En la tristeza dura de la tarde
el silencio me llena, y abrasa
el espacio vacío que es mi casa;
es amargor del frío que más arde
y abruma con recuerdos la
tarde
ahora rota por la tristeza tensa,
larga, áspera del todo, sin pausa
que, sin estar ella, mi alma pierde.
El run run de su voz imaginado,
crece y arde, se hace hoguera
y es arrullo; es el cálido todo
que limpia y despeja la palabra,
despierta el amor adormecido
y llena mi vida, sin ella, rara.
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