EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
El día de hoy, tan luminoso, se ha convertido para mí y para los incontables amigos del alma que, a lo largo de los años, sin perder ninguno, Emilio Rodríguez González, para hacernos mejores, ha llenado de amor, se ha transformado en noche oscura, tiempo de tristeza y oración.
Un correo de Fray Marcos me ha helado el corazón y lo ha hecho con un poema que dice así:
EMILIO (EN RECUERDO)
Él vivió como nadie la ausencia,
la noche oscura, densa
como muro de acero impenetrable,
como túnel de negrura interminable
y sin rastro de luz a la salida.
Su tristeza infinita, siempre disimulada
para no defraudar a los amigos,
rezumaba por todos los poros de su ser,
por todos los versos de su largo poema,
como sudor salado y agrio,
Se fue sin despedirse.
¡Cómo podría hacerlo!
No estaba entre sus planes la partida
y nunca tuvo claro a donde iría
aunque sabía que la meta existía.
Mejor así.
Te quedas con nosotros,
marcándonos la meta en la distancia,
más allá del túnel y la noche
desde la luz que todo lo trasforma.
He leído y releído, los veinte versos de Fray Marcos y, expulsando el dolor que me causa su partida, tratando de fijar para siempre en mi corazón y en mi memoria la presencia de Emilio, he abierto su blog y, enseguida, he puesto sobre la mesa, acariciando uno por uno, la torre de libros en que, como este sabio e increíble poeta, sufriendo cada verso, ha ido abriendo, más y más su alma, para acercarnos al imposible misterio de Dios.
Y, escuchando a Emilio leerlos, para mi propio recuerdo, he entresacado algunos de sus versos y atenuar con ello el dolor de la ausencia de este fraile dominico, admirable poeta e increíble amigo.
LOS DÍAS DEL FRAGOR
Viniste, pero tan a deshora
que la noche fue borrada
en tu retrato.
Tras largas despedidas
nos quedan los restos
del silencio
y un golpe.
como cal
en el borde de la aurora.
Ahora cuento los días
del calendario
por las pausas
del aliento.
Y escucho las ventanas.
los armarios
y toda la jugosa lentitud
de las miradas.
Los días de fragor
se han alejado,
pero guardo el aliento
en las alcobas.
Un resto alcanforado,
los incendios
que dan sentido al grito
SEÑALES
Ahora calla el tiempo
su discurso
y se quedan las puertas
sorprendidas.
La luz recrea escenas
sobre el agua
y todos los sonidos
hacen guardia.
Venimos con las manos
ateridas.
Ojos interrogantes,
no palabras.
ARCANO
Y se acomoda el llanto,
se incorpora
a las horas más curvas
de los días.
Estamos donde el cielo
se confunde
con la orilla de todos
los caminos.
Siempre cerca del año
que nos marcó los sueños.
Ahora es otro entonces
y otro estado
de levantar las manos
a los ojos.
PRIMAVERA
La luz en la madera,
en los suspiros
de la casa apagada
y sostenida.
La voz es la ventana
de las dudas
y recorre, sin pasos
todo el cielo.
Aquí se hace presente,
hora por hora,
el cansancio que llamamos
primavera.
DIARIO
Palabras de maíz
y senda pura
de todas las distancia
aprendidas.
Camino de dudar
y seguir siendo
el que persigue historias
del espejo.
Los años son asfalto
alicatado,
y cálculo de asombros
hasta ahora,
detrás de los sonidos
que me cercan.
PARÁBOLA
este silencio azul,
esta cascada
de nieve o de palabras
como espuelas.
del vientre de los libros
nace junta
toda la primavera,
como un viaje
que no tiene regreso.
NOTA
EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ Nació en Villar de Adralés, una aldea del occidente asturiano, del Concejo de Cangas del Narcea. Licenciado en Teología, fraile dominico, periodista, pintor y poeta, ha sido, sobre todo, amigo y hombre de Dios.
En el blog de Emilio, http://poetaemiliorodriguez.blogspot.com/ , abierto en 2007 y activo hasta hace unos meses, se pueden encontrar, además de retazos de su ingente obra, enlaces que conducen a veintiuno de sus libros.
1 comentario:
Leo su poemas y me quedo en enaguas que ya ni recordaba.Siento al fondo una mirada de amigo, una palabra sorda que me llena entera.Pasillos, pisadas escondidas traa esquinas que no fueron.
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