miércoles, 31 de diciembre de 2008

216. EL AÑO 2008, AL IGUAL QUE 1968, TAMBIÉN BISIESTO, ES PARTE DEL PASADO



El viernes 4 de enero escribí en este blog, como primera entrada del año, mis recuerdos del muy difícil, extraordinario, apasionante y casi perdido en la memoria, 1968.


Hoy, casi terminado 2008, debo decir que, dentro de lo muy áspero, este bisiesto que, por tantas razones pasará a la historia, ha sido también un año extraordinario y apasionante.


He reencontrado amigos pedidos en el tiempo, he conocido magníficas personas, he asistido a interesantísimos eventos, he participado de momentos complejos, he pasado bastante miedo, he tenido un nieto y, sobre todo, he tenido la suerte de ser consciente de cuanto estaba, de cuanto estábamos viviendo en un año repleto de emociones fuertes.

No me he cansado de decir y de explicar, con datos y con hechos, que en las épocas difíciles existen oportunidades y que para aprovecharlas solamente es preciso mirar sin prejuicios, arriesgar un poco y trabajar, trabajar sin pausa con ilusión y constancia. Estoy seguro de que alguien por el mundo cree más en el futuro que si me hubiera quedado, quieto y callado, muerto de miedo.


Es cierto que los tiempos duros generan grandes sufrimientos, pero esos sufrimientos se quedarán en nada cuando pasen los años y mirando al pasado veamos los frutos positivos que los grandes desastres de este año nos habrán dejado.

Para España, para Europa casi toda, tierras viejas, repletas de gentes dormidas y asustadas, los malos tiempos que han venido pueden ser el elixir del renacer de la vida, de la generación de nuevos ideales, del esfuerzo individual, de la búsqueda de argumentos nuevos que den sentido a nuevos proyectos colectivos. Si es así, este año 2008 habrá sido el año uno de un buen principio.

Estoy seguro de que mis amigos americanos, en el Norte volverán a progresar, con ilusión, sin pausa. En el Sur, libres mentiras, olvidadas las medias verdades, se volverán a concentrar en generar más humanidad y mayor riqueza.

Muy buenas oportunidades aprovecharán con acierto mis amigos del Este de Europa, de Polonia, de Bulgaria, de Chequia, de Rumania, de Ucrania y también de la Grande Rusia.

Mis alumnas chinas y filipinas, tan capaces, estarán llenas amor y de éxito.

La muy querida familia de Tailandia se llenara de Paz y progreso luego de olvidar el para ese pueblo el muy duro año bisiesto.

Lamento el dolor de las familias judías y me horroriza la locura de quienes en nombre de Dios, llenos de amargura y odio, matan. Aún así, unos y otros, mejor o peor, seguirán viviendo.

Y pienso también en la triste África, con sus inmensas oportunidades, de la que nunca esperamos nada.

Sí, al año 2008 ha sido un terrible bisiesto que, afortunadamente, hemos vivido como vivimos 1968 y que, como aquel año, es ya parte del pasado que nos deja futuros inciertos, plenos de dificultades y henchidos de oportunidades.

Al igual que mi padre, pienso que los hombres de nuestro tiempo tenemos la fortuna insólita de ver el mundo casi completo y de vivir, estemos donde estemos, tantos, tan inmensos y tan apasionantes cambios.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

215. FELIZ NAVIDAD



En la Navidad de 2008,

Pedimos al Amor, que es la Vida,

Que conserves vivas todas las alegrías del ayer,

Que atesores lo mucho que aprendiste en el año que se fue,

Que crezcas en la claridad de tu pensamiento,

Que la luz de las estrellas ilumine los rincones oscuros de tu alma

Y que sueñes ideales imposibles

Que tengas capacidad para intuir caminos en lo oculto,

Que se haga inmenso tu valor para luchar

y que sea siempre nueva tu ilusión,

Que tus proyectos se hagan realidad y,

Sobre todo,

Que tengas siempre un gran AMOR,

ÉXITOS

y mucha PAZ

viernes, 19 de diciembre de 2008

214. MI AMIGA ES UNA MUJER DE BANDERA QUE ESTÁ MALITA



Sí, tengo una amiga, es una mujer de bandera que está malita.

Hace ya muchas horas que, al igual que otros amigos, he recibido un correo suyo, que puedo usar, porque las cartas son de quien las recibe y no de quien las escribe, y que puedo hacerlo para apoyar a mi amiga en algo y, acaso animar un poco a otras personas que, lo se bien, cuando lean sus palabras, reconocerán lo que a ellas también les pasa.

Dice mi amiga en su correo, que es una carta:

“...después de reflexionar sobre mi vida, como ha sido, lo bien y lo mal que lo he pasado, he llegado a la conclusión de que, en el ir y venir, he tocado el fondo muchas veces y, hasta ahora, siempre había superado todo de alguna manera, pero claro era mas joven, y mi intelecto estaba intacto, pero ahora uff”

Triste, ¿Verdad?

Y, más tarde, añade para intentar verlo y que los amigos también lo veamos del todo claro:

“...estoy en el principio, sin fuerzas, decepcionada del mundo. ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Quién es el que hace que todo vaya bien o mal ?...”

Y, antes de terminar, acaso para matizar y, en la ambivalencia, animarnos, así nos habla:

“...porque al final, todo falla. Estoy pensando que quizás, puede ser que esté expiando las culpas de una vida anterior... bueno no se, el caso es que tengo la obligación de seguir adelante aunque no me apetezca nada.... “

Sí, mi amiga es una mujer de bandera que está malita, tiene melancolía del alma. Ella, que es inteligente, animosa, buena y además de todo ello, muy guapa, ha gozado, sufrido y siempre y también ha superado cuantas pruebas le ha ofrecido una vida que, por intensa, solo los elegidos del cielo pueden tener y disfrutarla.

Mi amiga, la mujer de bandera que a todos nos encanta para estar con ella, llevarla del brazo e ir por la calle, presumiendo, con ella, está malita y tiene ganas de nada.

Por unas horas, por unas fechas casi no es ella. Estoy, estamos todos muy tristes. Ella sufre mucho porque esta malita.

Mi amiga, en la lejanía aparente de la gran distancia, la mujer de bandera, se siente muy mal, está triste. Sus amores perdidos, sus ilusiones tronchadas, sus esperanzas vanas y las fuerzas casi del todo gastadas.


Mi amiga, la mujer de bandera, esta malita. El cielo grande, lleno de estrellas que siempre la acompaña es, en estas horas cárcel que encierra su siempre libre y hermosa alma.


Sí, mi amiga, la mujer de bandera, está malita, tiene eso que antes llamaban una melancolía del alma.


Pero no pasa nada, en un ratito, solo hay que superar la racha, ella, la mujer de bandera, en pocas fechas, estará sana.


Se muy bien que las medicinas, el calor de la amistad, el amor de todos y las fuerzas que, aunque ella no sabe donde, para este momento, tiene guardadas, harán que muy pronto mi amiga, la mujer de bandera, vuelva a alegrar su alma y con la suya, de paso, también las nuestras que ahora comparten con ella la tristeza en el alma.

sábado, 13 de diciembre de 2008

213. LA TOSCANA PLASENCIANA


En Plasencia, provincia de Cáceres, en la Extremadura española, entre la Calle del Rey y la Calle Nueva, subiendo por Los Toros desde la Plaza Mayor, en Cartas 10, está Toscana.

En una calle, en un barrio que es y rezuma historia, está la puerta de un local que por su color y su diseño, siendo Plasencia, es Roma, es Madrid, es Barcelona, es Milan, es Buenos Aires y es Nueva York. Con un ambiente que invita a estar, Toscana te pone entre los dedos, en copas fáciles, vinos que celebran y enaltecen los aromas y el gusto de los tintos y los cavas de España, los mejores campañas de Francia y hasta algunos caldos de la inaprensible Italia.

Toscana, que siempre está entre llena y vacía, hace que cuando entras descanses la vista, animes el alma y sin saber cómo, tengas en las manos la copa adecuada. La experta de la casa, con solo verte, sabe cual es tu vino y cual es tu añada.

Descubrir Toscana ha sido para mi, además de una cálida sorpresa, en el frío de diciembre de Plasencia, una enorme alegría. Es alegría porque Toscana representa la expresión visionaria del sueño de un abogado emprendedor que ha decidido iniciar en la dureza de Extremadura un negocio nuevo, un negocio difícil, pero un negocio que veremos antes o después, en toda España, en Gran Bretaña y, acaso, en la misma Italia.

Amigos míos, espero que, como yo, descubráis un día Toscana y que, si la fortuna nos acompaña, tengamos la suerte de encontremos, tomando un buen vino en la Calle Cartas.

sábado, 6 de diciembre de 2008

212. CIELO E INFIERNO


Hace algunos días tuve la gran satisfacción, en casa de un cliente, en un acto íntimo e inesperado, con una muy leve formalidad, de recibir, además de un precioso lapicero y un símbolo corporativo, unas palabras de aprecio y agradecimiento que me llenaron de alegría.

Más próximo todavía está el comentario a la entrada 210 de este blog que un desconocido ha colgado para agradecerme la luz lejana que se ha abierto a su amor, hoy muy pesaroso. Haber contribuido en algo a que alguien sea o, al menos, esté mejor un rato de su vida, justifica plenamente mantener el blog.

Y, al compartir estas alegrías, nos ha venido a la memoria, a la de mi mujer y a la mía, lo contentos que nos pusimos cuando de la mano de su marido, con sus dos hijos y una garrafa del aceite de sus propios olivos, luego de haber pasado un año desde que la llevamos desde el lugar de su accidente al hospital, llena de dolores, miedo y mucha sangre, vino para agradecernos, como le dijeron los médicos, no solo haberle salvado la vida sino, acaso sobre todo, que hubiéramos aceptado que se manchase, lo habíamos olvidado, tanto el coche.

Realmente estas pequeñas, que son muy grandes, satisfacciones son el simple resultado de procurar cumplir con tu obligación, que no es otra que hacer, con actitud positiva, ilusión y rigor, el trabajo que te ha pedido y al que tiene derecho tu cliente, tu lector o quien por unas cosas u otras, está próximo,

Además, la realidad es que los clientes te pagan, los lectores te leen y quien está cerca, solo por estarlo, te está apoyando. Por eso tener clientes, tener lectores o tener personas próximas es más que suficiente compensación a cuanto piensas o haces. Si encima te dicen que eres guapo ya es el colmo de la satisfacción,

Para bien o para mal, porque nuestro cielo y nuestro infierno los construimos poco a poco y los disfrutamos cada día en el transcurrir de la vida es, sin duda, mejor construir cielos que infiernos.