martes, 30 de junio de 2020

861. DE LA NUEVA NORMALIDAD 5



EL MINISTRO ILLA  DEBE ENTRAR EN LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA, MERECE SER INMORTAL
 

Parece probado que la mejor medida para contener los brotes de contagio que en cualquier momento y lugar, especialmente ahora, nos regala la pandemia, consiste en recluir o confinar a las personas ya enfermas o sospechosas de estarlo, en un lugar con límites muy concretos y bien delimitados.

Y, ¡cuánta imaginación!, hace unas horas,  el ministro de Sanidad del Gobierno del Reino de España acaba de describir la mencionada reclusión con dos palabras: “confinamiento quirúrgico.”  

Y, el ministro, ¡cuánto saber!  debería ser, ahorita mismo, incorporado a la Real Academia: ha descubierto, inventado, encontrado, creado, incorporado o simplemente “soltado”, una nueva acepción al adjetivo quirúrgico, ese que en el Diccionario de la Lengua, hasta ahora aparecía solamente como Perteneciente o relativo a la cirugía”.

Y, yo, porque amo mi lengua con pasión, doy gracias y felicito al ministro, a Illa, el gran lingüista que, por su "confinamiento quirúrgico", merece ser inmortal.




viernes, 26 de junio de 2020

860. DE LA NUEVA NORMALIDAD 4



EN LA  "NUEVA NORMALIDAD", AL IGUAL QUE SIEMPRE, ANTE EL RIESGO, EL DINERO ES CUIDADOSO


Se bien que en Cataluña hay algunos políticos, hombres y mujeres, que ahora están saltando y bailando de alegría porque, detestando todo lo que es industria y en especial industria del automóvil, ven cada día más cerca la fecha, en este año, en que la japonesa NISSAN cerrará sus puertas en Barcelona y dejará sin empleo a unos cuantos miles de trabajadores que, por cierto, por cómo lo están celebrando, no parecen muy felices.

Y también  estoy seguro de que muchos mexicanos, mujeres y hombres, en estos días de pandemia, han tenido la alegría de ver cómo las sabias, incisivas y muy sinceras palabras de AMLO, han animado a Iberdrola, empresa que es tan importante en México como en España, a cancelar una inversión de 1000 millones de euros y, aunque no lo han dicho, a replantearse qué hacer con otros 3000 millones que  desde el año 2019 se había previsto invertir en ese gran país.

Por supuesto, en España hay personas, físicas y jurídicas, que tienen dinero, mucho y siempre escaso dinero y que, para preocupación y tristeza de los bancos españoles y alegría de los de otros lugares de Europa, en especial los luxemburgueses, están poniendo a salvo sus euros ante las inclemencias de un muy mal viento, casi un vendaval, que se prepara para salir de las entrañas del gobierno. Y, es evidente que, si el dinero está seguro lejos, es difícil que se invierta cerca para crear puestos de trabajo ahí donde se han destruido y se siguen destruyendo muchísimos empleos.

Es evidente que las personas, físicas y jurídicas, que tienen o gestionan dinero, son siempre cuidadosas y no se están quietas esperando a que se lo quiten, todo o parte, unos políticos progresistas, comunistas o simplemente populistas que, desde siempre, tienen muy claro que lo suyo es suyo y lo de los demás también debe ser suyo.

Por supuesto, me permito una pregunta para reflexión del lector que quiera pensar en responderla: ¿invertirán los grandes, los medianos o los pequeños  empresarios españoles o extranjeros, en México o en España, con gobiernos que, desde ya están avisando, que piensan confiscar sus empresas, quedarse con sus beneficios o, al menos, hacerles la vida 
amarga? 


jueves, 25 de junio de 2020

859. DE LA NUEVA NORMALIDAD 3


DE ESTO QUE AUNQUE ES NUEVO NADA TIENE DE   NORMAL: ES DEMASIADO PRONTO PARA OLVIDAR.

¡Qué menos que una palabra para acompañar el duelo!
¡Qué menos de unos meses de luto por la muerte de un ser querido!

Pues no, parece que hay gente que, para vivir, necesita  olvidar

Y, en la falsa normalidad en que estamos metidos, parece que solo debe  preocupamos el bienestar perdido y, a algunos raros, los desmanes que, como en la Colombia mágica, se anuncian en España.

 La verdad es, lo vemos con tristeza, que una parte de nuestra sociedad esta haciéndolo todo para olvidar a los muchos, muchísimos, más de 40.000 muertos que, por ahora,  se ha llevado la pandemia.

En el especial que ABC publicó el pasado domingo, 21 de junio de 2020, dedicado A las víctimas del Covid-19, el periódico de Madrid reúne las semblanzas de casi tres centenares de muertos por el virus durante la pandemia. Realmente merece la pena dedicar unas horas a leer y pensar en esas personas que han muerto y en el dolor de las que, por ahora, hemos sobrevivido.

En los obituarios del especial de ABC tenemos una muestra de lo que es o, acaso, ha sido,  la sociedad española: médicos, ingenieros, profesores, jardineros,  empresarios,  abogados, profesores, políticos, actores, amas de casa, enfermeros, transportistas, agricultores, taxistas, albañiles, carpinteros, administrativos, biólogos, cocineros, escritores y, sobre todo y ante todo, esposas, esposos, abuelos, hijos, nietos, tíos, hermanos, primos, personas todas, unidas unas a otras,  por el invisible y poderosísimo vinculo del amor.

En ABC solo aparecen unos cientos, una mínima parte, ni el uno por ciento, de los miles de muertos, ¡todos tenemos muertos!, pero leyéndolo podemos sentir y, con inmenso dolor,  gritar:  ¡cuánto saber, cuantas horas de estudio, cuantas vidas enteras de trabajo, se han perdido y cuanto  de dolor han dejado tantos amores idos!

Pero, en esta sociedad nuestra, dentro todavía de una epidemia que no ha terminado y que sigue añadiendo muertos, nuestro gobierno, acaso para no asustarnos, acaso para parecer bueno, se ha empeñado en no decirnos cuantos, ni quienes, han sido los muertos, nuestros muertos.

Parece que, porque no puede evitarlo, el gobierno permite que los españoles, uno a uno, en soledad, podamos llorar y guardar luto por nuestros familiares muertos, pero de ninguna manera permite que podamos  hacerlo por nuestros otros  muchos compatriotas, también muertos.

Sin embargo, pese a quien pese, yo y muchos españoles como yo,  pienso, pensamos recordar. Ahora estamos en tiempo de luto y solo cuando  el tiempo pase y el dolor, poco a poco se atenúe, podremos pensar en, si fuera posible,  olvidar.

Recordemos que con el ánimo de quitar para siempre de nuestra memoria colectiva la ingente cantidad de muertos que ha dejado la pandemia, apenas hay fotografías relacionados con los muertos y las que hay  es difícil  encontrarlas incluso en Internet,  ese sitio donde está casi todo.