DE LOS RECUERDOS GUARDADOS EN EL OLVIDO
Leyendo en Facebook, con gran alegría, la noticia del muy merecido ingreso del doctor Javier Torres Goitia en la Academia Boliviana de Medicina, ha saltado, aunque impreciso e incompleto, un recuerdo que, durante mucho tiempo tenía guardado en el olvido.
En Bolivia vivíamos tiempos convulsos y, en 1970, luego de un Golpe de Estado, sin ningún muerto, Juan José Torres, se había convertido en Presidente de la República.
Así, una tarde noche, quizá en noviembre, en el Teatro 16 de Julio, durante un entreacto de la actuación, auspiciada por la Primera Dama, del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, me veo, como si fuera ayer, de pie, conversando relajadamente, en un grupo de amigos: el doctor Huáscar Taborga, Ministro de Educación; el también doctor, Josesito Ortíz, Ministro de Planificación; el doctor Javier Torres Goitia, Ministro de Salud; no recuerdo si alguien más, y mi abuela, Soledad que, sin cumplir 65 años, entonces me parecía “muy mayor”.
Mi abuela, muy guapa, elegante, sin duda una gran señora, con su insuperable encanto, muy seria, dijo algo que la convirtió, del todo, en el centro de atención: comentando la situación política, muy seria, afirmó: “¡hijos, a esos rojos, para que ellos no os fusilen, vosotros tenéis que fusilarlos al amanecer!”
Se hizo un silencio y, sonriendo, Javier Torres Goitia, respondió: “señora Soledad, no podemos fusilar a los rojos, porque aquí los rojos somos nosotros”
Sin arredrarse un momento, mi señora abuela, concluyó: “bueno, si vosotros sois los rojos, al amaneces fusilad a los azules”
Y, aún ahora, debo decirlo porque es verdad, a pesar de la barbaridad, que había dicho mi abuela, contraria del todo a la filosofía personal y política de aquel grupo de hombres buenos, patriotas, pacíficos y del todo honestos, ni ellos ni yo lo dimos ninguna importancia y se olvidó.
Pero, ¡cuando lo pienso siento un inmenso dolor!, un año después, otro Golpe de Estado, este de los “azules”, con muchos muertos, derribó a aquel Gobierno y, con ello, se vio que mi abuela Soledad, al menos en parte, tenía razón.
Nota
Al releer esta entrada, me entran dudas sobre la calidad de mis recuerdos pero, después de pensarlo mucho, no he conseguido sacarlos mejor de la niebla que oscurece mis ya inmensos olvidos.
1 comentario:
Creo que estamos todos confusos y perplejos viendo lo que sucede. Los recuerdos de lo bueno se difuminan en medio de la tristeza y el asombro.
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