domingo, 15 de septiembre de 2013

504. JOSÉ MARÍA GUILLÉN GEA



En la tarde del viernes 13 de septiembre de 2013, Don José María Guillén Gea, sin ruido, humilde, callado,  como él era, nos ha dejado para irse al cielo. 

José María  es  el amigo  que,  estoy  seguro, nada más morir  Dios  ha llamado para ir  al Cielo. Su  amor a la Virgen María,  su Fe  inquebrantable, su  Esperanza sin fisuras y  su Caridad grande y silenciosa,  hacen que José María sea, desde el viernes pasado, un Santo.

José María, hombre de letras, protector del lenguaje, fiel a la gramática y amigo de  las palabras  era de  apariencia tranquila y  tenía un corazón valiente. Su vida, entre México y España, entre España y México, siempre con Martha, su mujer desde hace cuarenta años, ha sido clarísima  demostración de su enorme   fuerza interior y su asombrosa  capacidad para hacer frente a las contrariedades.  

José María, apasionado por  la enseñanza, ha dedicado toda su vida  a la formación de personas, primero  a  niños,  más tarde  preparando a jóvenes para acceder a la vida profesional  y finalmente transmitiendo, siempre con ilusión y  gran acierto,  sus conocimientos, sus experiencias y sobre todo sus actitudes en el trabajo y en la vida, a  miles de cuadros y directivos de empresas, en la EOI y en  un sinnúmero de empresas e instituciones españolas e iberoamericanas.

En resumen, la vida de  José María, lo se bien, ha  sido el  camino apasionante de un hombre bueno, de un maestro, en el que dando lo mejor de si mismo,  con una constancia sin límites,  ha ido por el mundo  repartiendo a todos, un día detrás de otro, el bien.

Sirvan estas  palabras,  que nacen de  la tristeza  por la muerte de José María,  para decir a  sus deudos que, de verdad, en esta hora tan difícil, les acompaño en el sentimiento.

José María Guillén Gea nació el 5 de enero de 1942 y ha fallecido en Madrid el día 13 de septiembre de 2013.



3 comentarios:

laurent dijo...

Estamos conmocionados por la desaparición de un gran profesional pero sobre todo un amigo, un ser querido que lo ha dado todo por trasmitir tanta sabiduría. En numerosos cursos que he dirigido, José María siempre ha estado entregado con generosidad, siempre disponible. Lo que nos ha aportado seguirá en nosotros, le recordaremos en las aulas y empresas en las que tanto hemos compartido.

Laurent

gabriel dijo...

Como cuñando mayor, siempre me trató muy bien, le tengo gran estima y estoy seguro que Dios lo tiene en su gloria, por lo que puedo decir que esta separación está llena de sentimientos encontrados: el dolor por la pérdida de un ser querido, y la alegría de saber que un hombre bueno termina su vida de una manera envidiable: sin dejar pendientes, sin sufrir, y espiritualmente listo para ir al Cielo...

Gabriel

Anónimo dijo...

Se que no hay consuelo para el dolor de su ausencia, sin embargo, el recuerdo de su existencia seguirá latente entre nosotros y alegrándonos como otras veces, porque las personas buenas dejan huella. Desde éstas líneas me sumo al dolor de su familia y comparto la alegría de saber que en el cielo hay otro hermano en brazos de la Virgen María.