Sí, estoy
convencido, el doctor Sánchez, presidente del Gobierno del Reino de España, está
avanzando, cada día más deprisa y con mayor eficiencia, para, interpretando a
su modo la Constitución española de 1978,
vaciar su actual contenido y dar paso a ¿una república confederal?, ¿un Estado plurinacional?,
¿una dictadura personal?, o no sabemos qué, y alcanzar la gloria.
Y, lo está haciendo,
porque carece de poder para hacerlo de otra manera, quebrando el espíritu de la
Constitución mientras cumple su letra.
Evidentemente,
si el doctor Sánchez consigue su objetivo, el que sea, puede conseguir la gloria
y, quizá, pasar a la historia como un gran reformador.
Sin embargo,
puede también ocurrir que antes de alcanzar su objetivo, a poco de conseguirlo
o hasta luego de un tiempo, cambie el ambiente político, los delitos tardan un
tiempo en prescribir, y el hasta ese momento gran reformador, sea acusado, por
haber cometido delitos de Alta Traición, ante los tribunales y condenado por
ellos a años, muchos, de prisión.
En todo caso,
supongo que, en su soberbia y para mal de todos, es poco probable que el doctor
Sánchez contemple la posibilidad de terminar en la cárcel.
Para asombro
de propios y extraños, cosas, y ¡qué cosas!, veremos.