Donald Trump, el Presidente de los
Estados Unidos de Norteamérica, tan
lenguaraz, hace algunos días dijo algo así como que hay en el mundo “países de mierda”,
entre los que citó por su nombre a las dos muy cívicas, serias, pacíficas,
seguras, educadas, honestas y amantes de la paz naciones que son Haití y El Salvador, y ha añadido, sin mencionar su
nombre a algunas grandes y muy pacíficas naciones de África, acaso refiriéndose a Somalia, Etiopía, Sudan, o quién sabe si a otras, también
africanas, que emulan en la actualidad al Infierno Terrenal.
Como
es natural, los políticos de todo el mundo, incluidos los norteamericanos, los clérigos
de todas las religiones, también los norteamericanos y los medios de comunicación de todas partes se
han lanzado al ataque; Donald Trump es un hombre muy peligroso para Norteamérica
y para el mundo entero, es el no va más de lo ¡Racista! ¡Imperialista! ¡Capitalista! Ignorante!
¡Inculto! ¡Malo!...
La
verdad es, leyendo lo que he leído sobre el caso, está claro que Donald Trump debe de ser, en
todo, de lo peor.
Pero
también debo decir que en lo que he
leído no hay una sola palabra que explique por qué no son “países de mierda”
Haití o El Salvador, cuyas sociedades rezuman miseria, inseguridad, violencia, ignorancia,
latrocinio, muerte, corrupción y, lo que es mucho peor, fundada carencia de
esperanza en un futuro mejor…
Sí,
está muy mal que el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica “insulte”
a países independientes, miembros con voto de las Naciones Unidas, pero tengo
muchas dudas sobre si lo que, “impudente, quizá loco, como es él”, ha dicho Donald Trump no es una maldad sino tan solo el fruto
incontinente de la más que ingenua
asertividad.
Nota:
Por
si acaso, no es mal recordar que es posible
viajar a El Salvador, pasar tres días en
Haití o, al menos, se puede preguntar a quién lo sabe, qué pasa en Somalia o en
Sudan.
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