martes, 17 de noviembre de 2020

899. DE LA NUEVA NORMALIDAD 44

 

EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ

 

El día de hoy, tan luminoso, se ha convertido para mí y para los incontables amigos del alma que, a lo largo de los años, sin perder ninguno, Emilio Rodríguez González, para hacernos mejores, ha llenado de amor, se ha transformado en noche oscura, tiempo de tristeza y oración.

Un correo de Fray Marcos me ha helado el corazón y lo ha hecho con un poema que dice así:

 

  

EMILIO (EN RECUERDO)

 

Él vivió como nadie la ausencia,

la noche oscura, densa

como muro de acero impenetrable,

como túnel de negrura interminable

y sin rastro de luz a la salida.

 

Su tristeza infinita, siempre disimulada

para no defraudar a los amigos,

rezumaba por todos los poros de su ser,

por todos los versos de su largo poema,

como sudor salado y agrio,

 

Se fue sin despedirse.

¡Cómo podría hacerlo!

No estaba entre sus planes la partida

y nunca tuvo claro a donde iría

aunque sabía que la meta existía.

 

Mejor así.

Te quedas con nosotros,

marcándonos la meta en la distancia,

más allá del túnel y la noche

desde la luz que todo lo trasforma.

 

He leído y releído, los veinte versos de Fray Marcos y, expulsando el dolor que me causa su partida, tratando de fijar para siempre en mi corazón y en mi memoria la presencia de  Emilio, he abierto su blog y, enseguida, he puesto sobre la mesa, acariciando uno por uno, la torre de libros en que, como este sabio e increíble poeta, sufriendo cada verso, ha ido abriendo, más y más su alma, para acercarnos al imposible misterio de Dios.

 

Y, escuchando a Emilio leerlos, para mi propio recuerdo, he entresacado algunos de sus versos y  atenuar con ello el dolor de la ausencia de este fraile dominico,  admirable poeta e increíble amigo.

 

LOS DÍAS DEL FRAGOR

 

Viniste, pero tan a deshora

que la noche fue borrada

en tu retrato.

Tras largas despedidas

nos quedan los restos

del silencio

y un golpe.

como cal

en el borde de la aurora.

Ahora cuento los días

del calendario

por las pausas

del aliento.

Y escucho las ventanas.

los armarios

y toda la jugosa lentitud

de las miradas.

Los días de fragor

se han alejado,

pero guardo el aliento

en las alcobas.

Un resto alcanforado,

los incendios

que dan sentido al grito

de esta huida.

 

 

SEÑALES

 

Ahora calla el tiempo

su discurso

y se quedan las puertas

                sorprendidas.

La luz recrea escenas

                 sobre el agua

y todos los sonidos

hacen guardia.

Venimos con las manos

ateridas.

Ojos interrogantes,

        no palabras.

 

 

ARCANO

 

Y se acomoda el llanto,

               se incorpora

a las horas más curvas

de los días.

Estamos donde el cielo

se confunde

con la orilla de todos

                los caminos.

Siempre cerca del año

que nos marcó los sueños.

Ahora es otro entonces

y otro estado

             de  levantar las manos

                     a los ojos.

 

 

PRIMAVERA

 

La luz en la madera,

      en los suspiros

de la casa apagada

        y sostenida.

La voz es la ventana

            de las dudas

y recorre, sin pasos

todo el cielo.

Aquí se hace presente,

hora por hora,

el cansancio que llamamos

primavera.

 

 

DIARIO

 

 Palabras de maíz

y senda pura

de todas las distancia

aprendidas.

Camino de dudar

     y seguir siendo

el que persigue historias

del espejo.

Los años son asfalto

alicatado,

y cálculo de asombros

hasta ahora,

detrás de los sonidos

que me cercan.

 

PARÁBOLA

Del vientre de la noche

este silencio azul,

esta cascada

de nieve o de palabras

como espuelas.

del vientre de los libros

nace junta

toda la primavera,

como un viaje

que no tiene regreso.

 

(De noches y naufragios)

 

 

 

 NOTA

 

EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ Nació en Villar de Adralés, una aldea del occidente asturiano, del Concejo de Cangas del Narcea. Licenciado en Teología, fraile dominico, periodista, pintor y poeta, ha sido, sobre todo, amigo y hombre de Dios.

En el blog de Emilio,  http://poetaemiliorodriguez.blogspot.com/ , abierto en 2007 y activo hasta hace unos meses, se pueden encontrar, además de retazos de su ingente obra, enlaces que conducen a veintiuno de sus libros.

 

 


 

1 comentario:

Carmen Thous dijo...

Leo su poemas y me quedo en enaguas que ya ni recordaba.Siento al fondo una mirada de amigo, una palabra sorda que me llena entera.Pasillos, pisadas escondidas traa esquinas que no fueron.