474. REFLEXIONES ANTE LA POSIBLE INDEPENDENCIA DE CATALUÑA IV: POR UNA SOLUCIÓN SENSATA
Es frecuente,
aún en los matrimonios aparentemente más civilizados, que cuando un cónyuge anuncia al otro su
intención de separarse, ese otro eche las patas en alto, recuerde todos los agravios del pasado, reclame el apoyo de la familia y de los amigos, comienza a poner
los medios para quedarse con todo el
patrimonio familiar y, por supuesto, además de pretender la mejor indemnización y si es posible una
espléndida pensión. Además, como el otro o la otra es un despreciable traidor, por si fuera poco lo anterior, olvidando los tiempos
que fueron felices, pronuncie todos los insultos e
incendia su alma para, por todos los medios, hacer que el futuro del otro o de la otra sea,
para siempre, el peor de los infiernos.
También, todos
sabemos, muchas veces, el mero anuncio
de la intención de separarse no tiene por qué
llegar a la ruptura del
matrimonio ya que, cuando queda algo de
amor, si los cónyuges reflexionan, reconocen cada uno sus errores y buscan una
solución, no pocas veces el matrimonio sale adelante e incluso la unión entre
los dos se hace más fuerte que antes de la crisis.
Pues bien, en
el caso de la posible independencia de Cataluña estamos ante una situación,
aunque muy distinta, bastante similar a
la del matrimonio en el que uno de los cónyuges, Cataluña, anuncia al otro, España, que quiere separase
El muy conservador
presidente de la
Generatlitat, con el apoyo de no pocos catalanes muy
progresistas, ha dicho que quiere la
independencia porque España explota y roba a
los catalanes sus dineros, vamos, que es un mal padre, un marido
despilfarrador o una mujer estúpida
que malgasta lo que los buenos catalanes
ganan con sus esfuerzos para dárselo a otros hijos o, eso es aún peor, a
varios amantes, que son vagos y merecen nada.
Las reacciones
de una parte importante de los españoles,
incluidos políticos, conservadores
y progresistas, ha sido muy parecida a la del cónyuge que echa
las patas por alto y que, de entrada,
además de leer muy despacio el Código
Civil y llamar a sus abogados, ha comenzado a decirle al otro que es un abusón, aprovechado, feo, malo
y traidor, y le ha avisado de que si
sale por la puerta le va a dejar en la ruina. Y, una parte importante de los
catalanes que siempre se han considerado “con sus cosas, buenos maridos” o dicho
de otro modo, “con sus cosas, españoles
normales” se han asombrado y dolido de los insultos y amenazas de “sus mujeres”
o de los “españoles” y, contra sus propios deseos, han empezado a pensar que no
van a tener más remedio que marcharse de su propia casa porque esta se va a
convertir cada día que pase, en un infierno peor.
Entre unos y
otros, cada uno con su parte de responsabilidad, que todos tenemos alguna, estamos
calentando el ambiente y así solo se puede conseguir que perdamos todos.
Por ello, como ya conocemos las cartas que cada uno
tenemos y esta partida, desde el comienzo hasta el final la estamos perdiendo todos, creo que lo más razonable es calmar los ánimos, dar un paseo, sacar lo que nos une, dejar guardado lo que nos separa y sentarnos
en la mesa para llegar a un acuerdo, llorar un poco, alegrarnos mucho y volver
a estar juntos que, a fin de cuentas, es provechoso y, aunque riñamos de cuando en
cuando, tiene su encanto
1 comentario:
Me parece de una sensatez extraordinaria su argumentación.
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