De entre las muchas, no sé si promesas, propuestas, ideas
o simples sueños que estoy escuchando en
la campaña electoral que tenemos en
España de cara a las Elecciones
Generales del próximo 20 de diciembre, solamente encuentro una que, por la importancia de su trasfondo,
merezca profunda reflexión. Me refiero posibilidad de que el Estado aporte mensualmente a todos y cada
uno de los ciudadanos, por el solo hecho de serlo y sin ninguna contraprestación, mensualmente una
cantidad de dinero, Renta Básica Universal, que les permita
comprar los bienes y servicios necesarios para vivir dignamente en la sociedad.
Por supuesto, actualmente la idea se puede combatir y
descartar con dos argumentos, en
principio, muy poderosos:
- El primero: La Renta Básica Universal implicaría inmensos recursos que, ineludiblemente tendrían que salir de los impuestos de los ciudadanos. A título de ejemplo, 600 € al mes, 7.200 € al año de renta anual para cada español vivo supondría 288.000 millones de euros al año. Visto este número, la Renta Básica Universal es o, al menos, parece imposible.
- El segundo: ¿Queremos, un país de vagos que vivan sin trabajar?
Además de otros, también poderosos, del tipo de:
- No quiero más impuestos para alimentar vagos
- No me des nada y bájame los impuestos, el Estado solo exige a quien produce.
- ¿A todos igual? ¿A mí que gano poco o nada igual que a quien gana mucho?
Ahora bien, hay otra manera de ver las cosas que, sin
demasiado rigor, ofrezco para una primera reflexión:
- Es evidente que la evolución de la tecnología nos conduce hacia una sociedad en la que solamente será necesario el trabajo de una parte de la población para producir los bienes y servicios requeridos por una sociedad próspera; por tanto, otra parte de la sociedad, voluntaria o involuntariamente, no trabajará. Por tanto, algo tendremos que hacer para que quienes no puedan trabajar vivan, y vivan razonablemente y no haya graves problemas sociales ni disturbios en las calles.
- El coste de los servicios sociales para atender a las capas más desfavorecidas de la sociedad en los países desarrollados es muy alto y, además, creciente. ¿Podemos incrementar este coste hasta el infinito?, y, ¿Es justo que una parte de la sociedad tenga que pagar duros impuestos para alimentar a una minoría que no trabaja porque no quiere o no está preparada para hacerlo?
- La gente que no tiene ingresos cuesta mucho y consume poco, la economía sufre con ello; si los ciudadanos tuvieran una Renta Básica y se redujeran drásticamente o desaparecieran los gastos sociales, todos los ciudadanos (pobres y no pobres), incrementarían su consumo
Para terminar esta entrada, debo señalar que el tema de
la Renta Básica, por su enorme
importancia de cara al futuro, ha llevado a que actualmente ya se estén realizando algunas experiencias en Holanda y en
Canadá y que sea objeto de
estudio en Finlandia.
Para nosotros, por ahora, la idea no es más que la promesa, propuesta o simple sueño que se ha atrevido a plantear uno de los
partidos que se presenta a las Elecciones Generales del 20 de diciembre. Sin embargo,
creo que, más antes que después, deberemos reflexionar y debatir en la sociedad española
la posibilidad de establecer algún tipo de Renta Básica Universal.
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