domingo, 5 de febrero de 2023

1027. DE UN DÍA FELIZ

 

Sí, ayer, celebré mi 79 cumpleaños y, debo decirlo, fue un día feliz, tan feliz que casi me da vergüenza hablar o escribir sobre lo acaecido, todo “muy normal”,  y lo que he sentido en este día.

En uno de esos luminosos días de febrero en que la luz del sol hace explotar todos los colores y la belleza del cielo, en un restaurante que fue bueno y ahora se mueve entre antiguo y viejo, comí con mis hijos y mis nietos, rodeado de cariño, como tantas veces sin apreciarlo siempre, en otro tiempo.

La conversación, limpia, alegre y fluida, interrumpida, sin que ello importase, por los nietos, son pequeños y gustan distraer a sus madres con demandas baladíes cuando ellas están tranquilas.

Y los regalos, los de las hijas gratas sorpresas, y las joyas hechas por las nietas, me colmaron de emociones

La comida, las viandas, casi todas, conservando la apariencia del pasado, sin llegar a buenas, quizá porque el vino estuvo bien elegido, resultaron pasables; los nietos disfrutaron los helados y se comieron gran parte de la pequeña tarta sobre la que una de mis hijas, está en todo, colocó la vela encendida que yo apagué mientras escuchaba el “cumpleaños feliz”.  

La sobremesa, al sol, con los niños jugando entre ellos en el amplio jardín del restaurante, relajada y, sin historia porque fue feliz.

Avanzada la tarde, mientras hijos y nietos continuaron, no se en qué sitio, celebrando el cumpleaños del abuelo, ya en casa, con mis hermanos, vinieron nueve, la gran delicia de estar juntos, hablando tranquilos, casi tres horas, alrededor de la mesa abierta del comedor. Y, qué más decir?, porque lo que se habla en la familia, aunque apasionante, fuera no se debe compartir, solo me cabe añadir que, el esfuerzo de preparar la merienda tuvo una gran compensación:  recibí tantos parabienes que casi se me puso el rostro rojo de rubor.

Y, a lo largo de todo el día las felicitaciones de tantos y tantos amigos queridos…

En fin, cuando por la noche, cansado como un perro me tendí en la cama, durante un largo rato no me pude dormir, el día de mi 79 cumpleaños había sido un día muy, muy feliz.

Mil gracias a mis hijos, a mis nietos, a mis hermanos y a todos los amigos que hoy han estado conmigo en este día tan feliz.


Nota: este es el regalo de mi nieta Constanza


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