, a sus pastores y a todas sus organizaciones, además muchas personas de alejaron, quizá para siempre, de la Institución que, por otra parte, sigue estando bajo permanente sospecha.

Aunque menos conocida en España, la situación es similar en otras confesiones cristianas, luteranas, anglicanas, metodistas, presbiterianas, evangelistas, pentecostales, etc. todas son acusadas, con razón, de tener o  haber tenido  en su seno no ya pecadores y simples pervertidos, sino delincuentes sexuales, que han sido protegidos por sus pastores, que además,  han olvidado a las víctimas de unos  pecados que eran también delitos.

Además, en las fuerzas armadas de los países desarrollados, desde Estados Unidos hasta España, desde el Reno Unido hasta Italia, donde en los Códigos de Leyes Militares el acoso, los abusos sociales y esas cosas están tipificados como delitos graves, no es infrecuente tener, desde los medios de comunicación noticias sobre el comportamiento delictivo de militares. En el caso de soldados, de otros países, (cristianos, musulmanes y de otras religiones), a veces en misiones de paz de las Naciones Unidas, los abusos de todo tipo son pan de cada día. Y, curiosamente, la imagen pública y el prestigio social de las fuerzas armadas no ha sufrido tanto como el de las Iglesias Cristianas…

Y, en estos días, casi simultáneamente, tenemos noticias del acoso, abusos sexuales y esas cosas, en el mundo del cine y, ¡qué horror!, en Oxfam y, según parece en alguna otra de las grandes ONGs.

En el caso de las actrices en el mundo del cine, las denunciantes, han destrozado para siempre la carrera profesional de varios “mitos” de la industria y, según he leído en alguna parte, tienen en vilo a muchos otros personajes que temen, ser denunciados, con razón o sin ella, por cualquier actriz.

En el caso de Oxfam  y quizá de otras ONGs de referencia, me ha parecido sorprendente que hayan   tenido la osadía de justificar sus actuaciones explicando que “han despedido” a sus colaboradores, (y a alguno de ellos  recontratarlo en otro país), que han cometido acoso o  abusado sexualmente de personas, y han “mejorado” sus protocolos de actuación hacia el futuro, pero, para proteger su propia imagen o evitar daños a sus colaboradores, no los han denunciado a las autoridades correspondientes, es decir, más o menos como hizo la Iglesia Católica, Estos comportamientos, a mi  me hacen pensar que detrás de  Oxfam y de alguna otra de las grandes  ONGs  prevalece el  espíritu comercial y  e importa menos  el de desinteresada  humanidad,  y que si hacen “el bien” es más para captar y mover dinero que por otra cosa.

Un último caso: el comportamiento de las empresas, grandes y pequeñas, que cuando descubren situaciones de acoso, abusos sexuales y esas cosas, procuran primero no enterarse; luego, si no tienen más remedio, hacer algo; y casi siempre, evitar denunciarlo… ¡un horror!

Bien, hasta aquí los comportamientos de las organizaciones y la importancia de perseguir el delito, ambos temas de extremada relevancia, ahora deberíamos reflexionar sobre otros aspectos del tema: el papel de los denunciantes, mujeres, hombres y organizaciones, y el efecto de sus denuncias en las personas que, con razón o sin ella, son o pueden ser denunciadas. (Es bueno recordar las denuncias falsas que, por malos tratos, han hecho no pocas mujeres a sus parejas para obtener ventajas en procesos de divorcio).

Pero profundizar algo más sobre este último tema requiere una segunda entrada que incluiremos en este blog.

domingo, 4 de febrero de 2018

763. HOY HE CUMPLIDO 74 CUMPLEAÑOS…



Hoy, 4 de febrero de 2018, he cumplido 74 años, tantos que son ya una larga y hermosa vida.
 
Rodeado de mis hijos, de mis nietos, de mis hermanos y con la felicitación de tantos amigos que parece un milagro, ha sido un día precioso y tengo que dar a Dios primero y a todos después, muchísimas gracias por todo lo que, con vuestro cariño, me habéis regalado.

Quiero deciros también que, aunque para mí este año ha estado lleno de dolor y tristeza, sigo agradeciendo a Dios el don inmenso de la vida y  el gran amor de Cristina que ha sido felicidad en mi vida.

Por todo ello, os digo que, a partir de hoy, teniendo por detrás un largo pasado y por delante un tiempo incierto, con todos vosotros, disfrutaré viviendo.

Nota:
Por supuesto, si Dios me concede tiempo, en mi próximo año publicaré, tras Reflexiones y Recuerdos, Por amor y desamor en Recuerdo de María y Julia, un libro de viajes y otra novela…