martes, 8 de julio de 2025

1188. COSAS DE VIEJO: DEL EGOISMO DE LOS ENFERMOS Y LA AMABILIDAD


Sorprendido por el inesperado y desagradable ataque de una infección, he pasado unos días internado en Puerta de Hierro, el buen hospital donde, con su buen hacer, han reparado los daños y, con alguna cicatriz adicional, me han dejado en condiciones para seguir viviendo, al menos, algún tiempo.

La experiencia, adornada por el recuerdo del grave percance que sufrí el año pasado, ha sido áspera. Sin embargo, independientemente de la importancia de la infección, normal en los años finales de cualquier viejo, con la ayuda de mi hermano Mario, he descubierto en estos días algo que, aunque es obvio, desconocía.

Pues sí, he descubierto el Mediterráneo: yo, como cualquier persona cuando llega la enfermedad tiendo al egoísmo y, cuando la enfermedad es grave mi egoísmo es absoluto, olvido a los demás, solo me importan los dolores y lo mal que estoy. Y, parece que esto es bueno, ya que concentra toda  la atención del cuerpo enfermo en el esfuerzo, inconsciente, de recuperar la salud y volver a la vida normal.

Y, aunque en esta ocasión mi egoísmo no ha sido absoluto, me preocupaba mucho dar la lata a mis hijos y a mis hermanos, he de decir que mi nivel de egocentrismo ha sido indecente: hasta me he enfadado, y mucho, con una pobre mujer que, seguro sin mala voluntad, ha pretendido que hiciera algo que, por su forma de mandarme, ¡indecente orgullo!, me he negado a hacer.

Por supuesto, mi reacción, fruto de indecente egoísmo, ha sido absurda e inútil, hubiera sido mucho mejor ser amable, siempre se consigue más y mejor con buenas palabras que con agresividad  y prepotencia.

Y, tengo que reconocerlo, lamento mucho mi mal e ineficiente comportamiento; aunque es verdad que, a veces, se puede confundir el ser amable con debilidad, esto carece de importancia  porque el riesgo es insignificante al lado de lo que se consigue de los demás dando importancia a sus virtudes y obviando sus defectos, y lo que ello incide positivamente en la voluntad, más o menos inconsciente, de agradar a quien te halaga.

Sí, es evidente que la enfermedad es mala para todo e inclina al egoísmo, sin embargo, si vuelvo a tener que dormir en una cama de hospital, aunque solo sea por ese simple egoísmo, ahora que estoy mejor y tengo conciencia de ello, me prometo, por la cuenta que me tiene, ser amable incluso con quien no lo sería estando bien de salud.  


lunes, 7 de julio de 2025

1187. COSAS DE VIEJO: DE LA BODA DE ISABEL Y JAVIER


El pasado sábado, 5  de julio de 2025, fue la boda de mis sobrinos Isabel y Javier, un gran acontecimiento familiar.

Y, quizá porque mi mala salud impidió que estuviera presente en la ceremonia, en estos días no he dejado de pensar, alegrándome con ellos, en Isabel, en Javi, en su matrimonio y en lo muy importante que es, para los dos y para toda la familia, la declaración pública de su amor y su firme propósito de vivir juntos toda la vida.

Sí, es una gran verdad que el enamoramiento pasa y que, para que el amor se mantenga, ¡es un milagro!,  hay que cuidarlo mucho; hay tiempos en que, por buenos, apenas somos conscientes de nuestra felicidad y tiempos difíciles, aparentemente sin salidas, llenos de dolor; pero, lo aprendemos de viejos, en  el gozo  de los días buenos y en superar los menos buenos, está la continuidad y el crecer  del amor.

Y, pensando en Isabel y Javi, pido al Cielo que, cuando pasen los años y recuerden el día, ¡inolvidable!, de su boda, puedan descubrir, con alegría, que el amor que hoy sienten es tan solo una pequeña llamita que, entre los dos, han sabido convertir en un inmenso, precioso y  eterno fuego.  

Isabel, Javi, os quiero.