Por el interés que ha despertado en múltiples lectores, reproduzco a
continuación este artículo fue publicado hace algunos días en NOTICIAS
COMENTADAS
Como consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879–1883) y del Tratado de
Paz y Amistad de 20 de octubre de 1904 entre los dos países, Bolivia perdió 120.000
kilómetros cuadrados de su territorio y 400 Kilómetros de costa en el
Océano Pacífico.
Para Bolivia y para los
bolivianos, la pérdida de su salida soberana al mar ha sido, durante todo el
siglo XX y lo sigue siendo en la actualidad, la gran tragedia nacional a la que
desde siempre han intentado poner remedio mediante un acuerdo con Chile para
que este país ceda a Bolivia una salida al mar, es decir, que Bolivia tenga la
soberanía de un espacio de litoral y un corredor terrestre que enlace ese
litoral con su actual territorio.
El contencioso por la salida
al mar es extremadamente complejo por razones múltiples de entre las cuales
pueden ser especialmente relevantes las siguientes: El Tratado de 1904 es
claro, el litoral que antes fue boliviano es hoy chileno y Bolivia carece
de legitimidad para cambiar lo que fue firmado; cualquier posible cambio en la
soberanía sobre los territorios del norte de Chile en los que podría
establecerse el litoral y el corredor boliviano, está sujeta a la aceptación de
Perú, país también afectado por la pérdida de territorios en la Guerra del
Pacífico, que tiene tratados internacionales con Chile que así lo confirman; la
existencia del corredor con soberanía boliviana haría desaparecer la vecindad
entre Chile y Perú y la comunicación directa entre ambas naciones e incluso
alteraría las fronteras marítimas hoy existentes; y, por último, los ciudadanos
del norte de Chile son chilenos desde hace más de un siglo y ni ellos ni el
resto de sus compatriotas parecen dispuestos a que dejen de serlo ni a que
vivan en un país extranjero.
Y, para añadir dificultades a
la posible solución al conflicto, hay que añadir otro grave problema que
no figura en ningún documento pero que subyace en cualquier posicionamiento:
Las actitudes de desconfianza de los ciudadanos de ambos países que consideran
no fiables ni a las autoridades ni a los ciudadanos del otro país,
y que ven imposible llegar un acuerdo que pueda cerrar
definitivamente el conflicto.
Pues bien, en la continuada
búsqueda de la salida al mar, en abril de 2013 Bolivia abrió un nuevo camino,
una nueva vía: Planteó ante la Corte Internacional de Justicia de La
Haya una demanda contra Chile en la que solicita al Tribunal Internacional que
se exija a Chile abrir negociaciones de buena fe para procurar espacio con
soberanía en el litoral y en el corredor.
Y ahora, en el mes de mayo de 2015, ambos países han
de presentar sus alegaciones ante ese Tribunal.
El tema preocupa profundamente a todos los bolivianos y también, no cabe
duda, a las autoridades y al pueblo chileno.
Pero, ¿Qué argumentos tiene Bolivia para acudir al Tribunal Internacional
si el Tratado de 1904 es claro y nadie puede exigir a Chile la renuncia a sus
derechos?
Los juristas bolivianos han hecho un gran trabajo y han encontrado, además
de posibles incumplimientos del Tratado de 1904, una vía legal nueva y diferente
a las usadas hasta el presente, para exigir a Chile la celebración de las
negociaciones de buena fe para dar la salida al mar a Bolivia: No cuestionan el
Tratado de 1904, trabajan a partir de la teoría de “los actos unilaterales de
los Estados” consistente en que las promesas de las más altas autoridades
de un país (Jefes de Estado, Primeros Ministros o Ministros de Exteriores) a
las autoridades del otro país, e incluso sus declaraciones públicas sobre
un tema, pueden crear la obligación para el Estado al que representan de
cumplir las promesas formuladas.
El planteamiento boliviano es acertado, hay múltiples promesas de
mandatarios chilenos relacionadas con la negociación de la salida al mar de
Bolivia, existen precedentes en la aplicación de la teoría en ámbitos jurídicos
internacionales y, aunque desde el punto de vista jurídico no es relevante,
pone de manifiesto ante la opinión pública internacional conductas poco éticas
(prometer y no cumplir muchas veces) por parte de los mandatarios chilenos
a lo largo de un siglo.
Claro que, Chile tiene también, además de buenas razones para
impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya para
juzgar el contencioso tiene tres argumentos, dos buenos y un tercero muy
poderoso: El primero es que el Tratado de
1904 fijó la frontera entre Chile y Bolivia; el segundo es que Bolivia
tiene acceso al mar en virtud del Tratado de
1904; y el tercero, en contra de lo planteado por Bolivia en relación con los actos
unilaterales de los Estados, es que, como sucede en todos los procesos de
negociación, cualquier acuerdo parcial no genera obligación alguna hasta que se
ha alcanzado, aprobado y ratificado el acuerdo global; y ello es así por cuanto
atentaría contra el principio general de seguridad jurídica y haría imposible
que hubiera ningún tipo de negociación compleja si los acuerdos parciales
tuvieran validez sin que estos estuvieran incluidos y refrendados en el global
de la negociación.
Para terminar este artículo en Noticias Comentadas, decir que,
como en todos los casos en que un asunto se somete a un tribunal de justicia,
no es posible predecir el resultado del contencioso planteado por Bolivia
contra Chile, pero lo que sí se puede afirmar con absoluta certeza es que tanto
para Bolivia como para Chile, también para Perú y acaso para todos los países
de América, encontrar el modo de sacar de su tragedia a Bolivia y al pueblo
boliviano es un imperativo al que todos estamos obligados.
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