sábado, 21 de diciembre de 2013
martes, 17 de diciembre de 2013
518. ¿DESIDIA, IGNORANCIA, PREPOTENCIA DE LOS MUNÍCIPES DE MAJADAHONDA, NADA DE ESO O ALGO PEOR?
Sres. Responsables de Atención al Ciudadano
Ayuntamiento de Majadahonda
Señores:
El parque de la Laguna y el bulevar de la Avenida del Arzobispo,
terminadas las obras siguen, luego de
muchos días, cercados por las vallas, algunas de las cuales
se han deteriorado en estos días
tanto que, en cualquier momento, pueden ser causa de un accidente serio
que, si se produce, además de un buen disgusto para todos, puede suponer una desagradable reclamación al Sr. Alcalde por daños causados
a la integridad de los viandantes, o, Dios no lo quiera, que él, o algún otro munícipe, tenga que sentarse en el banquillo de los acusados para responder por
haber causado, con las vallas, lesiones
graves, a un niño, a un viejo o simplemente, a un viandante.
Hecha la anterior observación, nos preguntamos y preguntamos a quién tenga en el Ayuntamiento la
responsabilidad de contestar las preguntas
que formulan los ciudadanos a través de su Web: ¿Pueden decirme ustedes si la
razón por la que el Parque de la
Laguna y el bulevar de la Avenida del Arzobispo se mantienen cerrados por
desidia, ignorancia, prepotencia de los munícipes, nada de eso o por
algo peor?
Mi pregunta, aunque a ustedes, que son personas
capaces, bien formadas y adecuadamente retribuidas, les parezca extraña, no es
baladí: He escuchado en la calle tantas posibles razones por las que se explica la no retirada de las vallas y la
apertura del parque y el bulevar que, para mí,
es casi vital desentrañarlas.
Resumo algunas: El alcalde está tan ocupado que no
tiene tiempo para inaugurar la obra; el técnico
municipal que tiene que recibirla
está de vacaciones; los
concejales son políticos, cobran, no se preocupan y van
a lo suyo; lo que pasa es que los que han hecho la obra quieren cobrarla y no la entregan porque el Ayuntamiento se
niega a pagar; el Ayuntamiento se ha gastado la pasta y no
quiere recibir la obra porque quiere meterla en lo presupuestos del próximo
año; el césped, para que crezca bien, ha de estar rodeado de amplias vallas durante muchas semanas; los
concejales de Majadahonda no se ponen de acuerdo en el nuevo nombre que van a dar a la plaza y eso es imprescindible
para quitar las vallas; el Sr. Alcalde está pendiente de la agenda del Sr. Presidente de la Comunidad para fijar la fecha del acto; etc.
Es evidente que las muchas cosas que dice la gente, porque no pueden ser todas
ciertas, son falsas e infundadas.
Pienso, además, que
son fruto lamentable de la mala
imagen, absolutamente inmerecida, que
tienen los políticos españoles y la aún menos
merecida que tienen los
ediles de Majadahonda, de siempre modelos de honestidad y amigos del
buen hacer.
Así, debo añadir
que estoy convencido de que el retraso en la apertura del parque y del
bulevar no es de ninguna manera por
la desidia o ignorancia de los
funcionarios municipales. También estoy seguro de que no es por la prepotencia de los munícipes. Estoy seguro de
que no es por nada de eso y también estoy convencido de que tampoco es por algo
peor, que no imagino, del ser, sentir o actuar de nuestros munícipes.
Sin embargo, repito una vez más, como no se cuál es
la verdadera razón por la que nuestro Ayuntamiento no elimina las vallas del Parque de la Laguna y el bulevar de la Avenida, ruego a ustedes,
que si saben, pueden y quieren, me lo
digan algo al respecto y, si gustan, lo hagan
a la dirección de este correo electrónico.
Reciban ustedes un atento y muy respetuoso saludo
José Luis Mingo
Majadahonda
Nota:
Para su conocimiento les informo que en el día de
hoy publico este texto en mi blog, http://joseluismingo.blogspot.com,
bajo el título: ¿DESIDIA, IGNORANCIA, PREPOTENCIA DE LOS MUNÍCIPES DE
MAJADAHONDA, NADA DE ESO O ALGO PEOR?
domingo, 15 de diciembre de 2013
517. UN POEMITA ENCONTRADO POR AHÍ
RECORRIDO
He
sentido correr los días,
sujetos
mis pies al calor de la tierra
y
a su frío.
He rozado con la frente y con las manos
muchos
aires de fuerza nueva,
rota
y renacida.
He
gozado colores de vida,
llenando
mis oídos con susurros
apagados y revenidos.
He
tocado con mi piel gritos
acabados
que
avisan nada
y
he aceptado que son miedos.
Corta
y muy larga mi esperanza, se hace seca
como hoja caída y, en el suelo,
está
ella, hermosa, silente, despierta y dormida.
viernes, 13 de diciembre de 2013
516. DE LAS COSAS DE MAJADAHONDA: ¿DESIDIA, IGNORANCIA, PREPOTENCIA DE LOS MUNÍCIPES, NADA DE ESO O ALGO PEOR?
En Majadahonda, la ciudad en la que vivo, hay un parque, el de La Laguna ,
que continúa, bajando por el
bulevar de una Avenida, la del Arzobispo, que se
prolonga a través de varios estupendos parques, hasta el gran espacio de monte bajo que, hoy por
hoy sirve de solaz a los majariegos que
gustan de los placeres y rigores del campo.
Pues bien, los políticos municipales han tenido a
bien, en estos tiempos de crisis,
mejorar el parque y el
bulevar que, sin duda alguna, merecían la corta inversión de treinta y tantos millones de pesetas (lo siento, pero no recuerdo la cifra exacta).
Así, a lo largo de un par de meses, trabajando bien
y a la vista de los vecinos y viandantes, operarios diligentes han levantado suelos, movido tierra, enterrado conducciones,
construido alcorques, colocado bancos de
madera, aparatos para disfrute de viejos y niños, puesto farolas, renovado
adoquines y losetas, también han plantado césped y han colocado una valla de
alambre alrededor de los más de mil
metros que circundan el parque y el bulevar.
Visto desde fuera, al pasar alrededor del parque
por una acera estrecha, al lado de los hierros sueltos de la valla que pugnan
por dañar los ojos de los niños y las piernas de los adultos, la obra, desde
hace ocho días parece terminada y cuando, según dice algún vecino, quienes la
hicieron entregaron en su plazo, la obra al ayuntamiento.
Claro que las buenas obras, a veces, son una cruz
para quienes las impulsan, para quienes las hacen, para quienes las padecen, para quienes
de ellas se benefician y, especialmente, para quienes las pagan.
Así, como las vallas que cierran el parque y el
bulevar obligan a los viandantes a subir y bajar la Avenida y rodear el parque
por aceras incómodas, estrechas y
empinadas, los vecinos comienzan, algunos a murmurar y otros a protestar: Hace
dos o tres días apareció, colgada de la valla, una pancarta, muy bien hecha por
cierto, en la que se acusa los políticos municipales de malgastar el dinero y
se insinúa que son corruptos; evidentemente, la pancarta, ya desaparecida, ha
dado y sigue dando, origen a mil cábalas
sobre las razones por las que el bulevar y el parque se mantienen cerrados a
pesar de que parece que están ya
terminados.
Y claro, cada vez que veo la obra terminada, tan
bonita, con sus luces encendidas, y las
vallas bien puestas, mientras con mi perra,
bajamos y subimos sorteando obstáculos por la
acera, pienso y con un conato de mal humor me pregunto si nuestros
munícipes no quitan de una vez las
vallas ¿será por desidia, ignorancia,
prepotencia, nada de eso o algo peor?
jueves, 5 de diciembre de 2013
515. DE LO QUE HAY QUE CONOCER: EL TALLER DE PELETERÍA DOMINGO
En la calle Benito Prieto, en el
barrio de Opañel, en pleno Carabanchel, en su Taller de Peletería, trabaja
Domingo.
Maestro peletero, sonriente, calmado,
prudente y, sin duda alguna, sabio, Domingo conoce todo sobre las pieles y domina
todas sus hechuras, las de ahora y las de hace doscientos años.
Pieles de ayer y de hoy, lujosos visones, zorros,
armiños, martas y astracanes, abrigados
corderos y hasta modestos conejos, se han convertido en el pasado y se convierten
cada día, de las manos de Domingo, en
estilosos y elegantes abrigos,
chaquetones, estolas o capellinas que, no se cómo lo hace, coinciden siempre con la piel, la forma y la caída de la prenda que a cada mujer mejor le sienta.
Conversar con Domingo es tomar
conciencia de lo que es el saber profesional, disfrutar de sus palabras y
absorber cuanto dice sobre cada una de las mil
pieles, de los infinitos forros, de su guarda y cuidado y, lo mejor de
todo, sentir el amor de este hombre a una profesión que, según dicen, se acaba.
Y, algo más que, cuando visitas a Domingo, te alegra el alma: En un marco, al lado de la puerta abierta,
que separa la tienda del taller,
un metro por encima del pequeño
mostrador, luce un texto que al
leerlo refleja con absoluta precisión cómo es, cómo siente y cómo se comporta el extraordinario
profesional y la encantadora persona que es Domingo.
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