75 años son
muchos años y, sin duda, he dejado muy atrás los años plenos de la madurez, la
fuerza de la juventud, la etapa extraña de la adolescencia y la feliz niñez, por
tanto, aunque me cuesta admitirlo, he alcanzado eso que, sin eufemismos, se
llama la vejez.
Es verdad
que en estos tiempos se vive mucho, que es normal que las personas vivan
ochenta años, noventa, e incluso más; pero también es normal que a lo largo del
camino otras muchas personas, muy queridas, nos van dejando con menos años de
los que mis coetáneos y yo hemos cumplido; por ello debo dar gracias a Dios por
la larga vida que de Él he recibido.
Sin embargo,
este mes de enero, bastante más que en años anteriores, acaso porque mi salud
tiene goteras, y especialmente desde el
día 18 de enero, cuando mi mujer hubiera cumplido 70, no dejo de pensar y
repensar, como si fuera un adolescente o cómo si no lo tuviera muy claro, en el
sentido de la vida.
Y no me
refiero a la presencia de los hijos y los nietos, al calor del cariño de las
hijas y las nietas, al amor de la familia grande que, al ser mayor lo ves muy
claro, es el sosten de lo que hemos sido, somos y seremos hasta que muramos.
Tampoco tiene
relación con lo que hice o no hice en el pasado, porque es irremediable y ya no
importa; carece de sentido alegrarse por lo gozado o conseguido o llorar por lo
sufrido o no alcanzado, es pasado y el tiempo todo lo ha consumido.
Ni, para
terminar, me refiero al día a día, lleno o vacío de pequeñas alegrías, sustos, preocupaciones,
cansancios, satisfacciones de padre u orgullo de abuelo.
Los hijos son
mayores y tienen sus propias familias, cada día añoro más a mi mujer y vivo
solo, con una perra vieja, sorda y ciega, que apenas puede con su alma…¿qué pinto
yo aquí y ahora en esta vida?
Más tarde,
cada vez que lo pienso, me respondo siempre: nada, aquí no haces nada de nada y,
lo que es peor, a poco que te descuides, dar mucha lata…salvo que te portes bien y seas, de un modo u otro, útil…
Espero y
deseo que, si la vida me da tiempo, disfrutando
cada día, dentro de este o del próximo año, para decir cosas, para contribuir
en algo, para ayudar a alguien, publicaré El
poder de la experiencia, la nueva novela que en este enero ya he comenzado.
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