Sin
embargo, entre todo lo bueno que he conseguido hay algo que nos ha producido, a otra persona y a mí, un buen
disgusto: esa persona, con la que durante varios años he mantenido
una buena relación, se ha visto
reflejada en la novela y lo que ha visto le ha gustado tan poco que hasta casi me ha retirado el saludo.
Evidentemente
todos los personajes de la novela, son producto de mi imaginación y en ningún
momento, ni cuando escribí Julia ni
ahora, pensé en hacer el retrato de una persona real ni, mucho menos, en describir a la persona que se ha sentido ofendida.
Por
supuesto, cuando me he enterado del disgusto de esa persona lo he lamentado
profundamente y compartido con ella su
disgusto.
Como
es natural, hablando, he tratado de aclarar el hecho y, por si fuera útil, mostrar mi tristeza por
el berrinche que, involuntariamente, he
causado. No sé si lo habré conseguido, pero al menos, lo he intentado.
Evidentemente,
ahora lo sé bien, aún sin querer, a
veces lo que escribes produce buenos disgustos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario