DE LO PELIGROSO QUE ES JUGAR CON FUEGO
No, salvo dos, “de
aquellos polvos vienen estos lodos” y “el que siembra vientos recoge tempestades”, aunque hay muchos,
no añadiré más refranes.
Hoy, con condenas de entre 6 y 13 años, por sedición y
malversación, van a salir a la calle, con
eso que los que saben llaman “tercer grado”, los condenados en el “procés”;
esos delincuentes (han cometido delitos) que hace cuatro días, en el parlamento de Barcelona, declararon la
independencia de Cataluña.
Por supuesto, si este hecho se produce, no dudo que será
legal. Estará respaldado por la decisión, dentro de sus atribuciones, de un cargo público, seguro del mismo partido
político que alguno de los condenados.
Muy bien, y ahora, de repente me asalta una gran
preocupación: mira que si dentro de
cuatro meses o de cuatro años un
energúmeno engancha al hoy Vicepresidente Segundo y, con dos piedras, le deja
sin sus partes, castrado que dicen; la policía detiene al agresor; la justicia lo condena por un delito de lesiones graves, a entre 6 y 12 años.
Pienso que al que entonces solo será exvicepresidente le
parecerá poco castigo y sus amigas llorarán con mucha pena, pero ¡qué
desgracia, será lo legal!.
Y, para rematar la faena, será también legal que un par
de años después de su muy justificada condena (pasados en una cárcel de
amigos), el antiguo energúmeno que
seguirá siendo un energúmeno, sin arrepentirse,
muy orgulloso y con la repetida amenaza de cortar una oreja y la
nariz al ex vicepresidente y, de paso, castrar
también a otro amigo del ex, salga con el tercer grado a la calle, liberado por un político del partido
en que milita el energúmeno y que, con suficientes votos, ha llegado a consejero
o a ministro.
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