martes, 5 de diciembre de 2017

754. A VECES LO QUE ESCRIBES PRODUCE BUENOS DISGUSTOS




Hace unos meses, en agosto de este año, publiqué  Julia, mi novela sobre el maltrato. El libro está teniendo un razonable éxito y los comentarios que he recibido son un buen estímulo para seguir escribiendo.

Sin embargo, entre todo lo bueno que he conseguido hay algo que nos ha  producido, a otra persona y a mí, un buen disgusto: esa  persona,  con la que durante varios años he mantenido una buena relación,  se ha visto reflejada en la novela y lo que ha visto  le ha gustado tan poco  que hasta casi me ha retirado el saludo.

Evidentemente todos los personajes de la novela, son producto de mi imaginación y en ningún momento, ni cuando escribí Julia ni ahora, pensé en hacer el  retrato de una  persona real  ni, mucho menos, en describir a  la persona que se ha sentido ofendida.

Por supuesto, cuando me he enterado del disgusto de esa persona lo he lamentado profundamente y  compartido con ella su disgusto.

Como es natural, hablando, he tratado de aclarar el hecho  y, por si fuera útil, mostrar mi tristeza por el berrinche que, involuntariamente,  he causado. No sé  si lo habré  conseguido, pero al menos, lo he intentado.

Evidentemente, ahora lo sé bien, aún sin querer,  a veces lo que escribes produce buenos disgustos.

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