La verdad es que me ha sorprendido que lo haya
hecho tan pronto; me hay sorprendido que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, no
haya esperado a llegar al gobierno para
comenzar las purgas. En muy pocos días ha expulsado de los puestos de responsabilidad
de su partido a un buen número de disidentes y, sin duda, lo seguirá haciendo.
El líder comunista, universitario de pro, está estudiado, conoce la historia y sabe
qué hacer para conseguir el
poder y mantenerse al frente: está en los libros, para eliminar la
disidencia, hay que ser firme ser y aplicar la purga.
Purgar es eliminar la disidencia, generar pánico
y asegurar absoluta obediencia. Nadie puede ser un obstáculo,
nadie puede oponerse, nadie puede discrepar y si alguien lo hace, se le purga.
La purga, al principio es destituir del
cargo, más tarde desterrar al exilio y, finalmente, matar a quien piensa diferente.
El maestro de las purgas, José Stalin,
comenzando por Trotsky, purgó a miles de
comunistas, a unos los mató y a otros
los desterró en Siberia. Bien es verdad que los muertos y desterrados
no comunistas fueron no miles sino millones.
Por supuesto Mao o Pol Pot, en China y en Camboya
dejaron cortos los logros del maestro ruso de las purgas.
En Cuba, el bondadoso anciano que es hoy Fidel Castro, probablemente sin mala intención, usó la purga, primero
con Camilo Cienfuegos, más tarde con Arnaldo Ochoa y no se olvidó de su antiguo
amigo Gutiérrez Menoyo. Por supuesto, en su bondad revolucionaria, el
líder comunista ha encarcelado y expulsado sacado de su país a cientos de miles de cubanos.
Ahora, en Venezuela, Nicolás Maduro, el amigo de Podemos, para quitarse problemas, además de perseguir y encarcelar a los opositores, por si acaso, purga con fiereza a los que fueron seguidores del
caudillo Chavez.
Decía al comienzo de esta entrada que me ha
sorprendido lo pronto que ha comenzado Pablo Iglesias, el líder de Podemos, a
aplicar la purga y, realmente me da miedo. Todos sus antecesores comunistas
esperaron más tiempo para purgar a quienes
les ayudaron a subir y luego, imprudentemente, disintieron.
A quienes, por ahora, son fieles a Pablo Iglesias, solo les puede salvar de ser purgados que quienes detestamos ver a los comunistas gobernar España, antes de
que lleguen al poder, también por nuestro bien, no les dejemos.
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