Siempre he pensado que el honor, esa cualidad moral
que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno
mismo, es uno de los grandes bienes que conforman y caracterizan la esencia del
ser hispano.
Por ello, cuando al contemplar las obras y escuchar
las palabras de algunos de nuestros dirigentes veo con claridad que, para ellos,
el honor se ha convertido en una entelequia, siento primero un profundo dolor y,
más tarde, luego de pensarlo, asumo su falta de integridad un regalo de la
Providencia para nuestra sociedad: los grandes bienes, los tesoros del alma, pierden
valor en la rutina, son más apreciados cuando están en peligro y crecen cuando
son atacados.
Y, porque el agradecimiento, la gratitud, es una de las facetas del honor, ¡es de bien nacidos ser
agradecidos!, en estos días siento también en el alma otra muy dura desazón: la
indiferencia, más allá de mansas palabras, de nuestros gobernantes, de los
políticos de todos los colores, de los medios de comunicación y de gran parte
de la sociedad española ante la tragedia que es la orden de expulsión de los
Estados Unidos de Norteamérica de una
multitud de hispanoamericanos.
Hasta ahora, y desde que comenzó esta gran desgracia, salvo
a Joaquín, uno de mis hermanos, no he escuchado a nadie decir que en España
deberíamos estar ya recibiendo a miles, a cientos de miles, a los que haga
falta quizá, de hermanos de los países que, durante siglos, cuando lo hemos
necesitado, han acogido a millones de españoles.
Y, porque creo que lo que está sucediendo es incumplir
nuestra obligación de españoles, con estas palabras, imploro y exijo a quienes
nos dirigen que, con hechos, hagan frente a la tragedia de nuestros hermanos
hispanos con agradecimiento y honor.
Nota: Ni el gobierno, ni ningún partido político
español, hasta ahora, han impulsado un plan urgente, coordinado, si se puede,
con otros países americanos y europeos, para dar solución a la tragedia de los
millones de hispanos que, si Dios no lo remedia, van a ser expulsados de los Estados
Unidos de Norteamérica.
4 comentarios:
Querido José Luis:
Siempre original y certero.
Un fuerte abrazo,
GE
Desde luego que deberíamos acoger
Totalmente de acuerdo sobre el sentido del honor que ha desaparecido por completo y la gratitud que también es flor escasa.
También, en lo referente a nuestros hermanos hispanos con los que compartimos sangre, cultura, religión, lengua y costumbres.
No tan de acuerdo con acogernos a todos. España no puede responsabilizarse con más emigración, es cierto que la hispana es preferible a otras por lo anteriormente dicho, pero somos un país pequeño, que atraviesa por un difícil y peligroso momento, y en la emigración incluso la llamada latina,también hay riesgos. No nos olvidemos de bandas que están alterando convivencia vecinal y creando conflictos nuevos. Los paises hispanos son ricos, Méjico es un ejemplo, con unas enormes posibilidades, pero lastrados por la corrupcion: ese es el problema. Nuestros hermanos hispanos no tendrían por que emigrar ni a Estados Unidos ni a ningún otro sitio si sus gobernantes cumplieran como es debido, cosa que no hacen.
Una, que escribe.
Creo que algo hice mal. Porque ayer escribí un comentario respondiendo a lo escrito sobre el honor, la gratitud y la acogida de los hispanos, y no lo veo.
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