Entre el 31 de agosto y el 2 de
septiembre de 2016, en el Congreso de los Diputados, con la finalidad de elegir un nuevo Presidente del Gobierno, ha tenido lugar el segundo Debate de Investidura de 2016.
Todo ha sido como en marzo, en el mismo escenario, con el mismo libreto, los mismos actores, pese
a la buena voluntad de todos, terminó sin éxito: seguiremos con el gobierno es funciones, es decir, sin gobierno.
Y esto se ha producido a pesar de que, según afirman en público y en privado cualificados
representantes del Partido Socialista y del Partido Popular, sus líderes, el
Señor Sánchez y el Señor Rajoy, son personas excepcionales, líderes
carismáticas, hombres de estado y personas de bien. Son, los dos, el mejor regalo que, para ganar
el futuro, nos ha regalado del cielo.
Por tanto y habida cuenta que nuestros políticos, que son gente honesta, seria, con alta
cualificación en todas las artes y las ciencias, entienden que el Señor Rajoy y el
señor Sánchez son el colmo de la excelencia, convocarán nuevas elecciones para
que los españoles,
cambiemos de pensar y demos, porque lo merecen, suficientes votos para que uno
de esos dos señores aplaste al otro y pueda gobernar.
Tal como vamos, por voluntad del otro, se llame el otro Sánchez o Rajoy, doctos
ellos, los españoles, usaremos
nuestro tiempo, ¡qué placer!, para ir votar el día de Navidad. Y no se contentarán con eso, el Domingo de Ramos volveremos a votar y, porque son muy, muy generosos y saben de nuestros gustos, nos dejarán votar otra vez para diciembre, acaso el día anterior a la siguiente
Navidad.
¡Qué buenos, que buenos son, Sánchez y Rajoy!
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