martes, 4 de diciembre de 2012

478. DEL CURA, LO QUE DIGA; DEL MÉDICO, LO QUE HAGA; Y DEL BOTICARIO NI LO QUE DIGA NI LO QUE HAGA.


 
                                
Hoy, una vez más, al escuchar las críticas al gobierno de los partidos de la oposición y las justificaciones del presidente y de sus ministros por no haber cumplido la promesa, mil veces repetida, de actualizar las pensiones en la medida exigida por el incremento de la inflación, han venido a mi memoria las muchas veces que mi padre, buen médico y hombre sabio, cuando le pedíamos su opinión sobre la conducta de lagunas personas, respondía con el viejo refrán: “Del cura, lo que diga; del médico, lo que haga; y del boticario, ni lo que digan lo que haga”

Mi padre pensaba y yo también lo pienso  que,  salvo rarísimas ocasiones, las cosas que dicen los curas son  buenas y, por tanto, es conveniente hacerles caso,  y ello a pesar de que, con harta frecuencia,  la conducta de los clérigos es  nada  ejemplar.


Los médicos, creía mi padre y yo también lo creo, sean  lo que sean  y digan lo que digan,  en el ejercicio de su profesión, acaso  por el  juramento hipocrático, en su inmensa mayoría,  hacen lo  que  es  mejor para la salud de los enfermos. Por ello, si quieres ponerte bueno, más te vale aceptar   al pie de la letra  lo que el médico haga para curarte.

La  tercera parte del refrán, la relativa a los boticarios, aunque mi padre no la hacía mucho caso,  alguna vez  se la escuché cuando procuraba disculpar o, al menos,  atenuar las barbaridades  que de palabra y de hecho cometía algún devoto de San Nicolás. Era la forma que tenía mi padre de decir que jamás había que  creer y menos aún hacer lo que decían o hacían determinadas personas, absolutamente impresentables.

Pues sí, en el tema de la no actualización de las pensiones, como en tantos otros, el gobierno, en lo que dice, no se esta comportando como el  cura al que  se puede y de debe  creer, realmente está haciendo la labor del médico que para curar no puede evitar producir dolor. Y la oposición, con la  experiencia que tenemos, creo  que en el tema de las pensiones, como en tantos otros, lamentablemente, como del boticario, no podemos creer  lo que dice y menos todavía, aceptar lo que, cuando gobierna,  hace.

Claro que, cuando lleguen las próximas elecciones, el Partido Popular y el Partido Socialista lo tienen bastante crudo: Han convencido a  los ciudadanos  de que ni los unos ni los otros tienen en sus filas a un solo cura al que  cuando diga algo lo podamos creer.


 


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