Hoy,
paseando con mi mujer y mi perra
disfrutando de una soleada mañana
de invierno nos hemos encontrado con una amiga que desalentada y llorosa nos
contado las últimas hazañas de su suegra. No sabe qué hacer para soportar la
tempestad de maldades que la madre de su
marido ha desencadenado sobre su familia.
Como es
natural, hemos quitado hierro y la hemos animado dentro de lo que es posible
animar a quien comienza ahora a padecer
los horrores que acompañarán su vida familiar durante los próximos años.
Sin embargo,
debo decir que cuando escucho, cada vez con más frecuencia, las muy fundadas
quejas que doliéndoles el corazón
expresan hijas y nueras sobre los comportamientos que tienen con ellas sus madres y suegras se me
llena el alma de amargura y pienso cosas que me espantan.
Hay hombres que cuando
se hacen viejos dan mucho la lata. Gritan, se quejan, comen o no comen, tratan
de hacer lo que les viene en gana y sus hijos, hijas, nueras y yernos, de
cuando en cuando desean tirarlos por la
ventana y quedarse tan anchos.
Pero las
mujeres, ¡ah las mujeres! Las mujeres, no pocas que son madres y suegras, ¡ah las madres! ¡ah las
suegras!, cuando se hacen viejas, ellas que fueron dulces, fuertes, bondadosas, buenas
y cariñosas, tienen la metamorfosis y se hacen terribles: ásperas,
mentirosas, manipuladores, mandonas,
desagradables; se hacen tan malas que llegan a ser espantosas.
Las hijas
y las nueras de esas mujeres terribles a
pesar de todo, sufriendo mucho, aunque
estén hartas, cuidan a sus madres y a sus suegras. Y yo, cuando veo lo que hacen con ellas sus madres y sus suegras, pienso que son santas y no entiendo cómo se
las arreglan para no matarlas.
No digo que
con sus hijos y sus yernos las mujeres
terribles sean santas, pero con los hombres
sus madres y sus suegras
tienen cuidado para no traspasar el
límite que les haga olvidarse de ellas y no
volver a verlas hasta que llegue el momento de enterrarlas.
Probablemente
lo que ahora pasa con las madres y las suegras que sufren la metamorfosis sea lo mismo que ha pasado toda la vida y que
todas las generaciones tengan que pagar el mismo tributo de dolor que han pagado las
anteriores.
Sin embargo,
ahora que veo la vejez cerca, me sublevo contra el terrible pecado de
desamor que no pocos viejos y sobre todo
muchas viejas cometen con sus hijas y
sus nueras.
¿Tiene
sentido vivir haciendo daño a quienes por ley natural solo deberías dar
amor?
3 comentarios:
Interesante, Veridicas, tambien hay que anotar historias, como mujeres tan posesivas, pasan por encima de quien sea o lo que sea con tal de obtener lo que QUIEREN no tienen un comun minimo de "RESPETO " abusan, y son jovenes la mayoria seguro! los hombre las llegan a venerar, y las suegras o mujeres a las que tu te refieres viejas ya como dices o amargadas que pesar me da de verdad .....
hay de todo en este mundo
unas nueras que son peligrosa. La education no se quien se las dio, No entiende que el sufrimento de una Madre es algo que Dios no hecha en balde (roto) el RESPETO ES LA CLAVE. firma: MACABIH
Tienes Razón María del Carmen, hay de todo...y hasta es posible que las "viejas detestables", en su juventud, fueran ya "malas mujeres" que amargaban la vida de sus familias y, especialmente, de sus suegras...
Como bien dices, hay de todo en la viña del Señor...
Muchas gracias por tu comentario.
Fui buena nuera, yo le recomendaba a mi esposo visitar su madre, no olvidarla, Yo cuidaba de sus hijos y esposo cuando de vaciones se iva, cuando se enfermaba, no me alabo tambien habian ratos asperos, pero si le doy gracias a Dios la oportunidad que tuve, de que si se puede con calma, donde hay RESPETO. Las cosas cambiaron....., nada es perfecto, Mi esposo cambio otra consiguio...., mi suegra la espalda me dio, que pesar como murio...., a pesar de todo pido con fervor este hoy en el Reino De Dios!
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