Pues sí, el Papa Francisco ha
nombrado Arzobispo de Tarragona al hasta ahora decano de la facultad de Teología de
Barcelona, Monseñor Joan Planellas, está en su derecho, lo ha
hecho y ya está.
Supongo, estoy seguro,
de que la jerarquía de la Iglesia española hará lo normal: tragar, callar y, acaso,
aplaudir y justificar.
La decisión del Papa Francisco me ha espantado; salvo que se
produzca un milagro la separación de Cataluña
de España está consumada. El papado, cuando lo tiene claro, siempre apoya al ganador.
Ya se que, desde
siempre, la Iglesia, la jerarquía, coloca sus peones en cualquier lugar donde pueda
haber oportunidad para incrementar su influencia
y su poder o, al menos, contener la pérdida de esa influencia o ese poder; por
no ir muy lejos, recordar a los curas guerrilleros en la América de la segunda
mitad del siglo XX o a los sacerdotes y
prelados en el terrorismo vasco hasta ayer y hoy.
Y si apareciese un “movimiento
político para la liberación y el progreso de la pederastia”, que pusiese bombas
y matase para “conseguir derechos”, seguro que allá dentro habría unos cuantos curas
y más de tres obispos…
Pero, a pesar de todo, estoy seguro
de que el nuevo Arzobispo intentará ser un buen arzobispo y de que el Papa Francisco ha obrado como pensaba que debía
de obrar…que el segundo y el primero tienen unas buenas y muy claras
intenciones, y que, a menos que se produzca un milagro, para nuestra desgracia,
se van a hacer realidad.
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