Ayer, 15 de
diciembre de 2018, en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, mis nietos
Mateo y Luis recibieron el Sacramento del Bautismo y, porque están bautizados, ya son miembros de la
Iglesia.
Como bien
nos dijo el Padre Olegario al finalizar la ceremonia, en estos tiempos en que
la secularización se ha adueñado de casi todo en nuestra sociedad, para la Santa Madre Iglesia es una gran alegría
recibir a dos nuevos católicos; y, quiero gritarlo, también lo es para su abuelo
y para toda la familia.
Lo diré porque
es verdad: la Iglesia Católica es, sin lugar a dudas, el mayor espacio de Fe,
Caridad, Amor, Esperanza y de Paz de
cuantos existen en nuestro tiempo en este nuestro mundo; y además, la Iglesia también
es, quiero decirlo por cuanto es
extremadamente importante para el futuro de Luis y de Mateo, un lugar de
Libertad en el que conviven muchas formas, creo que casi todas, de entender el
mensaje de Jesucristo, desde las más conservadoras hasta las más liberales, desde
las más rígidas hasta las más flexibles, desde las más dogmaticas hasta las más
librepensadoras y, ciertamente todas están unidas en la convicción de que el amor
es el máximo bien que le ha sido dado al
ser humano.Y Mateo y Luis tienen la
inmnsa fortuna de ser miembros de pleno derecho de esta Iglesia…
No se cómo
será el mundo en que vivirán Mateo y
Luis, no se cuales serán sus sueños y sus desafíos, no se cuales serán sus
capacidades y sus limitaciones y tampoco se si tendrán, porque la vida jamás es
fácil, una vidas difíciles o muy
difíciles; pero sí se que si crecen en el seno de la Iglesia en la que ayer han
sido bautizados, si hacen suyas sus enseñanzas, serán benditos y tendrán los
máximos bienes a los que puede
aspirar un ser humano, el Amor y la Paz.
Que así sea.
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