La participación de los ciudadanos europeos, en las elecciones de junio de 2009, a su Parlamento ha sido del 42,94%, en España un 1,9% mayor, el 44,3%, ambas cifras en constante descenso desde el algo más del 61% y del 68,5% que se produjo en las primeras celebradas en Europa y en España respectivamente.
En resumen, más de la mitad de los europeos, los españoles incluidos, no tienen interés alguno en acudir a votar las propuestas electorales que plantean sus teóricos representantes.
Parece que este tema debería ser objeto de reflexión de quienes nos gobiernan o aspiran a hacerlo.
En resumen, más de la mitad de los europeos, los españoles incluidos, no tienen interés alguno en acudir a votar las propuestas electorales que plantean sus teóricos representantes.
Parece que este tema debería ser objeto de reflexión de quienes nos gobiernan o aspiran a hacerlo.
En el conjunto de Europa, los resultados electorales del Grupo Popular están casi un 15% sobre los del Grupo Socialista, es decir, las gentes que votan confían más en la derecha que en la izquierda para resolver sus problemas.
Además, los socialistas han bajado notablemente sus resultados sobre los que tenían en la anterior legislatura, lo que demuestra el aprecio decreciente que estos tienen entre la ciudadanía europea que cada vez confía menos en lo que la socialdemocracia ofrece a la sociedad europea.
Por otro lado, los movimientos de extrema derecha y de extrema izquierda crecen significativamente y aunque en porcentaje su presencia en el Parlamento es pequeña, son una muestra de que la sociedad europea está cada vez más descontenta son las propuestas más o menos convencionales de los partidos tradicionales y de que se están gestando estados de opinión que buscan “la solución” por los conocidos y experimentados, ya desde la Grecia clásica, caminos de la tiranía.
En España el Partido Popular ha superado al Socialista tan solo en un 3,72%, suficiente para sacar a este del gobierno si las elecciones hubieran sido nacionales.
Sin embargo, aunque el partido del gobierno ha perdido las elecciones, sus resultados no reflejan en absoluto el desastre de su gestión, probablemente porque la oposición popular tampoco es percibida como capaz de resolver los problemas que acosan a nuestra sociedad.
Para finalizar, pienso que las elecciones al Parlamento de la Unión Europea son, además de un reflejo fiel de lo que piensan los ciudadanos europeos, una manifestación clara de la crisis que, más callada pero más profunda e importante, que está experimentado el pensamiento, los valores y el devenir de la sociedad europea, que parece anhelar con fuerza la aparición de nuevos paradigmas.
Claro que, como cuando hay problemas existen oportunidades y seguramente después de la crisis llegará la calma. Pero no es malo recordar que después de la caída de Roma pasaron mil años hasta la llegada del Renacimiento...
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